Cuando se quiere hacer referencia a Groucho Marx siempre se usa la misma docena de frases que encuentra cualquiera con sólo escribir su primer nombre en Google. Pero su humor y su repentismo genial van mucho más allá de esas doce o veinte frases. Su correspondencia, publicada en los orígenes de la editorial Anagrama (1967) y reeditada desde entonces (aunque no se ve mucho por aquí), es una mina de talento, claridad, ironía y mala leche. Le escribía no sólo a sus amigos, sino también a la compañía de gas, canales de televisión, corredores de bolsa, reseñistas, autores que no conocía. Cualquiera puede encontrar fácil rasgos biográficos de don Julius Henry Marx, así que no me voy a detener en ellos. Más bien arranquemos de una vez con fragmentos de sus cartas.
Las cartas de Groucho Marx
“Es bastante agradable estar casado de nuevo, salvo que no puedo dejar de hacer insinuaciones a las demás mujeres. Por supuesto, al fin esto desaparecerá, supongo que aproximadamente por la época en que me divorcie de nuevo”.
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“Recuerda que la hierba siempre es más verde donde da la casualidad de que tú no vives”.
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“A pesar del hecho de que me considero un tipo extraordinariamente fascinante, rara vez el correo me trae nada que pudiera indicar que el bello sexo, en tanto que sexo, tenga el menor interés por mí”.
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“No puedo comprender por qué no recibes ninguna carta mía. Quizá sea porque no te he escrito”.
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“No te he escrito durante algún tiempo porque he estado ocupado escribiendo improvisaciones para la próxima temporada. He escrito ya todas mis improvisaciones para 1954”.
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[A T. S. Eliot] “He leído en el último Time Magazine que estaba usted enfermo. Sólo quiero decirle que hago votos para su pronto restablecimiento. En primer lugar por su contribución a la literatura y luego por el hecho de que ni bajo las más penosas circunstancias ha dejado nunca de fumar puros”.
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“Mis mejores deseos para usted y su encantadora esposa, quienquiera que sea”.
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“La notificación de que vuestra hija Jane se va a casar con un oscuro matasanos llamado Heimlich el 3 de junio me ha entristecido considerablemente. Durante largo tiempo había tenido el ojo puesto en Jane y siempre esperé que algún día ustedes acabarían por ser mis padres políticos. Bueno, ella ha hecho su elección, una elección suya que, en mi opinión, acabará lamentando. Conmigo, cada día hubiera tenido 24 horas de risas y alegría; con Heimlich, tendrá una vida de virus, vacunas, instrumentos quirúrgicos y guantes de goma. Sólo el tiempo puede decir si ha tomado la decisión adecuada.
”Pero aunque soy un hombre amargado, decepcionado y desilusionado les mando a ambos mis más fervorosas felicitaciones”.
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“La casa toma forma gradualmente, a medida que yo voy perdiendo la mía. Para cuando vengas por aquí, te estremecerá hasta el fondo de tus tranquilizantes”.
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“He recibido las cartas y el cheque. Esta vez guardaré el cheque y consignaré las cartas. ¡No voy a correr riesgos! Esta última frase, espero que lo habrás advertido, era del tipo de chiste en el que se toman simplemente dos términos y se entremezclan. Esto constituye una rutina muy divertida que te deja sin chiste alguno, lo que tampoco está mal”.
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“Irv Brecher dice que esta película será conocida como el cortometraje más largo jamás rodado”
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“Tuve una proposición de la New Opera Company para actuar en una obra de Offenbach titulada La Vie Parisienne y el libreto era casi tan bueno como el título. Había una idea muy original: todo era en torno a un rico americano que va a París. Bueno, no podría desearse nada mejor que eso, ¿verdad? Ah, sí, también tiene un lío con una chica francesa. El segundo acto es una carrera entre cierto número de caballos y, aunque se supone que debo perder, mi caballo gana y la chica resulta ser extraordinariamente rica por derecho propio y no es en absoluto una aventurera. Todo es un poco nebuloso, pero en el último acto creo que la chica se casa con el caballo y se convierte en la más popular yegua de cría en Antibes. No pienso interpretar esta obra a menos que me den el papel del caballo”.
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“He encontrado su referencia a la película Copacabana de horroroso mal gusto. No se habla desdeñosamente de los muertos. La realidad es que me fue bien con Copacabana. Me dio la oportunidad de levantarme a las seis todas las mañanas, pegarme un falso bigote, tomar una comida extraordinariamente mala en el restaurante del estudio y llegar a casa a tiempo de perderme la cena. Además de todo ello, me dio ocasión de contemplar a mi productor durante catorce horas al día. Ninguna otra película puede presentar tal palmarés”.
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“Según tu telegrama, estás descansando bien y tienes a una enfermera a tu cuidado. Espero que sea bonita y pelirroja. No sé por qué, pero cuando sueño con una enfermera, siempre es pelirroja. El pelo rojo hace que un hombre quiera recuperar rápidamente su salud, para que él pueda levantarse y la enfermera acostarse”.
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[A su hijo Arthur] “Estoy contento de tener noticias tuyas y saber que te estás restableciendo. Me complace también saber que has encontrado una rica dama que quiere hospedarte mientras te recuperas. ¿Cómo tiene el dinero? ¿Es en joyas o valores o sencillamente en oro? Alguna noche, cuando estás forcejeando con ella a la luz de la luna, podrías averiguarlo. Hazlo discretamente, por el amor de Dios. No vayas a decirle bruscamente “¿Cuánta pasta tienes?” Esta no sería la manera marxiana. Utiliza la diplomacia. En fin, lo dejaré todo en tus manos”.
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“He recibido una carta tuya esta mañana con tu queja habitual de que prácticamente no recibes correspondencia. No lo entiendo, puesto que te escribo por lo menos tres veces a la semana. O tú estás borracho o lo estoy yo, o quizá mis cartas sean tan ineficaces que no recuerdes siquiera haberlas recibido”.
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“Eden se ha vuelto muy casera. La semana pasada preparó un enorme pastel de chocolate, sacado de una receta de Good Housekeeping. Probé un bocado, saqué el coche del garaje, tomé una habitación en el hotel Beverly Wilshire y me quedé allí tres días. Por una curiosa coincidencia se tardó exactamente tres días en consumir el pastel”.
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“Aquí el tiempo ha sido espléndido. Los sauces llorones están en plena floración y aunque no me gusta decirlo, parece que los sauces pequeños han sido este año más llorones que nunca”.
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“Ayer me pasé casi toda la noche deshollejando maíz y madre dijo que no deshollejo tan bien como lo hacía antes. Espero que esté progresando. Madre dijo también que no progreso tanto como antes”.
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“El 25 de marzo estaré en Nueva York. Voy a ser el habitual y aburrido artista invitado, esta vez para General Foods. Quizá le degraden a teniente por esto”.
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“Parece olvidar el dinero que me he gastado en ella. Para Navidad, por ejemplo, le compré seis pares de medias. Y luego, para su cumpleaños, hice zurcir todas las medias”.
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“Me fue grato oír de nuevo tu voz, y doblemente grato por no tener que mirarte mientras hablábamos”.
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“Mire, yo escribo de oído. Intenté escribir a máquina pero me pareció demasiado pesado. Intenté luego dictar a mi secretaria pero tras varios meses de vanos esfuerzos me di cuenta de que también ella era pesada”.
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[A Elaine Dundy, la esposa de Kenneth Tynan, luego de que ella publicara sus memorias] No tengo la costumbre de escribir a mujeres casadas, especialmente si el marido es un crítico dramático, pero tenía que decirle a alguien (y bien podría ser usted ya que es la autora) cuánto me gustó The Dud Avocado. Me hizo sonreír, reír y desternillarme (lo que, dicho sea de paso, sería un nombre magnífico para una firma jurídica).
”Si esta ha sido realmente su vida, no veo cómo diablos pudo sobrevivir”.
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[Luego de recibir la respuesta de la señora Tynan] Me encantó que le encantara que me encantase su libro. Le mando una foto mía cuando tenía siete años. Probablemente se preguntará “¿Por qué el puro?” Es una pregunta muy buena. En realidad, el puro era falso. Lo mismo que el bigote y, para decir las cosas como son, lo mismo que yo.
”Abyectamente suyo, Groucho Marx”.
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“Fue muy previsor por tu parte el mandarme un libro que explicara el Ulises de James Joyce. Todo lo que necesito ahora es otro libro que explique este estudio de Stuart Gilbert, quien, si la memoria no me falla, pintó el célebre cuadro de George Washington que está colgado en el Metropolitan Museum. Ya sé que hay unos doscientos años de diferencia entre una época y otra, pero un hombre capaz de explicar a Joyce tiene que ser muy viejo y muy sabio”.
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“Para un hombre que estuvo hace años al servicio de un tal señor Ross [Harold, fundador y editor jefe del New Yorker], un irascible hijo de perra si nunca lo hubo, tu letra ha desmejorado mucho. Suponiendo que hayas escrito este sobre, te sugiero que vuelvas a la Universidad de Cornell y hagas un curso de repaso sobre la escritura de sobres”.
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[A Lincoln Schuster, de Simon & Schuster] “Evidentemente está fuera de mi alcance saber cómo conseguiste este nombre. No es que no sea un buen nombre, pero debes admitir que se aparta bastante de tu apellido”.
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“George es indiscutiblemente el más empedernido orador de nuestro tiempo. Se prodiga incesantemente. Habla en las bodas, en los entierros, en los bar mitzvahs. Hablando tan a menudo, resulta de lo más natural que a veces se confunda. En una ocasión casó a un chico de trece años con una mujer muerta tres días antes”.
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“Nunca pensé que llegara el día en que me viese obligado a sentarme en un estrado para rendir homenaje a un productor de cine”.
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“Es la prueba viviente de que la educación secundaria no es requisito para el éxito. Ya de niño era un retrasado mental precoz”.
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“Quisiera poder escribirle esas siete u ochocientas palabras que me ha pedido, pero sólo conozco seiscientas”.
Lo fusilamos de: Las cartas de Groucho Marx, Barcelona, Anagrama 1967, 334 páginas.
Comentarios
Excelente selección maestro Camilo.
Salú pue.
"¡Grandote, Groucho! Una chimba el fusilao."
¿Martín Franco es el mismo Juanes?
Juanes.