
“De todo como en botica”, “En la variedad está el placer”, “Pregunte por lo que no vea”: frases como éstas le calzan perfecto a este libro. Gordo, variado, con picos de excelencia y zonas flojas, esta colección de crónicas publicadas en la revista SoHo es ambiciosa, divertida, decepcionante en unas páginas y regocijante en otras. El director de la revista, Daniel Samper Ospina, advierte de esa variedad desde su bien pensado prólogo. Ahí el lector va a encontrar todas las vertientes de la crónica: perfiles, de suplantación, de inmersión... Va a encontrar grandes piezas periodísticas y texticos nada más para pasar el rato.
Es que la crónica da para todo: si no lo agarra a uno por la escritura magistral de un Alberto Salcedo Ramos (“El oro y la oscuridad”, “Retrato de un perdedor”), de un Martín Caparrós (“Cementerio de San Pedro, Medellín”), de una Leila Guerriero (“El clon de Freddy Mercury”), lo agarra por el tema: la escrita por Darío Fernando Patiño (“Un día como extra de TV”) es floja, como aguada, pero el tema apasiona y uno se la lee sin problema. Andrés Felipe Solano alcanza una de las mejores crónicas de inmersión del volumen (“Vivir con el mínimo”, estamos esperando el libro) y uno de los perfiles más flojitos (“El sastre de Jorge Barón”). Uno entiende por qué Daniel Riera cancela prácticamente todos los signos de puntuación en su crónica sobre Charly García (“De gira con Charly”, apenas tres puntos y aparte en un relato de 14 páginas: la adrenalina del personaje y la situación quedan bien expresadas con esa decisión del autor), pero no sabe bien por qué Héctor Rincón no pone ni un punto y aparte en su crónica “Funeral pobre”. Sin embargo, está bien hilada, y se encuentran en esa de Rincón dos figuras muy bellas: la del barrio tan empinado que se ruedan hasta los chicles y la de ese tinto que conforta en la madrugada del velorio en barrio pobre, ese café “delgadito pero caliente”.
En prácticamente todas, pues, encuentra uno al menos algo que llame la atención, que aliente a llegar hasta el final de cada pieza. La pose de realismo sucio americano de Efraím Medina es cargosa e impostada, sí, pero en su crónica “Boxeador por un día” encuentra uno reflexiones bonitas, como esta que condensa la historia del deporte: “Podríamos decir que los griegos inventaron los deportes, los ingleses les pusieron reglas, los negros aprendieron a ser los mejores en casi todas las disciplinas y los gringos montan el show y se quedan con el dinero” (p. 122). Por encuentros así es que uno debe leer estas crónicas, en algunas se llegará hasta el final con satisfacción, otras se pasarán por encima sin arrepentimiento ni propósito de enmienda. La de Margarita Posada (“Mi destino según cuatro adivinos”) es divertidísima por el tema, la investigación y el estilo, y uno de sus titulares incluye un verdadero tirazo: uno de los adivinos le dice a la periodista “Veo traguito en diciembre” (p. 433). La de Antonio Caballero, “Madrid, Cundinamarca”, empieza como un discurso veintejuliero mamón, pero después se convierte en la hilarante visión de un pueblucho de mierda consignada por escrito por un tipo agrio e inteligente, al mejor estilo del genial Larry David.
Dije al comienzo que el libro es gordo, así que seguir deteniéndome en piezas individuales haría este comentario demasiado extenso. Baste decir que truculencia y frivolidad, seriedad y humor, lo raro y lo cotidiano, ejercicios de estilo e investigación se juntan en este libro de fácil lectura. Uno puede leer en desorden, dejarlo un tiempo y cogerlo para leer un par de piezas. Puede dejar unas incompletas y beberse de un tirón otras. En cualquier caso creo que hay que tenerlo y esculcarlo.
Varios Autores, SoHo. Crónicas, Bogotá, Aguilar, 2008, 548 páginas.
Comentarios
Pienso que con esto Samper siente que no regenta una revista con viejas empelota, sino que hace arte y literatura. Para darse cuenta de esto basta leer sus 50 puntos sobre "las convicciones de soho". En la mitad se dedica a señalar como sus viejas empelota no son pornografia o mal gusto sino arte, y en otras partes nos describe la linea editorial y publicitaria de la revista que es mas o menos asi: Hay que hacer periodismo vivencial con firmas conocidas y tratar siempre de ser irreverente mezclando firmas famosas con temas "locos". Porque segun Daniel, la irreverencia es la clave del exito de soho.
Veamos, actos irreverentes: vestir a carlos gaviria de papa noel (cuando habria sido mas irreverente vestirlo de Manuel Marulanda, claro), una vieja empelota vestida de cristo (uy que irreverente) y unas fotos en bola de la gorda fabiola, que mas que irreverente es grotesco.
Venga, la verdad es que el contenido editorial en Soho es lo de menos y el exito de la misma no se deriva en lo absoluto de las cronicas que compila el libro. Samper podría perfectamente cambiar las cronicas locatas por las biografía de matemáticos con los que arrancaba cada capitulo del algebra de Baldor (o por un set de ejercicios algebraicos) y la revista continuaria tan campante.
Y bueno, chevere que a Samper le guste el contenido y le ponga cuidado, pero una cosa es eso y otra endiosar sus decisiones editoriales (cronicas vivenciales, temas "locos", humor de anuario escolar) porque la revista se vende. Bonito seria si pudieramos aislar el efecto de las viejas empelotas de la recepción del contenido editorial. O bonito discutir las decisiones editoriales del delfín terrible.
Por mi que se dejen de tanta especulación editorial
Mauricio: ¿quién publicó lo de Bolaño? Me encantaría conseguirlo.
Samuel: de acuerdo. A mí me gusta que hayan crónicas recias y otras flojas. Y que estén reunidas en un mismo libro. La variedad permite la visión panorámica, que lleva, gracias, a identificar dónde está el trigo y dónde la paja.
pienso que la estrategia más inteligente --el método sensato y justo-- para entender el éxito de soho necesariamente exige el análisis completo de su estilo editorial. esto, claro, incluye las crónicas ambiciosas y las pobres, los culos firmes y los flojos, el humor, los experimentos, etc.
prueba de esto, creo, es que muchas secciones sin mujeres han tenido muy buena lectoría y muchos comentarios. las tetas, por buenas que estén, difícilmente serán populares si vienen acompañadas de una sarta de teoremas.
Para no perder la platica y encartarme con más revistas que no voy a volver a mirar nunca aplico la de Samuel Andrés: primero miro en la página web si vale la pena comprar la revista. Por otra parte, el libro vale la pena, como intenté mostrar en el comentario de la entrada.
Ya enserio: Soho es una buena revista. Y eso es innegable. Hay un perfil editorial definido (como muy pocas revistas lo tienen en nuestro país) y hay ideas, ganas de no quedarse siempre en lo mismo. Por lo menos yo, y lo digo sin pena, soy un lector constante de la revista. Un saludo Camilo. Esta semana si te mando las revistas.
Lo que si no creo es que el exito de la revista en ventas se deba al contenido, y en especial, a las crónicas que incluye. En otras palabras, una edición de la Soho no vende más ejemplares si adentro viene una crónica de Caparrós o de María Jimena Duzán. Tampoco vendería menos si incluyeran una sección con ejercicios algebraicos o un texto en griego clásico.
En cambio, si vende mucho más si sale Amparo Grisales o Yidis Medina, y las ventas se irian por el piso si decidieran sacar una edición sin fotos o con ilustraciones en carboncillo de Natalia Paris.
Siendo crudos, la revista soho depende en un 80 a 90 por ciento de su contenido gráfico y el restante porcentaje se lo debe al contenido escrito. Sí, el contenido escrito atrae a uno que otro, sí, ayuda a mantener la revista vigente y, sobretodo, la salva de caer en el abismo de la pornografia o el mal gusto lo cual no solo garantiza pauta sino también lectores.
Por ahora no queda sino agradecer que Samper no sea Jacobsen. Por cierto, Jacobsen no se habia ido a dirigir Maxim? (mala revista esa Maxim)
Como bien dice, 80% de las compras estará motivado por las modelitos, y eso me parece beneficioso en dos sentidos: uno, las nenas generan pauta carnuda, entonces hay buena bolsa para los artículos escritos (y esto genera una especie de mercado de crónicas, donde hay para los consagrados y también para los que llegan); y dos: más gente lee. Algún que otro que la haya comprado por la teta le dará una leidita a un texto que le llame la atención. Conozco casos de no lectores que ya leen y que incluso me preguntan por libros específicamente de crónicas, y eso es gracias a SoHo. No uno ni dos ni tres, le cuento.
Hace poquito me encontré una entrevista al editor de Playboy y pues tiene unas cuantas cosas que vienen al caso y se parecen al tema de la Soho. Ahi va pal que quiera:
http://freakonomics.blogs.nytimes.com/2007/08/27/chris-napolitano-on-george-bush-the-state-of-porn-and-why-playboy-doesnt-suck/#more-1804
Me imagino que para la selección del libro que comenta Cami habrán pensado en público como éste.
Recuerdo haber leido varias de esas crónica, y de ellas, la del salario mínimo es buenísima, y claro, vale que la termine de escribir.
Ahora por otro lado, lo de las tetas y culos yo lo veo como una especie de grito frente a tanta mojigateria de los medios y algo de la doble moral que se maneja con ver a una persona desnuda (para los que nacimos en los ochenta, se acuerdan del escandalo de Amparo Grisales en la telenovela Los pecados de Inés de Hinojosa) y que de alguna manera ha ayudado a que los medios cedan un tanto a presentar el cuerpo como algo natural y no con el morbo y/o pecado que se ha mostrado a lo largo de los anhos.
es un articulo muy bacano.
La revista Don Juan solo tiene un problema, es que no muestran todos los articulos en internet. El problema de Soho es de peso, es complicado leersela uno parado en una libreria.
Salud.
"El periodismo es una vaina que uno lleva por dentro", explicó el escritor antes de su ponencia.
El autor de 'Cien años de soledad' y de 'El amor en los tiempos de cólera', en un espacio para conversar con los medios antes del encuentro, lamentó que el periodismo actual se hace de prisa, por lo que los periodistas no pueden pensar mejor lo que escriben.
Dijo que el periodismo lo lleva en el alma y que "es el oficio más bello", y que contra eso "no hay nada que hacer".
"No hay mejor oficio en el mundo que éste, pero ya a mi edad me aburre mucho", afirmó el Premio Nobel de Literatura.
Explicó que debido a esa necesidad diariamente lee varios periódicos, por lo que "cada mañana son un desastre".
García Márquez señaló que su impresión es que los medios no le dan tiempo suficiente a sus periodistas y que se da cuenta de que a los reporteros "no les dieron tiempo, que cerraron a las seis, cuando debieron cerrar a las nueve" de la noche.
Explicó que pasa mucho tiempo en el teléfono peleando con los jefes de la redacción de algunos medios porque no les dan lapsos suficientes para escribir a los reporteros.
"Cuando uno está apurado no tiene tiempo de pensar, y al otro día uno dice mejor hubiera dicho esto, pero uno a veces así aprende", indicó.
No obstante, admitió que ahora los periódicos deben competir con la radio y la televisión, pero que la escritura tiene una gran ventaja sobre los medios electrónicos.
"Escribir sale del alma, los otros medios son aparatos son máquinas", subrayó el literato colombiano.
García Márquez, representante del denominado 'realismo mágico', destacó que encuentra muy pocos reportajes o notas que pueden ser consideradas "joyas", pero que cuando las encuentra piensa: "¿Quién será este tipo?".
"Siempre ha sucedido así, pero antes había la ventaja de que el periódico era más difícil de hacer y las máquinas nunca funcionaban bien y daban tiempo para pensar un poquito", afirmó el autor de más de dos decenas de obras literarias.
"Esa era la vida de los periodistas de antes, entonces sufríamos tanto que nos teníamos que emborrachar todas las noches", añadió García Márquez.
Aseguró que ese "ciclo ya se cerró" y actualmente los periodistas ya no tienen tiempo para redactar, por lo que mejor se dedicó a escribir libros.
"Duré diez años escribiendo un libro", añadió, y acto seguido soltó una carcajada.
"Ahora estoy terminado un libro. Siempre empiezo a escribir un libro, lo voy escribiendo y cuando termino voy haciendo las correcciones", contó.
En respuesta a la pregunta de qué tema abordará en su última novela, dijo "La última jamás", pero "si lo supiera ya la tendría escrita", sentenció.
"El día que conozca cómo se van a llamar mis novelas dejaré de preocuparme", concluyó Gabriel García Márquez.
Hombre, Martín aclaremos las cosas:
1. La revista Soho me parece muy buena.
2. Lo que comenté por alla sobre la irrelevancia de los buenos textos en una revista llena de tetas era una hipérbole. Obvio que si cambiaran esos textos por ejercicios algebraicos la revista tendría menos compradores.
3. Lo que si es claro es que el gancho principal son las tetas y no los textos, creo que eso no lo pondría en duda ni el mismo Samper. La soho sin tetas alcanzaría una circulación (en colombia) parecida a la de Gatopardo o similares, y no al millon y tanto de lectores que tiene hoy.
4. Lo bonito de esta hipotesis es que se puede comprobar empiricamente, bastaria tomar las ediciones con excelentes crónicas (como las de vallejo por ejem) y correlacionarlas con los ejemplares vendidos. Yo auguro que la correlación seria -de existir- débil, es decir, la pluma contenida no impactaría de manera significativa en las ventas. Por el contrario, si correlaciona mujeres famosas en cueros en las ediciones, con las ventas, si que existiría una correlación fuerte entre tetas y ventas.
5. Otra cosa es el largo plazo. Es posible (y deseable) que en el largo plazo el hecho de haber incorporado sistematicamente buenas plumas y buenos artículos logre aumentar sensiblemente las ventas y permita consolidar la revista como una especie de playboy criolla (con menos tetas y, claro, menos buenos artículos)
6.Bottom line: la combinación de tetas y textos es imbatible y, como dirian los economistas, genera tremendas externalidades positivas como es el hecho de promover la lectura y difundir buena literatura.
7. Por último, eso de que el lector no es estúpido es uno de los grandes clichesasos y una de esas frases que nada dice. Claro, el lector no es estúpido pero el vendedor tampoco. El vendedor sabe que los lectores no estupidos son minoria y que por el contrario los lectores estupidos (o esos que compran la soho principalmente por las viejas)son más, tienen plata, y no van a gorriar la revista en internet porque las fotos impresas son ene mil veces mejores en la revista impresa. Luego, combinan un producto para los lectores brillantes y para los lectores estúpidos y taran, tremendo producto
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