Quien haya trabajado en una editorial se habrá encontrado con espontáneos que llevan hasta allí los frutos de sus desvelos, esto es, sus originales. Sin duda, se trata de una de las tareas a veces más ingratas y a veces más divertidas de este oficio. Ingratas porque prácticamente a todos, lo siento, se les dice que no se publicará –poquísimas veces son de valor las obras que llegan de esta manera–. Divertidas porque los hay excéntricos, pretenciosos, humildes, redentores de la humanidad, drogadictos, ascetas, chifladitos, genios, planos y gente que no sabe dónde está parada. Son los que Fabio Mauri bautizó los “manuscriteros”. Hace diez años llegó hasta mi despacho un señor que había insistido previamente por teléfono en que le diera cita, no le bastaba con dejar su manuscrito en la recepción y que le entregáramos un recibo. Después me di cuenta por qué: nunca la palabra manuscrito fue tan literal, en tanto su obra estaba consignada en cinco cuadernos escolares cuadriculados, y puedo decir que cada cuadrícula estaba ocupada por una letra –pequeña, en tinta azul–. No fue el único que se me ha acercado con un manuscrito en el sentido literal del término. De ellos sale uno rápido: basta con decirles que pasen a computador la obra y regresen cuando la tengan lista: nunca vuelven. Es inevitable: cada tanto aparecen en las editoriales personajes de todo tipo con sus poemas –la editorial es de narrativa–, con églogas –la editorial es de literatura contemporánea–, con novelas –es una editorial académica o técnica–, con...
Entregados personalmente, enviados por correo postal o electrónico, esos originales llegan las más de las veces con una carta de presentación. La norma de cortesía no escrita señala que esa carta debe ser breve: una presentación del autor y de la obra, más como formalismo que como interpretación o análisis o sustento de la obra que acompaña. Pero hay casos. El más delirante me lo envió una amiga, que no voy a decir quién es, hace un par de años. A la editorial donde trabajaba, que no voy a decir cuál es, llegó la carta que fusilo abajo, acompañando un manuscrito. Es extensa, pero por favor léanla completa. Por partes, imprímanla, en varios momentos del día o de la semana, pero léanla completa. Vale la pena. No he movido una coma de ella, pero sí he eliminado cualquier referencia al nombre del autor y al título de la novela, porque tampoco se trata de poner en ridículo a nadie.
[La caricatura la he tomado de: Mauro Entrialgo, "Algunos de mis cuadernos", en la revista El Europeo, n° 52, mayo-junio de 1995, p. 19.]
[Ciudad, fecha]
Señor Editor
E. S. M.
Agradeciendo de antemano la atención dispensada, quisiera contar con su venia para permitirme sustentar mi creación exponiendo de manera sencilla y concisa algunas de las razones que considero hacen de mi obra una novela digna de ser publicada. Si bien para todo artista resulta difícil asumir una actitud imparcial frente a su propia obra, creo poder afirmar que los siguientes conceptos se circunscriben mayormente dentro del marco de la objetividad.
POR SU ORIGINALIDAD: El estilo en que está escrito “El mundo de X” es algo nunca antes visto en la historia de la literatura castellana en lo que al género de la novela se refiere. Es apenas natural que una aseveración de tal magnitud suscite incredulidad pero de hecho existe un sencillo experimento que permite comprobarlo. Seleccionemos las obras más representativas de los escritores más reconocidos. Si escogiéramos al azar una frase cualquiera de una de estas obras y le preguntáramos a una persona si es capaz de reconocer a qué escritor pertenece difícilmente pasaría la prueba. Esto se debe principalmente a una característica en común de los grandes novelistas: que la mayoría de ellos –sino la totalidad– han escrito sus obras en lo que podría denominarse una prosa normal o convencional. Pero el hecho de que con sólo leer una frase de su obra se pueda identificar inmediatamente a su autor es algo que lo dice todo con respecto a la originalidad de su estilo.
POR LO INNOVADORA: “El mundo de X” es una obra vanguardista por excelencia. Una prosa de un estilo tan inédito la convierte en una novela novedosa en grado sumo. Es una obra revolucionaria en parte porque está diseñada para ser leída despacio y en voz alta, contradiciendo así la forma de leer que se enseña en la actualidad. Es una obra básicamente orientada a satisfacer a ese público deseoso de novedades. Es una obra destinada para aquellos que cansados de leer novelas diferentes pero escritas esencialmente en el mismo estilo prosaico, desearían conocer algo distinto a todo lo demás, algo que verdaderamente se salga del molde, algo realmente único. Es una obra que bien puede catalogarse como otro peldaño más en la escalera evolutiva de la literatura pues qué manera de recibir este nuevo milenio que con el surgimiento de una obra claramente diferenciable de lo escrito en los siglos anteriores. Es una obra tan distintiva que los historiadores del futuro podrán reconocer en ella el amanecer de una nueva era en la literatura. Es una obra tan vanguardista que no sería de extrañar que tarde un tiempo en reconocerse su valor como varias veces ha sucedido en la historia del arte. (Prórroga que en mi caso acarrearía fatales consecuencias).
POR SU CALIDAD: “El mundo de X” es una obra con méritos suficientes como para no decepcionar al gusto más exigente y al criterio más refinado en materia de literatura. Si enumeramos una lista con los requisitos básicos que una buena obra literaria ha de reunir considero con convicción que mi novela cumpliría varios de ellos. “El mundo de X” es lo que podría catalogarse como una obra integral pues tanto su estética como su contenido denotan virtuosismo. Cada frase es en sí misma una pequeña obra de arte. Si cada oración es analizada con el suficiente detenimiento podrá percatarse la calidad que contiene. Frases que son leídas en cuestión de segundos en su composición tardé horas enteras. Son frases que por su fonética más que para ser leídas están hechas para ser declamadas. La verdadera belleza de la obra está oculta para quien la lea de manera convencional ya que sólo si sus frases son pronunciadas con la mística con que la poesía es recitada es que saltará a la vista su estética sublime. Y es que si alguien desea comprobar qué tan fácil es escribir en ese estilo lo animaría a que lo intente, que se proponga componer una frase, un párrafo o una página, para que así se dé cuenta de la admirable magnitud del logro que significa escribir toda una novela en ese estilo. Es una manera bastante práctica de aprender a valorar el nivel de calidad que “El mundo de X” conlleva. No es por exagerar, pero una obra de tan alto mérito posee todo el potencial para convertirse en un clásico de la literatura universal. Bien podría resultar siendo el primer clásico del siglo xxi y su autor el primer genio de la literatura del nuevo milenio. Todo depende del apoyo que reciba para poder publicarla.
POR SU APROVECHAMIENTO DEL IDIOMA: Es una obra que se esmera por aprovechar el gran potencial del idioma español que no sólo posee una vasta cantidad de palabras sino que una sola de ellas puede contener múltiples y variados significados. Es una obra que explora una nueva faceta del idioma al combinar sus palabras de una manera nunca antes vista a ese nivel. Es una obra cumpliendo una función muy noble al intentar salvar del olvido a esas palabras exóticas en vía de extinción, al resucitar de su letargo a tanto vocablo enterrado en el diccionario. Si bien es cierto, un léxico profuso es tanto una ventaja como una desventaja. La necesidad de remitirse constantemente al diccionario para buscar el significado de las palabras desconocidas es algo que impide una lectura fluida de la obra. Pero el lector, al ir descubriendo lo fascinante que puede resultar el significado de ciertas palabras, pronto renacerá su interés y curiosidad por seguir leyendo. (Para nombrar un caso, la palabra “conticinio” por ejemplo). Con que a cada lector le cause impacto una palabra en especial y si esa persona tras memorizarla la utiliza en algún momento de su vida, podremos conservar la esperanza de que esa palabra sobrevivirá al olvido una generación más. Y si son varios los lectores serán varias las palabras revividas.
Por otra parte, el expresarse empleando un léxico rico y diverso siempre será una virtud más que un defecto. El problema reside en el lenguaje tan pobre y homogéneo que utilizamos cotidianamente para relacionarnos. Usamos siempre los mismos términos para referirnos a cosas y eventos de lo más diferentes, un reducidísimo puñado de adjetivos para calificar los hechos que comentamos, vulgarismos por lo general. Por lo tanto, si en el común de las circunstancias nos valemos de un vocabulario tan limitado y reiterativo para comunicarnos, no es de extrañar que buena parte de las palabras de nuestro idioma nos resulten desconocidas. Es lamentable reconocerlo pero vivimos en una época de decadencia lingüística. Pero afortunadamente ese “defecto” de mi obra podría minimizarse redactando un prólogo apropiado que sirva de introducción y preparación al lector sobre la naturaleza de la obra que está por abordar, en el que se lean frases como: “es una obra que no está diseñada para aquellos que se dan por vencidos al segundo, quinto o décimo obstáculo. Es una obra destinada para los que ven en cada problema una oportunidad y en cada palabra desconocida la posibilidad de aprender algo nuevo”.
Paralelamente existe un aspecto que resulta imprescindible aclarar: “El mundo de X” no es un mero producto comercial, es una verdadera obra de arte. Es una obra concebida bajo el propósito primordial de erigirla como una prueba de mi talento, una demostración de mi capacidad literaria, una evidencia contundente de mi potencial artístico que me permita obtener el respaldo que requiero para surgir como escritor. Posteriormente, de ser necesario, podría dedicarme a escribir libros a imagen y semejanza de las demandas del mercado. Posibilidad a mi alcance gracias a lo polifacético de mi talento ya que cuento con la capacidad de imitar los estilos de los grandes escritores con una fidelidad propia de un falsificador de arte. (Habilidad que descubrí cual pasatiempo en mis ratos de ocio). Pero por lo pronto “El mundo de X” es una obra destinada a granjearse la admiración de la crítica y no la aceptación del vulgo. Es consabido que quizás la mejor publicidad de la que puede gozar un nuevo libro es la opinión favorable de los críticos. Por otra parte, en este país los que compran libros es principalmente la gente culta pues lastimosamente el común de la gente no manifiesta afición por la literatura. Lo cual ha sido una tendencia consuetudinaria ya que el arte más selecto nunca ha estado al alcance de las masas. Las obras más inmortales parecen no estar destinadas para el común de los mortales. La prueba de ello está en que el libro más vendido del mundo es a su vez el menos leído (la Biblia). Muchos son los hogares en los que existe una copia del Quijote pero cuan pocas son las personas que lo han leído. En este país la mayoría ha oído hablar de Gabriel García Márquez y su libro Cien años de soledad pero en últimas es una minoría los colombianos que se lo han leído. El selecto grupo de los libros clásicos es así mismo para un grupo selecto de lectores. Esa es la triste realidad. Mas no por ello dejan de ser best sellers.
PARA SU EDITOR: Es una oportunidad única para cualquier editor, de esas que se presentan una sola vez en la vida. Un genio de la literatura no surge todos los días. Un talento semejante es una verdadera mina de oro. Para una empresa editorial siempre será un acierto contar entre su nómina de escritores a un artista con tal potencial. Hoy hay un refrán que reza: “los hechos hablan por sí solos”, de modo que independientemente a lo que yo afirme, en definitiva será mi obra y su forma de ser que inspire el concepto que de ella se llevarán los expertos en la materia. Que posee errores mi obra? Obvio. Pues cómo no haberme equivocado !si es mi primera novela! Es cierto que tener la capacidad de descubrir nuevos talentos es también todo un talento en sí mismo, pero es lo que he escrito en cuanto a calidad y cantidad una demostración suficiente del talento que poseo? Si. Porque a buen entendedor pocas palabras. En ese sentido, es probable que realizando una lectura de la obra, impactado por una frase en especial, te detengas a pensar: “Eso es todo. No necesito más pruebas. Es publicable. Hagámoslo”. Pero no obstante, si guiado por tu intuición y basado en tu experiencia te animas a apadrinar el nacimiento de mi novela, resulta aconsejable que lo decidas cuanto antes pues en el estado de emergencia en el que me hallo estoy dispuesto a aceptar la propuesta del primer postor.
PARA SALVAR A SU AUTOR: Seré explícito: de no brindárseme el apoyo que requiero, podría perderse para siempre uno de los más grandes escritores que han existido en la historia de este país y porqué no, en la historia de la humanidad. La razón? Porque en este momento mi futuro se cierne entre la espada y la pared, contando con tan solo una pluma en mi mano para defenderme del conjunto de vicisitudes que sin tregua me acorralan. En el presente mi vida se balancea entre el cielo y el infierno, entre el paraíso y el purgatorio, es decir, entre el triunfo y el fracaso, entre el éxito y la perdición. La situación actual en la que me encuentro es un estado crónico para cuidados intensivos ya que sin lugar a dudas esta época es para mí la más dramática que haya experimentado en toda mi vida. Nunca antes había sufrido el azote de una plaga de circunstancias tan marchitantes y para colmo de males preciso se me da ad portas de florecer al mundo. De un tiempo para acá mi vida ha venido transformándose en la peor pesadilla ¡justo ahora! cuando estoy a punto de hacer realidad mi mejor sueño. Desconcertado por la ironía me suelo preguntar: ¿pero cómo puedo estar naufragando preciso cuando ya mi puerto se divisa en la distancia? Y es que la lucha en la que he venido persiguiendo el éxito ha sido una verdadera carrera contra el tiempo. Mi oportunidad de triunfar es ahora o nunca, pues de no salir de la difícil situación en la que me hallo, de no surgir cuanto antes como escritor, las graves adversidades que me aquejan podrían echar a perder mi destino en este mundo. Siento un temor infinito no sólo de pensar que mi primera oportunidad de triunfar en la vida bien podría resultar siendo la última, pues de posponerse más de la cuenta la publicación de mi novela, no sé cuánto tiempo más podría seguir sorteando la muy peligrosa coyuntura que actualmente estoy padeciendo en mi vida. Ciertamente lo único que me podría salvar es que mi obra caiga en manos de la persona indicada, favor que con lágrimas en los ojos le he pedido a Dios en reiteradas ocasiones. Resulta sumamente inquietante evidenciar ese sino trágico que ha acechado la vida de algunos de los más grandes artistas, como si fuera caro el precio que han de pagar por haber sido obsequiados con un talento tan valioso. Guardando las debidas proporciones, tal parece ser mi caso. Económicamente pesa una orden de embargo sobre los bienes de mi hogar, como consecuencia de una deuda contraída por mi señora madre quien según los resultados de unos exámenes médicos recientes probablemente sea un cáncer lo que tiene su salud tan debilitada. Circunstancias éstas que han llevado a mi padre a sufrir una crisis nerviosa que en dos ocasiones lo han puesto al borde mismo de perder la cordura, de no ser por la costosa droga psiquiátrica que lo mantiene controlado. Mi madre muerta y mi padre loco… vaya panorama más flébil. Preocupaciones que me atormentan día y noche. Afortunadamente lo peor aún no acaece, pero desafortunadamente aún dependo económicamente de ellos y si se tiene en cuenta de que renuncié a mis estudios universitarios por y para dedicarme de lleno a escribir esta novela, queda claro que, estancado en tal coyuntura, de no ser publicada mi obra mi futuro en esta vida luce de lo más sombrío e incierto. Sin el sustento de mi familia, sin una profesión, sin un empleo, yo no sé qué irá a ser de mí. De llegar a suceder el trágico desenlace de lo que parece inminente sinceramente no sé cómo podría levantarme de la desgracia en la que caería inmerso.
Sencillamente, carezco del tiempo y los recursos para escribir otra obra e intentarlo de nuevo.
Si bien las anteriores son realidades que me sitúan en el mismísimo limbo entre el éxito y la perdición, está claro que jamás osaría poner en tela de juicio mi credibilidad o menoscabar mi reputación exagerando hechos para solicitar un apoyo que bien podría obtener gracias a la calidad de mi obra y no confesando intimidades de mi situación personal que fácilmente pueden ser corroboradas de resultar así pertinente.
Este promisorio artista que se vale de sus manos para escribir hoy más que nunca necesita del auxilio de una mano amiga que lo libre del embate de la dura realidad que padecemos la mayoría de los colombianos. En verdad necesito urgentemente un apoyo y considero que mi talento para la literatura me permite implorarlo con la suficiente dignidad. En mi albergo la certeza que el potencial que entraño es lo que hace viable la posibilidad de llegar a ser un gran escritor, conciente en consecuencia que no defraudaré las expectativas de aquellos que creyeron en mi brindándome una oportunidad en esta vida cuando yo más la necesitaba.
Esperando con desbordada ansiedad una respuesta de su parte con gratitud infinita de usted se despide
NOMBRE DEL AUTOR
(“X...”)
Comentarios
¿En serio te leíste toda la carta? Fui de a párrafos. No pude.
Me causó alguna gracia lo de su madre y padre y tiendo a creer que es una tomadura de pelo, pero hoy hay un Darth Maul debajo de cada Jedi.
Me enterneció el caballero del cuaderno cuadriculado. Era un artista de verdad. El tipo esculpió cada letra. Ahí hay una enorme inversión de tiempo. Si al menos él no es un cuento o una novela, debe ser una fotografía. Blanco y negro y vestido con traje de 1920, saturando las facciones. Yo compro.
PD: Ni te cuento los que llegan a la redacción creyendo que pueden ser periodistas porque vieron algo. Hasta lo relatan con lenguaje de parte policial. Y luego, los usuarios del "tenés que contar esta historia, vení, vení, González, contale a este cómo es...". Y entonces viene González y mi madre.
Oi, y que les dicen a los manes que les llevan los manuscritos, ¿siempre es una respuesta impersonal?. ¿ni siquiera los invitan a un fresquito?, uno llevando una novela debe ir con muchisima sed, claro que hay que poner condiciones, algo asi como por cada 200 paginas una invitada a fresco, me parece justo.
Camilo, ¿hay por ahi algun caso de novela exitosa llevada como manuscrito por una personaje como el man de el mundo de X?.
Linux, el sistema operativo que ahora tiene mucho exito tiene una historia que a mi me parece bacana, cuando empezo Linux el señor que escribio el libro mas conocido sobre el tema a nivel mundial dijo las siguientes palabras "linux es obsoleto". El pelao que diseño y empezo y dirige linux le respondio al señor con una braviada ni la del hijueputa, cuando eso era un muchacho jovensito y le respondio con bastante prepotencia al señor que era una eminencia, creo que esta claro quien tenia la razon.
Acá un link para seguir con el debate.
El club de los rechazados de Enrique Vila-Matas. Texto que agrupo a los decocados de Las Filigranas de perder.
Al menos en las empresas en las que he trabajado se lee una buena parte del manuscrito (o del original, mejor dicho: pocas obras llegan ahora manuscritas) y se devuelve con una carta. Cuando hay algo de potencial se le hacen recomendaciones. Cuando no sirve para nada (la mayoría de las veces) es una carta como dice Juandavid, cortés pero impersonal, sin mencionar ninguna razón para el rechazo. Claro, cada editorial tendrá sus métodos.
Perdonará la ingenuidad, pero yo pensaba que toda la cosecha de escritores nuevos habian llegado así. ¿Acaso Margarita Posada o el de la portada inmunda o el nieto del poeta no llegaron a la editorial dejando un manuscrito con la recepcionista?
Como funciona la cosa pues.
Vea los tres casos que menciona: M. Posada era periodista creo que de Fucsia y luego columnista de SoHo. El de la portada inmunda era también periodista y luego editor de una revista de la casa editorial El Tiempo, y algo parecido sucede con el nieto del poeta, que publicaba poesía y prosa en algunos medios. Podría decir, entonces, que sus originales no fueron dejados en la recepción: se entregaron directamente a los encargados de las editoriales, o éstos les preguntaron si tenían algo guardado.
De lo que llega por espontáneos, puedo decir, siendo magnánimo, que vale la pena apenas el 0,0001%. Se lo aseguro.
Yo he tenido que escuchar historias de todo tipo. Alguna vez llegó el "verdadero autor" de los textos de García Márquez alegando a voz en cuello por el pago de las regalías de Cien años de soledad. Le pedimos el registro de derechos de autor, nos dijo que iba a hacer la vuelta, que volvía en un ratito...
También he recibido llamadas telefónicas eternas, explicándome por qué debemos tener en cuenta la publicación de una obra:
"Es sobre mi primer amor, la escribí hace muchos años, pero mis hijos la encontraron en un cajón y prácticamente me obligaron a presentarla a la editorial. La protagonista no es mi mujer, es una novia anterior, pero que quede claro que yo a mi mujer la amo mucho..."
"El Señor Dios Jesucristo me ha dictado cada una de estas palabras para darlas a conocer a la humanidad a través mío."
"Esto es mejor que el Código Da Vinci, mejor que Harry Potter, ustedes verán si se pierden la oportunidad de hacerse ricos conmigo..."
"Yo vivo en un pueblito del Quindío, no tengo teléfono ni celular al que me pueda contactar, pero llamaba para saber si recibió mis textos. Si se da cuenta sería un libro muy útil para la gente que quiere alimentarse bien, además trae ilustraciones que yo mismo hice (habla de unos dibujos hechos con colores de pollos asados, cortes de carne de res y de marrano, etc.)."
No me queda mucho tiempo en el trabajo, pero procuro por lo menos escuchar un pedazo de estas historias, o entregar personalmente la espantosa carta de respuesta negativa. Al final, creo que lo único que espera la mayoría de la gente es un mínimo de atención.
Estoy de acuerdo con Andrés, esta carta es digna de Ignatius Reilly.
Y no creo que los escritores se tengan poca fe. Supongo que todos tienen la capacidad de abogar por sus trabajos de alguna manera, y uno que otro osado se arriesga a hacerlo con una carta como esta, pero estoy segura de que cada uno tiene sus propios métodos, sobre todo a la hora de recibir un no por respuesta.
C.
Que risa, tan charra esa carta. Si esto sucediera en USA ese man sería rico y viviría en un apartamento en Soho.
En fin, vuelvo a preguntar,de todos los manuscritos o escritos o lo que sea, que reciban en un mes, ¿cuantos efectivamente leen?, dices "una buena parte -de esos escritos - se lee", entonces de esas que leen lo hacen en que porcentaje?. Gracias si me puedes rsponder. Saludos.
Un editor de trayectoria y carrera brillante como Mario Muchnik expone acá su método de trabajo. Injusto e irregular, pero bueno, es su estilo. Y es que la cantidad de manuscritos que llegan puede ser abrumadora. Déle una mirada a este enlace:
http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/tecni/editar.htm
Mejor le va al manuscritero con el señor Muchnik. A este editor, un 13% de los manuscritos que le llegaban le parecian dignos de ser leidos en su totalidad. Supongamos que de esos 20 que le parecian leibles al año, escogía sólo uno para ser publicado. La probabilidad de que un manuscritero desconocido fuera publicado por la editorial del señor era de cinco en mil (0.52%).
Chamboniando y suponiendo que a Camilo no se le fue la mano con los ceros que le puso al porcentaje -y que al señor Muchnik le funciona a perfección la memoria-, hay una disparidad casi que grosera entre la calidad de los manuscritos que se presentan en España y los que se presentan en Colombia. O si se quiere, los editores colombianos son ene veces más selectivos que sus pares españoles (o argentinos, o mexicanos). Esperaría uno entonces que en este país se estuvieran descubriendo y publicando cosas "nunca antes vistas en la historia de la literatura castellana en lo que al género de la novela se refiere".
¿Las nuevas novelas colombianas son el non plus ultra de la literatura en español? ¿Por qué los nuevos novelistas colombiches optan por publicar en Colombia cuando, estadísticamente al menos, sería más probable (y rentable) que los publicaran en España? ¿Existe Dios?
La carta, me recordó algunos escritores guatemaltecos, con la diferencia que ellos escriben este tipo de cosas después de haber sido publicados.
Pienso que las editoriales se convierten en círculos elitistas, es una cosa extraña, porque publican libros que dan pena, entonces uno se pregunta si hay un proceso de selección a conciencia.
Buen post Maestro.
Salú pue.
La carta del manuscritero desconocido está buenísima.
Lástima no haber conservado la evaluación que hice de la novela, para contar aquí detalles que he olvidado sobre esa obra. Recuerdo, sí, que era un tautograma inmenso como de 200 páginas y que el personaje era el mismo autor y sus estados de ánimo. Cami, yo creo que pasé a la segunda página y tristemente comprobé que el resto del libro continuaba igual, tres páginas con la m, otras dos con la c, otras más con la p... Párrafos enteros sin sentido, todos los errores gramaticales y de sintaxis que le puedan caber a semejante juego de palabras. Por supuesto, el esfuerzo del tipo es tenaz, pero de ahí a que el resultado haya sido una obra de arte, falta rato.
Sobre el trabajo de editor, esa parte de ser juez es bien aburridora, pero lo peor es tener que buscar las palabras y el tono indicados para que el manuscriterio rechazado no se sienta humillado, pero que a la vez no le queden dudas de que lo suyo no es la literatura. A propósito, otro tipo interesante de cartas que se reciben en la editorial es la respuesta a la evaluación del autor rechazado. Pero ese es otro tema.
Mónica, ¿no tendrás en tus archivos algunas de esas respuestas de los autores a las evaluaciones? O C. también podría ayudar en esa búsqueda. El tema da para mucho y es divertidísimo.
A propósito de correspondencias: en una de esas viejas antologías de relatos de suspenso elaborada por Hitchock y publicada por Oveja Negra hay un cuento muy bueno que se llama algo así como "Correspondencia angustiosa", sobre un tipo que escribe a todas partes, y siempre recibe respuestas impersonales e incoherentes´. Termina amenazando de muerte al presidente. ¿De pronto, querido Camilo, lo tenés por ahí? Me gustaría recuperarlo.
Cami, no guardé copia de ningún documento de la editorial en mis archivos personales, pero recuerdo casos como el de un estudiante que presentó para publicación una recopilación de todos los tutoriales de los programas de MS Office, pero en sus propias palabras (!), claro, se lo devolví con la evaluación y él respondió muy orgulloso que nosotros nos lo perdíamos, pues él ya tenía una oferta de McGraw Hill (!!).
También recuerdo al autor de una novela con el que cruzamos varias cartas, porque era respetuoso y más o menos sensato en sus observaciones, pero le costó muchísimo entender porqué no habíamos aprobado su obra, que tuvo tres lectores; todos coincidíamos en que el tipo tiene algún talento, pero la novela no era buena para publicación. La última carta decía que le parecía insuficiente tres evaluadores, y ahí dejé de responderle.
Aquí he visto mucha gente profesional en el tema, como editores, lectores y escritores. Quisiera que me pudieran dar una mano, cualquier comentario de ustedes me ayudará con seguridad a seguir conociendo más este mundo de la Literatura.
Además de eso, voy a la Feria de Guadalajara a final de este mes, me enviaron una cantidad de contactos de personas que trabajan en el medio y me dijeron que pódía hacer citas con ellos, en fin. Mi pregunta es, en Bogotá, me sentí perdido porque no sabía a donde ir, dentro de la Feria....y en esta de Guadalajara no me quiero sentir igual porque además es más grande. Algún concejo sobre que puedo hacer para ayudarme en mis aspiraciones literias? ( claro, aparte de mirar las últimas novedades). Gracias de nuevo. Espero no parecerse al señor de la carta macabra que les llegó con la novela esta. Saludos.
Todavía resuena en las calles bogotanas el sonido de las monedas y el voceo de los ayudantes de bus, justo a la hora en que el señor chofér se larga a volear codo por la guerra del centavo.
con su permiso, copio un fragmento:
"Estimados editores:
¡La desgracia de Vietnam tiene que encontrar un fin! En aquella tierra manchada, no sólo hemos perdido nuestro honor nacional, sino nuestro propio futuro. Las tropas deben ser repatriadas, y debemos recordar que hay más honor en el disentimiento que en un acuerdo silencioso incondicional.
Sinceramente,
Martin Miller
Muy señor nuestro:
Le agradecemos su reciente carta a los editores. Debido al gran volumen de valiosos manuscritos que recibimos, nos resulta imposible imprimir todas las buenas cartas que se nos envían, por lo que sentimos informarle que, aun cuando no publicaremos la suya, ello no presupone ningún prejuicio sobre el valor de su opinión.
Le saludan atentamente,
Los editores."
A.H.
CARLOS y PABLO, no conocía el cuento, pero también qué bueno que ALEJANDRO recuperó al menos una partecita.
La historia de CARLOS está como complicada. Tanto agente, ferias, editores y recomendaciones... o así funcionará allá, supongo. Si quiere escríbame a mi correo, CARLOS, que está en el perfil, y desenrredamos la madeja.
Respecto a la correspondencia, creo que a los autores, cualquiera haya sido el resultado de los esfuerzos, hay que responderles con franqueza y con delicadeza. Muchos colegas se complacen en aplastar con un comentario dizque inteligente o sarcástico el impulso de alguien que pasó unos cuantos meses y hasta años componiendo un texto, y se decidió a mostrarlo. Hay que recordar siempre que cuesta el mismo esfuerzo escribir una novela buena y una mala. Descalifico (palabra dura pero no se me ocurre otra más precisa) cartas al autor con frases como "¿Por qué escribes 'la aldea era un rebaño de casas que tocaba el cielo'? ¿Por qué escribes que la chica 'tenía un perfume selvático'? ¿Todavía crees en estas cosas? ¡Por Dios, si me dan ganas de romperte la cara!". Es real y la escribió Italo Calvino mientras era editor de Einaudi. También descerrajó balas como éstas: "Le devuelvo su manuscrito y lo espero dentro de algunos años... años de lectura, de reflexión, de buen trabajo" (bueno, no está tan dura) o como "No entiendo nada de este condenado libro. Tal vez sea una obra maestra, de esas que quien desde el principio no haya entendido nada pasará por estúpido... Pero hágame ver otra cosa que haya escrito". La ya clásica frase de Groucho es divertidísima, pero igual de implacable, o más: "Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún ida espero leerlo".
Los editores hacen un trabajo, los autores hacen un trabajo, lo comparten. Si esto pasa del plano laboral y funciona, maravilloso. Pero, en mi corta experiencia en una editorial, una cosa que me ha sacado de quicio es que los autores aspirantes se pongan furiosos porque uno no quiere acompañar su proceso creativo y entender el contexto social, histórico y personal de su obra antes de conocer la obra misma. No creo que un zapatero escriba una carta explicativa cada vez que va a vender un nuevo par de zapatos. Se trata de un oficio como cualquier otro. Lo bueno de que no se tome así, son cartas y cuentos como el que publica Camilo, porque lo divierten mucho a uno.
Que el mundo editorial sea un negocio, y se porte como tal, no me sorprende. Lo que me sorprende es que sean publicadas, y engalanadas con un famoso premio, textos como Justos por pecadores. Y tal vez con mayor escándalo, dado la magnitud del premio, Pequeñas infamias, de 1998.
Porque aunque definitivamente sería más rentable para el escritor las probabilidades no son tan altas como usted imagina. En realidad son mucho peores que en Colombia pues además de los filtros usuales tienen que pasar filtros específicos debidos a su proveniencia. Los editores españoles dicen que -salvo por casos muy contados- tienen grandes problemas promocionando literatura latinoamericana. A los lectores españoles les pasa con los libros latinoamericanos lo que a nosotros con las traduciones de libros hechas en España: El dialecto pica. Esa barrera es complicada en términos de marketing, así que los editores españoles no miran una novela de un tipo de Lima que la de un tío en Sevilla.
Aquí Herralde habla un poco de eso.
El otro dia leia a Fuget diciendo que la literatura latinoamericana se habia convertido en pequeños ghettos cerrados. Algo como los blogs supongo, puro consumo local. El colombiano lee colombiano, el peruano, peruano, y en Barcelona se juntan todos.
Lo del premio Herralde es la manera como Anagrama se las arregla para lidiar con el problema del marketing que representa publicar gente con acentos raros y procedencias distantes. Un libro premiado siempre vende más que un libro a secas. Todo eso está muy controlado. Ningún editor ya consolidado se arriesga demasiado.
Lo de Fuguet fue dicho hace nada menos que 12 años. Hágame favor. Y nada ha cambiado desde entonces. Recordémoslo:
"El primer desafío de muchos fue conseguir una editorial que confiara en nosotros, nos convidara infraestructura y redes de comunicación y, por sobre todo, nos asegurara una distribución por toda Hispanoamérica para así tratar de borrar las fronteras, que hicieron de esta antología no sólo una recopilación sino un viaje de descubrimiento y conquista. No fue fácil puesto que tuvimos que atravesar una maraña de burocracia y mala fe, además de erradas ideologías de distribución, increíbles aranceles y simple desidia. En todas las capitales latinoamericanas uno puede encontrar los best-sellers del momento o autores traducidos en España, pero ni hablar de autores iberoamericanos. Simplemente no llegan. No hay interés. Recién ahora algunas editoriales se están dando cuenta que eso de escribir en un mismo idioma aumenta el mercado y no lo reduce. Si uno es un escritor latinoamericano y desea estar tanto en las librerías de Quito, La Paz y San Juan hay que publicar (y ojalá vivir) en Madrid. Cruzar la frontera implica atravesar el Atlántico".
Alberto Fuguet y Sergio Gómez (eds.), "Prólogo", en McOndo, Barcelona, Mondadori, 1996, p. 11.
escritor. Curiosa especie de exhibicionista que, al abrirse la gabardina, deja ver su alma; se molesta si le dicen que la tiene chiquita.
crítico. Mirón de oficio.
lector. Mirón por vicio.
Escritor: ... 4) criatura demente, flaca y triste que tiene empeñados hasta los calzoncillos y que piensa en serio que la publicación va a resolver todos sus problemas; 5) Peter Pan parado un escalón más arriba en la escala de la evolución.
Reseñista: 1) Persona que realmente cree que es amable, inteligente e ilustrado y que está sosteniendo la industria editorial escribiendo razonadas opiniones sobre libros; 2) alguien que sostiene que todo lo que se escribe excepto lo suyo merece la crítica más dura posible, a menos que sea lo de un autor que él quiera adular; 3) la más evolucionada forma de musgo; 4) cualquiera que no pueda entender por qué se siguen vendiendo los libros de un autor, pues todos, todos, son una mierda, y aún así algunos se toman el tiempo para escribir un comentario de cinco párrafos y calificarlos con una estrella; 5) rencoroso para el cual su hijo de siete años puede escribir mejor que el autor o sugiere usar los libros como sustitutos de las toallas higiénicas; 6) un güevón con tarjeta de crédito que se cree salido del culo de Júpiter.
Porque cuando les sale, les sale, por un lado, y porque el ideal romántico del escritor latinoamericano en Europa sigue vigente en los corazones de la gente: A quien escribe desde Barcelona o París le paran más bolas que a quien escribe desde, digamos, Tegucigalpa o Medellín. Lo toman más en serio.
Y también está lo que dice Fuguet: Aunque la probabilidad sea muy poca, cuando consiguen entrar, entran por la puerta grande, y tienen el mercado latinoamericano entero a sus pies. Eso no es posible publicando ni en Bogotá, ni en Buenos Aires, ni en San José... Que pasa, pasa, pero fácil no es. Publicar en casa siempre será mucho más fácil.
Por favor Camilo... me he reído con varias frases :)
Gracias amigo