En este extenso monólogo Felipe relata su encuentro con el amor y la sexualidad. Él es un muchacho común y corriente de 16 años: juega fútbol y habla de los partidos con pasión, a ratos le va mal en el colegio y a ratos le va bien, va a fiestas, se toma los primeros tragos con los amigos y con el papá. Presenta este monólogo una arquitectura inteligente: a la vez que se va desarrollando su relación amorosa, y como para no cansar, va intercalando los diferentes momentos del día a día típico de un adolescente: en el capítulo 2 una escena en las duchas después de un partido; en el 3 un baile típico de pelados; en el 4 un partido de fútbol. Y por allí, chicas y chicos que preguntan si le gusto o si aquél tiene novia, el prefecto de disciplina que obliga a cortarse el pelo, la cartica, el encargo, la discusión en clase, la exposición, la pelea.
Justamente una pelea entre Felipe y su amigo Leonardo, que ocurre antes de que comience el monólogo y que conocemos por referencias de algunos personajes, es la que desencadena el leitmotiv de la novela: la pasión que nace entre estos dos muchachos, que parece irrefrenable. Y que está llena de poesía, porque en un párrafo como éste habita la poesía: “Sentados en las gradas de la pista (porque hemos venido a besarnos; ahora el colegio está vacío, y ya es de noche pero no hace frío) yo quisiera decirle a mi amigo que lo amo. O algo así. Pero a mí sólo me salen besos” (p. 93). Irrefrenable porque en una frase como ésta encuentro una preciosa declaración de amor que hubiera querido que se me ocurriera a mí: “Sólo las cosas que él habla pueden ser más bellas que él” (p. 91). Y hasta sabiduría encuentro en una frase tan simple y bella como ésta: “habíamos marcado goles: nos sentíamos más hermosos” (p. 28).
Felipe es al tiempo trascendental y ligero, grave y burlón. Y nos lleva de la risa a la lágrima con una habilidad pasmosa, siempre sin perder la candidez del muchacho –varón– de 16. Mientras ve un partido de fútbol está pensando: “aunque... ‘aquí tenemos’, como dice el profesor de geografía, a John Jairo Galán: uno de los culos más importantes del colegio, una de las más bellas expresiones del género, como diría la de literatura, pero nunca tan delicioso como Leonardo, digo yo mirándolo. Me tomo otro sorbo de gaseosa y pienso, porque no me dejan ver, que si ahora se me apareciera enfrente el Espíritu Santo le diría que se corriera un poco para poder ver a Leonardo [...] ¿Cuándo, Leonardo?, me digo; y mi gaseosa se acaba” (pp. 23-24). Inescapable llega la sonrisa cuando leemos: “Querido diario, dos puntos, ¡Leonardo me ha dado un beso!... El problema es que no tengo diario. Pero, al menos, habrá que hacer una equis en mi calendario... Mejor una equis: los diarios son una mariconada” (p. 48). Y el dolor, la pesadumbre, nos llegan cuando sabemos que el autor murió temprano, a los 36, y en esta novela, escrita siete u ocho años antes de su despedida final, ha dejado escritas estas líneas premonitorias: “¿Cómo será cuando me muera?... ¿Será que si me muero veo otra vez a Hugo? Si lo veo le hablo, y le pregunto si se acuerda de mí. Y lo abrazo [...] Dios debería matarlo a uno con dos o tres amigos para no irse uno tan solo” (p. 110). Incluso le duele a uno esta palmaria obviedad: “Lo malo de morirse es que uno ya no va a estar vivo” (p. 111).
A pesar de que la atraviesa el día a día tan bien pintado de un adolescente corriente, esta novela está concentrada con terquedad en el amor de Felipe y Leonardo. Se pregunta uno: y si estuviera enfocada con la misma intensidad en un cataclismo de amor semejante, pero heterosexual, ¿nos mantendría tan pegados a sus páginas? ¿Nos conmovería igual? ¿Habrá que hablar, entonces y contra la voluntad, de una “literatura homosexual” u “homoerótica”? No sé y a la final no me importa mucho, porque esta novela me hizo parar de leer varias veces para sentir, para pensar, para sonreírme y para sonarme la nariz. Y hace rato una novela colombiana no me llevaba hasta esos estados, no me llegaba tan hondo.
Fernando Molano, Un beso de Dick, Medellín, Cámara de Comercio, 1992, 166 páginas. Esta novela ganó la segunda edición del premio de novela de la Cámara de Comercio de Medellín. Los jurados fueron Héctor Abad Faciolince, Carlos José Restrepo y Fernando Soto Aparicio.
Justamente una pelea entre Felipe y su amigo Leonardo, que ocurre antes de que comience el monólogo y que conocemos por referencias de algunos personajes, es la que desencadena el leitmotiv de la novela: la pasión que nace entre estos dos muchachos, que parece irrefrenable. Y que está llena de poesía, porque en un párrafo como éste habita la poesía: “Sentados en las gradas de la pista (porque hemos venido a besarnos; ahora el colegio está vacío, y ya es de noche pero no hace frío) yo quisiera decirle a mi amigo que lo amo. O algo así. Pero a mí sólo me salen besos” (p. 93). Irrefrenable porque en una frase como ésta encuentro una preciosa declaración de amor que hubiera querido que se me ocurriera a mí: “Sólo las cosas que él habla pueden ser más bellas que él” (p. 91). Y hasta sabiduría encuentro en una frase tan simple y bella como ésta: “habíamos marcado goles: nos sentíamos más hermosos” (p. 28).
Felipe es al tiempo trascendental y ligero, grave y burlón. Y nos lleva de la risa a la lágrima con una habilidad pasmosa, siempre sin perder la candidez del muchacho –varón– de 16. Mientras ve un partido de fútbol está pensando: “aunque... ‘aquí tenemos’, como dice el profesor de geografía, a John Jairo Galán: uno de los culos más importantes del colegio, una de las más bellas expresiones del género, como diría la de literatura, pero nunca tan delicioso como Leonardo, digo yo mirándolo. Me tomo otro sorbo de gaseosa y pienso, porque no me dejan ver, que si ahora se me apareciera enfrente el Espíritu Santo le diría que se corriera un poco para poder ver a Leonardo [...] ¿Cuándo, Leonardo?, me digo; y mi gaseosa se acaba” (pp. 23-24). Inescapable llega la sonrisa cuando leemos: “Querido diario, dos puntos, ¡Leonardo me ha dado un beso!... El problema es que no tengo diario. Pero, al menos, habrá que hacer una equis en mi calendario... Mejor una equis: los diarios son una mariconada” (p. 48). Y el dolor, la pesadumbre, nos llegan cuando sabemos que el autor murió temprano, a los 36, y en esta novela, escrita siete u ocho años antes de su despedida final, ha dejado escritas estas líneas premonitorias: “¿Cómo será cuando me muera?... ¿Será que si me muero veo otra vez a Hugo? Si lo veo le hablo, y le pregunto si se acuerda de mí. Y lo abrazo [...] Dios debería matarlo a uno con dos o tres amigos para no irse uno tan solo” (p. 110). Incluso le duele a uno esta palmaria obviedad: “Lo malo de morirse es que uno ya no va a estar vivo” (p. 111).
A pesar de que la atraviesa el día a día tan bien pintado de un adolescente corriente, esta novela está concentrada con terquedad en el amor de Felipe y Leonardo. Se pregunta uno: y si estuviera enfocada con la misma intensidad en un cataclismo de amor semejante, pero heterosexual, ¿nos mantendría tan pegados a sus páginas? ¿Nos conmovería igual? ¿Habrá que hablar, entonces y contra la voluntad, de una “literatura homosexual” u “homoerótica”? No sé y a la final no me importa mucho, porque esta novela me hizo parar de leer varias veces para sentir, para pensar, para sonreírme y para sonarme la nariz. Y hace rato una novela colombiana no me llevaba hasta esos estados, no me llegaba tan hondo.
Fernando Molano, Un beso de Dick, Medellín, Cámara de Comercio, 1992, 166 páginas. Esta novela ganó la segunda edición del premio de novela de la Cámara de Comercio de Medellín. Los jurados fueron Héctor Abad Faciolince, Carlos José Restrepo y Fernando Soto Aparicio.
Comentarios
cito dos nombres pa’ redondear la vaina: Baudelaire, en respuesta al brote moral que desató el proceso contra sus flores del mal, anotó que los censores le recordaban a una puta que había llevado consigo una tarde al Louvre, que habiendo llegado delante de una estatua griega se tapó los ojos, hizo visajes y exclamó: “qué vulgaridad”.
y, Nicolás Gómez Dávila: en toda época una minoría vive los problemas de hoy y la mayoría los de ayer.
¿dónde se consigue la novela, Camilo?
Las editoriales grandes podrían echarle el ojo a algunas de estas obras en vez de estar "innovando" con algunos periodistas-amigos-escritores que no ofrecen mucho literariamente. Sólo es dar una mirada a varias de las reseñas de este blog para hacerse una idea de lo que estoy diciendo.
YACASI: yo también le tengo "idea" a las novelas con tramas de ese tipo, pero ésta es la más hermosa que he leído en algún tiempo, sin importar tema o enfoque. Es una muy bonita y bien escrita historia de amor.
SAMUEL: te doy toda la razón. Este una lástima este premio, bien dotado pero mal distribuido. Eso sí: le hacen bulla a obras que son puro tilín tilín y nada de paletas, como "Open the window para que la mosca fly", que se ganó este mismo premio hace dos años. Esta bellísima novela se conseguirá por ahí en librerías de viejo, no en esta edición, en otras dos que hicieron otras editoriales, ahora no recuerdo cuáles.
Algunos libros que sí han hecho esta transición de torneo departamental a Copa Mustang: Open the window (para martirio de Camilo), uno de Ramón Illán Bacca, creo que Debora Kruel, Al diablo la maldita primavera y El esquimal y la mariposa.
Mil gracias por esta reseña, Camilo. Precisamente leí "Un beso de Dick" en noviembre del año pasado. También era una deuda que tenía. Me la leí en una tarde. Es una historia preciosa. Uno se siente enamorado mientras lee: sonríe, sufre, se angustia... Quién era el que decía que no se puede hacer buena literatura a partir de los buenos sentimientos? Bueno, creo que esta novela es una prueba absoluta de lo errado que es ese pensamiento.
En cuanto a la pregunta que hace Camilo (si la historia estuviera enfocada con la misma intensidad en un cataclismo de amor semejante, pero heterosexual, ¿nos mantendría tan pegados a sus páginas?), creo que la respuesta es sí, siempre y cuando ese amor heterosexual fuera "prohibido". Parte de la tensión de la historia es que ellos ocultan que son gays, que hay un rechazo al homosexualismo. Y eso hace que su relación sea "prohibida". Estoy completamente seguro de que una relación prohibida "chico-chica" sería igual de apasionante. No hablemos, pues, de homoerotismo. Hablemos de amor o, para no ser tan ambiciosos, al menos de enamoramiento.
Un abrazo y gracias otra vez por reseñar esta obra,
Giuseppe
He tratado de curarme de este problema pero siempre que veo peliculas en donde don manes les da por tocarse me da como cosa y cambio el canal.
El libro, creo que lo pueden conseguir con Esteban Hincapie o lo que es igual con www.corporacionbabilonia.org
Fernando Molano Vargas nació en Bogotá, en julio de 1961. Estudió Lingüística y Literatura en la Universidad Pedagógica Nacional y Cine y Televisión en la Universidad Nacional. En 1992 ganó el Premio de Novela de la Cámara de Comercio de Medellín con «Un beso de Dick»; en 1995 Colcultura le concedió una Beca para escribir otra novela: «Vista desde una acera»; y en 1997 la Universidad de Antioquia publicó su libro de poemas «Todas mis cosas en tus bolsillos». -----Murió en marzo de 1997.------
C.
Un saludo y gracias por confiar.
Esta novelita es una de las cosas más bonitas que he leído. Entre lo colombiano, creo que en términos de belleza no tiene nada que envidiarle a El amor en los tiempos del cólera.
Yo tengo la edición de Proyecto editorial (que luego se llamó Editorial Babilonia) y como nunca volví a ver el libro por ningún lado, hasta que leí tu entrada llegué a pensar que me lo había imaginado.
Es como si Santiago y Esteban se hubieran dedicado a publicar libros de culto de corte pop, marginaloide y en algunos casos iconoclasta: Opio en las nubes, Érase una vez el amor pero tuve que matarlo, 25 centímetros, De música ligera y éste (que no tiene un tono iconoclasta pero sí un tema que remueve lo establecido).
Viendo la cosa en retrospectiva creo que Un beso de Dick es el único que se salva y que Opio en las nubes tiene valor como curiosidad. Sin lugar a dudas los manes le estaban apuntando a algo muy claro.
En fin, me parece que escoges muy bien los libros que reseñas. Para uno como lector siempre es bueno tener guías con un criterio amplio para poder ver más allá de las novedades. Buena ésa.
gracias por el rastreo de la novela reseñada.
No me he leído la novela en cuestión, pero me parece curioso que dos de las mejores películas románticas que he visto jamás sean "Brokeback Mountain" y "Mulholland Drive".
¿Podríamos decir que el amor homosexual es, en general, más intenso (más perturbador) que el heterosexual? ¿O, por lo menos, literaria y cinematográficamente hablando? Humm... esta pregunta daría para una tesis.
ALEANDRO: yo creo que Opio sí tiene continuadores. Son facilistas, pero los tiene.
JORGE: Giuseppe le contestó en su comentario. En este fragmento en particular: "creo que la respuesta es sí, siempre y cuando ese amor heterosexual fuera "prohibido". Parte de la tensión de la historia es que ellos ocultan que son gays, que hay un rechazo al homosexualismo. Y eso hace que su relación sea "prohibida". Estoy completamente seguro de que una relación prohibida "chico-chica" sería igual de apasionante. No hablemos, pues, de homoerotismo. Hablemos de amor o, para no ser tan ambiciosos, al menos de enamoramiento. "
En cuanto a "Opio en las nubes", el asunto es otro. La novela tiene momentos espectaculares, pero es desigual. Amorfa y extraña, no deja de tener su gracia. Es un libro al que le tengo cariño. Por "Un beso de Dick", en cambio, siento una total admiración.
En cuanto al asunto de la homofobia literaria, esta novela podría ser un buen primer paso para dejarla atrás. Hay mucho qué leer ahí. Recuerdo mucho el humor autoreferencial de David Leavitt en "El artista de los trabajos universitarios", por ejemplo.
Me pregunto: ¿cuánta novela, poesia, y demás, que aparentemente es heterosexual, no encubre en realidad una literatura homosexual?
El miedo hace estragos en todos los bandos. Desde el que escribe, pasando por el que da premios, hasta el que lee. Sino mire a YACASI y a APELAEZ quienes muy valientemente declaran su homofobia... uste mismo sumercé.
Bueno nada, bien por el libro, por su reseña y por este blog que aunque para mi gusto está un poco cargado de testosterona sigo con interés. Un abrazo.
Cuando ganó el premio muchos nos preguntabamos qué hubiera ocurrido si otros hubieran sido los jurados....
Sé que hay un grupo de teatro de acá de Medellín, Cajanegra, que tiene un montaje teatral del libro. Nunca lo he visto pero han hecho muchas presentaciones.
Gracias a todos.
No sé a cuáles instituciones se refiere el valiente y anónimo lector (y compañero de viaje, pues muy pacientemente me sigue la pista) pero si está pensando en Pablo, Álvaro, José Obdulio, Carlos, Vicente,etc. tiene toda la razón: detesto esas instituciones antioqueñas. Si, en cambio, se refiere a Piedad, Víctor, Fernando, Débora, Tomás y Juan José, acierta en que siempre termino regresando a ellas y a ellos.
tsunamisad_75@hotmail.com
http://www.camaramedellin.com.co/cendocvirtual/documents/UNBESODEDICK.pdf
LA NOCHE ES VIRGEN, NO SE LO CUANTES A NADIE Y POR SUPUESTO "UN BESO DE DICK"
Es absurdo pretender ocultar con un dedo una parte tan latente del comportamiento humano. Pienso que cuando existe el temor por este tema "desconocido", se debe a que está presente en el fondo de la mente de quien señala con ese mismo dedo acusador, la curiosidad morbosa asociada al subsecuente rechazo social.
Total en nuestra sociedad al hombre le está prohibido demostrar debilidad y sensibilidad; basta con leer los comentarios de la gente que no posee la capacidad mental de aislar las ideas de una historia tan nuestra como lo es Un Beso de Dick, para corroborarlo.
Tal vez lo que atrae de la narrativa de Molano sea como dice la tía de Felipe, la transparencia de una relación que trasciende las envidias y el odio (Felipe lo dice constantemente: porque los demás tienen que estar tristes con la felicidad de uno)que tanto daño nos hace y con las que debemos lidiar en el día a día.Junto con el plus de que esta es de las pocas obras de la literatura Colombiana de temática homosexual que no se deja abrumar por lo carnavalesco del concepto gay contemporáneo del común, y que adicionalmente por medio de detalles tan simples hace referencia a una época de oro, vivida por quienes tuvimos la fortuna de acariciar los 80´s.
No sé cuantas veces la he leído pero agradezco infinitamente el haber tenido la suerte de toparme con ella hace tiempo, pudiendo confirmar que nuestra gente es capaz de pensar por sí misma, así sea pocas veces, con la locura Quijotesca que deslumbra y que seguramente le sacaría una sonrisa a Cervantes, así la mitad mas uno se rasgaran las vestiduras.
Creo que muchos estarán de acuerdo en que aun cuando es innegable el hecho de que a la mayoría, las ideas brillantes “solo les parecerán bonitas”, será imposible que una consideración tan asfixiantemente superflua, haga mella en la lucidez expresada en cada línea creada por la mano justiciera de este escritor; que desafortunadamente se fue demasiado pronto, dejándonos con ganas de saber mucho mas.
http://www.amazon.com/Dicks-Kiss-Fernando-Molano-Vargas/dp/1931948461
tambien me pregunto porque la gente no deja quietas a las personas que son felices...
PD Aprecio el comentario tan vivaz! El hermano de Fernando vive en Bogota. Me entreviste con el sobre los derechos hace anos. Nunca he visto el manuscrito de la "segunda" novela.
en cambio hay escritores gays que hacen novelas "gay", o sea con un pugnado de clichés, la cosa panfletaria, etc.
esta demás hacer la lista de todos los escritores que siendo gays hicieron literatura a secas, y no gay.
aunque haya en esta como en todo algunas páginas bien buenas, como el poema camp de perlongher:
Por qué seremos tan perversas, tan mezquinas
(tan derramadas, tan abiertas) y abriremos la puerta de calle al
monstruo que mora en las esquinas, o
sea el cielo como una explosión de vaselina
como un chisporroteo, como tiro clavado en la nalguicie -y
por qué seremos tan sentadoras, tan bonitas
los llamaremos por sus nombres cuando todos nos sienten
(o sea cuando nadie nos escucha)
Por qué seremos tan pizpiretas, charlatanas
tan solteronas, tan dementes
por qué estaremos en esta densa fronda agitando la intimidad de las malezas
como una blandura escandalosa cuyos vellos se agiten muellemente
al ritmo de una música tropical, brasilera
Por qué
seremos tan disparatadas y brillantes
abordaremos con tocado de pluma el latrocinio
desparramando gráciles sentencias que no retrasarán la salva, no
pero que al menos permitirán guiñarle el ojo al fusilero
Por qué seremos tan despatarradas, tan obesas
sorbiendo en lentas aspiraciones el zumo de las noches peligrosas
tan entregadas, tan masoquistas, tan
-hedonísticamente hablando-
por qué seremos tan gozosas, tan gustosas
que no nos bastará el gesto airado del muchacho,
su curvada muñeca:
pretenderemos desollar su cuerpo
y extraer las secretas esponjas de la axila
tan denostadas, tan groseras
Por qué creeremos en la inmediatez,
en la proximidad de los milagros
circuidas de coros de vírgenes bebidas y asesinos dichosos
tan arriesgadas, tan audaces
pringando de dulces cremas los tocadores
cachando, curioseando
Por qué seremos tan superficiales, tan ligeras
encantadas de ahogarnos en las pieles
que nos recuerdan animales pavorosos y extintos,
fogosos, gigantescos
Por qué seremos tan sirenas, tan reinas
abroqueladas por los infinitos marasmos del romanticismo
tan lánguidas, tan magras
Por qué tan quebradizas las ojeras, tan pajiza la ojeada
tan de reaparecer en los estanques donde hubimos de hundirnos
salpicando, chorreando la felonía de la vida
tan nauseabunda, tan errática.
Carlos O.
Carlos O.