Fusilado: Fabrizio Mejía Madrid


Tocó esperar hasta la semana antepasada, cuando vinieron los autores de Bogotá 39, para saber que Fabricio Mejía Madrid no era un viejito gracioso. Lo pensaba por su nombre y porque lo leía hace años en La Jornada, que me parece un periódico de viejitos (un pelín mamertos, aunque publican cosas buenas a veces). No, resulta que tiene menos de 39, que sigue escribiendo. Y sigue siendo gracioso: la revista Pie de Página les pidió a los autores seleccionados que escribieran un articulito donde contaran cómo han escrito alguna de sus obras. Mejía se salió del libreto y mandó “Teoría y práctica de la presentación de libros”, quizá el mejor de todos. O el más franco. O el que se salió del libreto… en fin. Me cae bien Fabrizio Mejía Madrid. Lo que fusilo apareció en la revista Letras Libres de noviembre de 2003, dedicada al humor. La primera vez que lo leí me embrujó, y siempre que lo leo me gusta igual o más que esa primera vez. Creo que más.

Chilangología
De morirme, en ningún otro lado tanta gente me desconocería como en la ciudad en la que nací. Eso es lo que acaso me gusta de ella: es la última instancia, el último lugar sobre la tierra donde se viene a morir con millones de extraños que se mirarán con prisa pero con mucha curiosidad en su mutua agonía semanal: del Domingo de Dolores al Viernes de Resurrección. La gente que se ha salvado hasta ahora de la muerte me recuerda a la ciudad después de que ha llovido. Un rezo se escucha mientras se seca. Es un rezo por los supervivientes.

Esa ciudad es una donde nada se destruye ni se crea, todo se reglamenta

una ciudad que es necesario sobrevolar para saber cómo circularla

una ciudad donde todo se hunde, se inunda o se desbarranca

una ciudad que tiene unas banquetas que contienen iniciales de personas que estuvieron enamoradas

una ciudad en la que una Virgen de Guadalupe pintada en la pared es el único antídoto verdadero contra las bolsas de basura en esa calle

una ciudad donde un edificio que pasó cinco años en construcción, de repente ya no está

una ciudad donde una cubeta en la calle marca el lugar de un automóvil que todavía no ha llegado

una ciudad que tiene un Zócalo que sólo sirve para ser cruzado

una ciudad cuya comida es una suma de aperitivos que conducen a más aperitivos

una ciudad cuyo concepto de elegancia es todo lo que está entre una carroza en forma de calabaza y una canción de Agustín Lara

una ciudad donde el antojo es el único alimento de los gordos

una ciudad donde lo viejo se recicla tanto que una lata de refresco puede haber sido, en su origen, un taxi

una ciudad donde las bodas se planean en función del álbum de fotos

una ciudad donde los adornos de las casas son lo más parecido a lo que sobrevivió de una venta de garaje

una ciudad donde todos somos héroes porque nadie estaba preparado para la catástrofe que nos sorprende todos los años

una ciudad donde el fútbol, los toros y las luchas son divertidos sólo por los espectadores

una ciudad donde puedes pasar tan cerca de la flama de un taquero que casi termina tratando de venderte tu propia mejilla al pastor

una ciudad donde, en el mismo puesto de la calle, un tipo vende alarmas contra robo y llaves maestras para abrir puertas

una ciudad donde los cables de electricidad son rastafari

una ciudad donde las doncellas mexicas de los calendarios están tan buenas que uno se preguntan por qué los aztecas, en vez de sacrificarlas, no hacían películas

una ciudad donde los rótulos de los camiones nos hace perdonarles la forma en que nos atropellaron

una ciudad donde la gente tiene confianza en una pollería sólo porque tiene un retrato del Papa

una ciudad donde los indigentes no acarrean, como en Nueva York, carritos de súper, sino guitarras

una ciudad donde si preguntas por una calle, todo mundo opina y siempre te pierdes

una ciudad donde los taxis son “ecológicos” sólo porque están pintados de verde

una ciudad donde la gente no te vende pescado sino su palabra de honor de que está fresco

una ciudad donde lo pirata no es la mala imitación del producto sino del precio

una ciudad donde la letra ch inicia el 80% del vocabulario local

una ciudad donde el delantal es el traje típico

una ciudad donde los únicos buzos están en el drenaje profundo

una ciudad en la que, cuando explota el volcán, la gente no huye sino que lo sube para “ir a ver”

una ciudad donde los emblemas de las estaciones del metro guardan secretos irresolubles

una ciudad donde el fotomural sustituyó al viaje

una ciudad donde cualquier espacio de más de diez metros de largo es considerado una cancha de fútbol

una ciudad donde, tras diez segundos de que el repartidor azotó un cilindro de gas, todos los espectadores suspiran con alivio y encienden cigarros

una ciudad donde las varillas pelonas son el signo de que el ingeniero ya huyó con el presupuesto

una ciudad donde los danzantes aztecas usan plumas porque no tienen el cabello suficiente para ser punks

una ciudad donde el único uso de los postes es amarrar en ellos adornos de colores chillantes

una ciudad donde es más importante la iluminación que la fiesta

una ciudad donde el 90% de los hogares cuenta con un cuadro de la Última Cena

una ciudad donde los perros son amarillos

una ciudad donde los pájaros son del color del aceite quemado sobre las banquetas, tan manchadas que ya nadie puede leer las iniciales de los que estuvieron enamorados

una ciudad donde el canto de los gallos por la mañana fue sustituido por las alarmas de los coches

una ciudad donde los jabones son los sustitutos de las hechiceras

una ciudad en la que los deportes locales son leer el periódico a través del hombro de quien lo va leyendo, oír conversaciones de la mesa de junto, y mirar por las ventanas

una ciudad donde el primer día de la primavera las calles amanecen cubiertas por flores moradas que, si las pisas, eyaculan

una ciudad donde una cabeza de cerdo no es un adorno puesto por el taquero, sino su manjar más codiciado

una ciudad donde existe la misma posibilidad de que el mismo que te amenaza con un cuchillo, te mate o esté tratando de vendértelo

una ciudad donde un auto compacto puede contar con una canastilla de bicicleta y una bicicleta con un estéreo de tres bocinas

una ciudad donde todos están convencidos de que ellos podrían hacer mucho mejor el trabajo del director técnico del equipo de fútbol, del mecánico automotriz y del presidente

una ciudad donde el muralismo pasó de los edificios de gobierno a la cortina metálica del cerrajero

una ciudad donde nos cansamos tanto de esperar que los ovnis aterrizaran que hicimos palacios en forma de naves espaciales que permanecen a la velocidad de la luz

una ciudad donde una panorámica de su monstruosidad es el único argumento para irse de vacaciones.

Y quizá unas vacaciones era todo lo que necesitaba. Irme un rato, nada más.

Comentarios

juan ha dicho que…
...sin ciudad no hay libro. chilangología dice fabrizio y yo, perdone otro lector, lo que encuentro aquí es una preciosa carta de amor, una mirada con los lentes de woody allen donde el de efe de méxico es otra new york en español...
Mauricio ha dicho que…
totalmente de acuerdo, los de la Jornada son unos tipos que siguen el repetido discurso de izquierda latinoamericano realizado en los ultimos 50 anhos.
flaca y malvada ha dicho que…
Delicioso este niño. Lo presumo de voz temblorosa e hipocondríaco, estado este último que es una variante del sex appeal. No cualquiera se sale con la suya oficiando como "one liner". Y lo más importante... cero empelicule. ¿Has visto, Camilín, qué solemnes resultan algunos de nuestros párvulos escritores?
Belladonna Wild ha dicho que…
esas cosas que publicás, Camilo
Camilo Jiménez ha dicho que…
Sí es toda una carta de amor a esa "new york en español" (¡bien!). También lo veo como una suerte de ABC del DF, jua. En todo caso, ahí está pintada esa, cualquier ciudad, y el amor de Mejía por ella. Es una bellecita.
Camilo Jiménez ha dicho que…
Flaca: el que no es solemne es ramplón, qué cosa. Pocos, pocos hay en este lado de la calle con eso que bien dices, "cero empelicule". Como don Fabrizio.
Nosotras mismas ha dicho que…
Te saludo y me voy, llevándome, con permiso, tu post para leerlo más tarde (las obligaciones y las prisas me hacen posponer los buenos momentos)

Saludos.
Sinar Alvarado ha dicho que…
una ciudad, diría yo de la mía, donde el asfalto se ablanda a las dos de la tarde. una ciudad donde un temerario apuesta a que puede freír un huevo en el capó del carro, en pleno mediodía: y gana.

a fabrizio lo descubrí hace un par de años, y sí que es bueno. punto para camilo por este sabroso fusil.
Nosotras mismas ha dicho que…
Hola,

Vengo a contestar tu pregunta. La historia del ferrocarril, no es real, forma parte de mi imaginación algo documentada (fechas)

Que tengas un buen día.

Besos.
flaca y malvada ha dicho que…
Confirmao, la nena Belladona quiere agonizar televisión un fin de semana, lo que sea que eso signifique.

Qué tuto. Ojalá no sean Juanmosquera o Sinar disfrazados, porque muy queridos pero...
Anónimo ha dicho que…
Paisalogía: Mi ciudad, Medellín, es una ciudad cuyo próximo Alcalde camina como una reina y tiene un Edipo del tamaño de un Rey sin corona.

El canaya.
P.D: Qué mala eres, no Juliana, sino tú, la flaquita malvada. Mala pero divertida.
Martín Franco Vélez ha dicho que…
Buen blog, no sé por qué había tardado tanto en descubrirlo. Una lástima, pero más vale tarde que nunca. Dése una vuelta por Matamoscas, cuando pueda.

Saludos
Sinar Alvarado ha dicho que…
flaca: no soy yo. y si aún lo dudas te invito, entre martinis, a que revises bajo mi supuesto disfraz.

beso, sinar.
Martín Franco Vélez ha dicho que…
A propósito: de los 39 descubrí a Zambra, el chileno, con una novelita lo más de simpática que se llama Bonsái. Se lee de una sola tirada sentado en el sillón de la sala. Recomendada.
Anónimo ha dicho que…
De el maistro Mejia Madrid para todos los chilangos que algun dia fueron, para otros que todavia se sienten, para los que nunca an sido y quisieran serlo por curiosidad, sean de aqui o de alla pero chilangos de coraza