
Aunque el libro es breve, es dificilísimo escoger algún fragmento de El arte de insultar, una selección de frases puntiagudas de Schopenhauer preparadas por Franco Volpi para Alianza Editorial: todas tienen su mala gracia. El pésimo carácter hizo una afortunada conjunción con la erudición y fácil pluma en el escritor nacido en 1788, lo que le acarreó problemas hasta con su madre, quien en una carta de despedida le puso a su hijo: “Ya estoy cansada de soportar tu comportamiento [...] Te has apartado completamente de mí; tu desconfianza; tus críticas hacia mi vida y hacia la manera en que elijo mis amistades; tu conducta excluyente; tu desprecio hacia mi género; tu manifiesta resistencia a contribuir en lo más mínimo a hacerme feliz; tu avaricia; tu mal humor, que desahogas en mi presencia sin la menor consideración hacia mi persona; todo esto y mucho más, hace que me resultes odioso”.
Durante su juventud fue expulsado del colegio de Gota por escribir una diatriba contra un profesor, y su carrera como catedrático también se interrumpió antes de tiempo debido a las constantes polémicas con costumbres, libros y personas; entre ellas, Fichte y, sobre todo, Hegel, la estrella filosófica del momento y blanco de algunos de sus más dentados calificativos: “dilapidador de papel, tiempo y cerebros”, “repugnante charlatán sin talento e incomparable garabateador de disparates”.
De ese pequeño e infaltable volumen editado en 2006 por Alianza extraigo esta clasificación, justa para empezar este nuevo año en el ojo en la paja. Y para no apuntar a un único lado, mañana un comentario sobre los críticos.
Los escritores
Los escritores pueden dividirse en estrellas fugaces, planetas y estrellas fijas. Las primeras proporcionan golpes de escena momentáneos; uno levanta la vista, exclama ¡mira allí!, y un instante después se han esfumado para siempre. Los segundos, es decir, los astros errantes que vagan por el cielo, tienen mucha más sensatez. A menudo brillan más intensamente que las estrellas fijas, aunque ello se debe a su cercanía, y suelen ser confundidos con éstas por los profanos. Sin embargo, incluso ellos ceden pronto su lugar, su luz es prestada, y su esfera de influencia está limitada a sus vecinos orbitales (a sus contemporáneos). Yerran y cambian; lo suyo es describir una órbita de varios años. Sólo las estrellas fijas son invariables, se mantienen inmóviles en el firmamento, poseen luz propia, y su influencia no se restringe a un lugar, dado que, por no poseer paralaje, su apariencia no es afectada por el hecho de que nosotros modifiquemos nuestra posición. No están circunscritas, como aquellos otros cuerpos celestes, a un solo sistema solar (nación), sino que pertenecen al universo entero. Pero precisamente por lo elevado de su posición, su luz requiere casi siempre muchos años para ser vista por los habitantes de la tierra.
Lo fusilamos de: Arthur Schopenhauer, El arte de insultar, Madrid, Alianza, 2006, 162 páginas.
Comentarios
Por alguna extraña coincidencia me hizo acordar de una frasecilla que algún día le leí al escritor gallego Alfredo Conde: “Ser escritor es robarle vida a la muerte”.
Es otra delicia que seguro le hará soltar más de una carcajada y anhelar la llegada de la oportunidad para sacarse de la manga un buen sablazo retórico.
Pablo: No conozco la edición de EDAF. ¿También la prepara Franco Volpi? ¿También es pequeñita, de apenas 162 páginas que lo dejan a uno con ganas de más? Este ejemplar me lo prestó una buena amiga, pero supongo que se consigue en la librería de Alianza en la carrera 6a con calle 67 aquí en Bogotá (o en cualquier otra libreria buena, como Arteletra o Biblos). Si te interesa, pega el grito vagabundo y te la consigo...
Camilo, me permito insistirte con los cuentos de Tournier -y a Pablo también- estoy seguro de que Los sudarios de Verónica, Tristan Vox, y El Urogallo te van a encantar. Saludos a todos.
Ve entre otras cosas… ya que estamos hablando de cuentos (bueno yo lo estoy haciendo) no es por ejercer presión, ni pecar de intenso… pero te recomiendo lo de mi cuento.
No sé que tanto gusten por acá las escritoras y además de la India. Pero leí en estas vacaciones una novela cortica llamada "Wife" de Bharati Mukherjee que me pareció muy buena. La narración es excelente y la evolución (o involución?) del persojane principal está muy bien delineada. Es satisfactorio ver a alguien que puede atenerse tan bien a la sicología del personaje sin traicionarse.
En fin, la recomiendo.
Comenzar por las edicioncillas de Volpi no es lo más acertado, pero estando las cosas como están, donde se comienza por el final, no está nada mal.
Esos libelos son divertidos, solo muestran una infinitésima parte del saber del Maestro.
Sigan por alli, busquen más, indaguen, si es que les apasiona la filosofía... ojo, si les apasiona, solamente, porque Schopenhauer no es para mentes simples.
Ah! y La Cuadruple Raiz, no es un libro más, es la piedra angular del edificio Schopenhaueriano. El Maestro tiene un pensamiento único, de principio a fin. No encontrarán obritas sueltas.
Valor y esfuerzo!!
Publicó varios fragmentos sacados indebidamente de la obra de Schopenhauer y les colocó un título que tal vez el filósofo alemán no hubiera aprobado.
"La cuádruple raíz del principio de razón suficiente" es fundamental para entender su obra principal "El mundo como Voluntad y Representación" y salir de la infancia.
Justamente, los títulos que han mencionado, desorientan, en lugar de enseñar el pensamiento del gran filósofo. Ver http://www.schopenhauer-web.org/bienvenidos.html