En un número reciente de la revista Arcadia su directora, Marianne Ponsford, publica una nota bastante elogiosa sobre este libro y su autora. Me llamó la atención que un libro autoeditado generara semejante efecto positivo en una lectora juiciosa y de amplias miras como Marianne. Luego empecé a ver por todas partes cierto desborde de entusiasmo en muchos medios sobre este libro: en El Tiempo una nota más allá de la información de solapa; en la revista Número una reseña también elogiosa de Ángel Perea; en la revista virtual Entrada Libre (donde ni siquiera se tomaron el trabajo de mirar por encima el libro, porque anuncian que “Adriana Cantor lanza su novela La dosis mortal”) su comentario también, y en otro montón de publicaciones, en papel o en pantalla. Todos los comentarios destacaban que la autora hubiera publicado el libro por su cuenta, además de la brevedad de los relatos y los giros sorprendentes que Cantor sabía bien incluir en sus narraciones.
Pues bien, ni lo uno ni lo otro ni lo de más allá. Estos relatos y las dos crónicas del final no se salen del lote, no destacan por nada. Abusan del recurso del final inesperado, abundan en símiles facilongos (“Martina sintió el primer dolor. Fue como una punzada con un hierro candente”, dice en la página 37, por poner un único ejemplo), en metáforas aguadas. No vi por ninguna parte esas “pequeñas dosis llenas de sarcasmo e imágenes metamórficas que parecieran venir de un mundo irreal” que mencionaba la nota de El Tiempo. Estas historias buscan sorprender al final con un giro fantástico o macabro o inusual, y de tanto insistir en esa fórmula el lector ya espera eso y ni se sorprende ni se asquea ni se indigna. O sí: quizás esto último.
Ignoro si la autora llevó estos relatos a alguna editorial antes de publicarlos por su cuenta, en la nota de Arcadia dicen que no se le pasó por la cabeza. Si lo hubiera hecho quizás habría encontrado a un editor que le sugiriera algunas variaciones de registro, alternativas al final inesperado, mayor economía de recursos, estrategias retóricas más vivas y variadas, le señalaría esos lugares comunes... en fin, puliría el talento que tiene, porque la autora lo tiene. Y asimismo ese editor pondría el ojo en detalles de la edición que un autor engolosinado con su obra no nota: ilustraciones algo más elaboradas y no tan referenciales, interlineado equilibrado (por favor: en varias páginas de este volumen la interlínea está dispareja: quien lo diagramó perdió la materia diseño básico de página). También le hubiera dicho a esa autora que esta es una colección de relatos, por lo cual no tienen nada qué hacer allí las dos crónicas que aparecen al final sobre dos conciertos de los Rolling Stones. Esas crónicas están allí para ajustar las páginas necesarias para que el pequeño volumen dé lomo. Un editor le dice que espere un poco y que escriba otras historias, nunca le hubiera sugerido que revolviera peras con manzanas.
La autora tiene talento, sí, pero sobre todo tiene buenos amigos en algunas publicaciones: de ahí la profusión de notas elogiosas. Un mejor favor le hubieran hecho si le comentaran aspectos del libro antes de que lo publicara, quizá así podría mejorar este intento que se queda en eso, en intento.
Adriana Cantor, La dosis mortal, Cali, 2009, 66 páginas.
Comentarios
nadie escribe critica de verdad porque los medios le pagan para que lo haga de manera que queden contentos los socios. escibí critica alguna vez y me pasaba: me quitaron la columna cuando hice la reseña de una exposicion sobre arte politicamente incorrecto (o de izquierda) arte gay, que aludia al uso de drogas, fetiche sexual.. temas controversiales. no se puede.
En mi caso he tenido la oportunidad de aprender mucho (pero mucho mucho) de los Malpensante y de Etiqueta Negra. Incluso, cuando no se animan a sacar alguno de mis textos. Tal vez esas son las mejores críticas, porque después de muerto (publicado) pa' que cobija.
A mí la autopublicación siempre me ha causado gran desconfianza, entre otras razones, por la falta de edición que vos mencionás, pero también porque creo que un manuscrito rechazado por varias editoriales (que es cuando muchos autores deciden autopublicarse) tiene que tener algo que no funcione. Casos como el de esta escritora, que ni siquiera pensó en llevarlo a editoriales, son menos y les sobra confianza.
Entiendo que algunos impresores ofrecen servicios extra de editores y correctores, pero también he sabido que generalmente estos autores no admiten que se les mueva una coma a sus textos.
Por otra parte, también pensaba que quien se autopublica entra en desventaja al mercado del libro en cuanto a distribución y divulgación, pero si uno tiene amigos que le ayuden en esa parte, problema resuelto.
Y finalmente, debió haber sido difícil sacarle lomo a un libro de 66 páginas.
Sobre el asunto de que se autopublico, pues a mi me parece bien. Si esta tan bien conectada como dice, probablemente no tenga problemas en vender los mil ejemplares y el retorno de su inversion sera superior al que habria obtenido con una editorial. Ademas, como uds dicen, el libro al ser cortico etc probablemente no habria sido publicado.
Perdonaran pero el PC no me deja poner tildes.
Por otro lado, acepten que es difícil encontrar un editor de calidad; he leído unos libros publicados por Norma, por ejemplo, que dan una pena terrible, no en el contenido, más en la forma y ahí me pregunto, ¿es que Norma no tiene ni siquiera un corrector de estilo?.
Y por otro lado, la forma de hacer valer un libro es teniendo amigos en los medios.
Salú pue.
Lo triste es que en ese momento estaba leyendo el libro mejor escrito con que me he topado en la vida, no el que más me gustó o conmovió si no el de más "impecable factura": Corre Conejo de John Updike.
Soy kekel, según mi cara de estupido de la foto.. la cosa es que este blog, es una masa, o sea que esta muy bien, la pregunta radicaría, Usted se toma todo este trabajo-por que es un trabajón- para el blog, o además lo edita en alguna revista de su país?. O lo hace de mero Hooby, para la secta que , ahora si, lo leemos.
Y los que lo leen, son todos inteligentes y escriben , verdad? es como un diario de un seductor de "Kierdergar" (mal escrito , seguro) pero sería diario de un editor, escritor...
Me parece genial el blog. PAsó pasó seguido. Conozco a pocos de los que están acá. son tan colombiano, pero según leí viejos post, veo que es que es hincha de la narrativa de mi país.
En su país, es tan fácil editar, o sea siendo bueno, o teniendo plata, acá ambos caminos son dificiles.
Las ediciones de Bolsillo son carísimas. Y ser bueno...mmmm acá escriben parecidos a todos... y escriben tanntos...como todo el mundo, mepa.
Se escribió algun book, usted???
Gracias, espero no haberlo molestado.
Un abrazo roto (tan almodovar)
Por otro lado, ante las "quejas" de que la editora tiene amigos en el medio me dio mucha risa, porque aquí la mayoría tienen amigos en el medio y se dan la mano unos con otro (eso no es un pecado) y todos sabemos que, salvo casos excepcionales, así es como funciona el medio editorial en nuestro país,
¿que le vamos a hacer?.
¿Pero cuántos lo hacen en el medio colombiano con libros de la naturaleza de este que reseña? ¿Cuántos proponen cambios significativos y no se restringen a simplemente rechazar o darle una oportunidad a lo que va llegando y luego, si es aceptado, coordinar un proceso algorítmico de edición que a duras penas requiere que lean el libro que publican?
En el caso particular de un libro de cuentos cuyo proceso de edición conozco bien (mantengo en reserva la identidad de su autor) el trabajo de edición nunca incluyó sugerencias de modificaciones más allá de las que obligaba el estilo de la colección (los diálogos tenían que ser escritos usando rayas y no comillas) y la propuesta de reemplazo de unos pocos (5-6) modismos que usaban los personajes extranjeros (para que los lectores colombianos los entendieran). Ah, sí, también corrigieron los errores tipográficos y de ortografía que encontraron.
Ahora, podría ser que este fuera un caso especial, consecuencia del tamaño y aspiraciones de la editorial (pequeña y universitaria). Pero por otro lado esas son las únicas editoriales que, salvo contadas excepciones, hoy por hoy publicarían un libro de cuentos de un autor desconocido. En términos prácticos, el proceso se parece mucho más a la autoedición que a la soñada edición del editor gringo que descubre el talento tras los problemas y transforma los textos flojos en genio.
Así, pareciera que la disyuntiva es falsa. En la vida real el escritor novel autopublica sus cuentos o espera hasta que alguna editorial (pequeña con probabilidad uno) se anime a (o compadezca de) publicar lo que quiera que escribió. Son pocos los que tienen la suerte de calar en el corazón de un editor que haga lo que se supone que debe hacer. Y de cierta manera tiene sentido que sea así: lo más seguro que un trabajo de edición serio sería demasiada inversión para libros como esos. Especialmente si lo que realmente se necesita para que la gente les preste atención y los lea (y de paso los compre) no es trabajar en los textos y refinarlos sino una reseña bien puesta en Arcadia.
Más bien parece como "publish or perish", sin autocrítica (o crítica en cualquier caso) y con una dosis de arrogancia altísima.
Nota al margen: El problemita de las letras es porque al copiar el texto desde word se vienen también una cantidad de estilos y códigos html súper locos. Mejor dicho, vuelva a copiar el mismo texto, pero esta vez péguelo en la pestaña del post en blogger que dice "edición de html" y no en la de "redactar". Esa siempre es la mejor manera de que el texto quede limpiecito.
Luego de eso ya puede volverse a ir a la pestaña de "redactar" y le pondrá los links del caso.
No sé si fui clara. Ojalá le ayude.
NEGRA: a mí también, de entrada, me generan desconfianza los libros autopublicados. Este es otro que confirma la aprensión.
PELÄEZ, JOHAN: no, no tiene nada de malo que se autopublique. Pero casi siempre llega allá por lo que dice MÓNICA: rechazos en editoriales.
KEKEL: gracias por las elogiosas palabras. Este es una especie de diario de lecturas, nada más que para mi torcido regocijo y el de los que pasan por aquí (claro que me encantaría que me pagaran por hacerlo: se escuchan ofertas).
CAROLINA: y todas las reseñas y comentarios, además, se centran más en la autora que en la obra. Si te dio rabia la de Arcadia por eso, mira la de Número escrita por Ángel Perea Escobar: indignante.
JAVIER: lo ideas es un editor más participativo, más "propositivo", como dicen en las compañías modernas. Pero lo que hay es eso, recepcionistas (reciben los manuscritos), correctores. Lástima. Y coincido con su coda: la opción más sabia es no publicar. O hacerlo cuando haya recibido muchas y buenas recomendaciones de amigos y editores.
NANDA: los demás relatos son por el mismo estilo. Parece increíbles, pero son breves y a la vez monótonos. Y si fue clara con las indicaciones, pero voy a dejar la cosa así para acordarme de arreglar los formatos de Word la próxima vez. Gracias por las indicaciones. Y muy buenas las entradas de su blog (Scarpbooks).
CARLY: los finalistas y los ganadores del concurso de El Malpensante los escogieron los jurados... habrá que preguntarles a ellos los criterios que usaron para la escogencia. O la calidad de las demás propuestas, para que esos relatos de Cantor clasificaran.
Es muy curioso que la mayorìa de los comentaristas que aparecen aquì, no dan señas de haber leìdo el libro de Adriana, y solamente han osado lanzarse al mundo de la crìtica literaria basados en la crìtica de un tercero. Es decir, parodiando a Gertrude Stein, una fotocopia es una fotocopia es una fotocopia...
La opiniòn del escritor de este blog acerca del libro de Cantor es muy relevante, porque simplemente es su opiniòn. De otra parte, una reseña como la de mi autorìa y publicada en la revista Nùmero, no es, como resulta en lo absoluto obvio, de ninguna manera un ejercicio crìtico sobre una obra literaria en rigor. Tampoco es propaganda. Es un comentario càndido de alguien que conoce a la autora y que saluda de modo afectuoso su esfuerzo creativo. Adriana Cantor, como escritora, no se constituye en el el màs audaz de los descubrimientos literarios del paìs, sus letras no amenazan con cambiar el rumbo de la literatura nacional. Sus temas no son tan originales, su apariciòn en la escena no es una revelaciòn. De cualquier modo, ninguna de las reseñas citadas aquì por el crìtico de marras, intenta afirmar tales aseveraciones. Tal vez, la belleza en el estilo que Adriana propone, se encuentra en la sencillez, en una suerte de simplicidad que tiene que ver con sus tonos, tempo y ritmo de sus narraciones. La audacia de su propuesta no se halla quizàs en lo novedoso o muy agudo de sus metàforas. Tal vez algo de esa calidez narrativa que yo resalto en el libro de Cantor, sea su voz cotidiana, sin sobresaltos, sin pretensiones de gran literatura, sin que por ello deba uno resignar su escritura al cajòn del conformismo o la mediocridad.
Pienso, por el contrario, que el ejercicio crìtico del autor de este blog, no se compadece con la realidad de la pequeña obra de Adriana, mientras propone una exagerada atenciòn sobre la manera como esta autora ha conseguido llamar alguna atenciòn. Los demàs asuntos, como aquellos sobre la autopublicaciòn y demàs, son a mi parecer una entelequia traida de los cabellos, que hablan màs de la sed por el propio reconocimiento en el amargo escenario de la crìtica literaria profesional. El libro de Adriana Cantor no es màs que un esfuerzo creativo de una artista que se ha expresado durante muchos años de muy diversas maneras. Ese libro es divertido, que se puede leer como quien bebe un sorbo de agua, capaz de invitar a quien lo lea con la misma candidez y despojo de alguna arrogancia, a algunos lugares de la imaginaciòn y la sonrisa. Aunque no podrìa jurarlo con mis manos metidas en la candela, La dosis mortal de Adriana Cantor, no ganarà el Premio Pulitzer; aunque si promete y cumple en su modestia. Yo aseguro, sin que en mi afirmaciòn quepa signo alguno de indignidad, como afirma una de las avinagradas lectoras de este blog, que Adriana merece lo que ha obtenido. La indignidad consiste aquì, en una fotocopia que es una fotocopia que es una fotocopia.
Si lee con objetividad los comentarios de esta y de las demás entradas, se dará cuenta que nos referimos, primero que todo, a lo que el dueño del blog escribe, a lo que sabemos del autor y de la obra comentada –quienes la han leído- o si lo expuesto nos anima a leerla ¿espera su señoría que una vez Camilo publique su post todos corramos a leer la obra para poder comentar?, ¿acaso cree que no tenemos nuestra propia bitácora de lecturas?, esa insinuación de que somos una fotocopia de lo que Camilo lee, piensa y escribe es bastante desacertada, además ese no creo que ese sea el objetivo ni de los críticos ni de este foro. En resumidas cuentas a cada reseña publicada nuestra respuesta es en lineas generales: “estoy de acuerdo (o en desacuerdo) con el comentario, por esto y por aquello y me interesa (o no) leer la obra o ya la leí y mi opinión es esta”.
Vale decir que yo personalmente pienso que esas manifestaciones de afecto entre comentarista y autor pienso demeritan la seriedad de las publicaciones y la objetividad del comentario; todo eso se vuelve elogio mutuo y clientelismo cultural y si, a mi también me indigna. Finalmente, no creo mucho eso de que La Dosis Mortal y su autora “cumplen en su modestia”, un lector avieso y experimentado como don Angel sabe bien que esas auto-publicaciones casi siempre son inmodestia disfrazada y la discusión sobre ellas no es ninguna entelequia -sobre todo cuando hubo rechazos por parte de editoriales serias que no se si este sea el caso, como tampoco se si fue sometido a algún proceso de edición imparcial osea por parte de un profesional que no tuviera ningún vínculo con la autora- esa discución es un argumento válido a la hora de decidir que leemos o que no.
Angel. No me he leido el libro de Cantor ni pienso comprarlo o leerlo. Y no lo hago porque la reseña me parece suficiente para que prefiera dedicar mi tiempo de lectura a otra cosa. Libros hay bastantes y tiempo no tanto.
Por otra parte, da grima que ahora salga con argumentos pendejos sobre que el libro no es una maravilla, pero... Pero nada llave, hacer loas, o free press o saludos afectuosos desde una reseña es una cosa deshonesta. Es como escribir sobre las bondades de un producto de un amigo. Los lectores esperamos que ustedes -los criticos- nos den argumentos para leer o no leer un libro, no para que nos señalen el afecto que le tienen al autor. Para eso estan las loas, los panegiricos y todas esas cosas.
No dudo que Adriana Cantor sea una bella persona, debe ser una chimba, pero usted no le hace un favor reseñandole en esos terminos. Por lo menos a mi, ya me cae gorda.
http://quimicamenteimpuro.blogspot.com/2009/04/hambre-esteban-dublin.html
No habría sobrado que Ángel reconociera su relación de amistad con Adriana antes de lanzarse a la apreciación cándida, o como quiera llamarla. Sin esa aclaración, la reseña es simplemente tramposa (además de regularmente escrita.)
Espero que el comentario de Ángel sea la excepción y no la norma en la sección de reseñas de la revista Número.
Pero es que leer una revista seria para buscar gente seria que de manera responsable y profesional le recomiende a uno lecturas... y va y se encuentra con que la reseña termina en "Adri, espero más. Quiero más de la dulce dosis. Y te quiero más, lógico".
No sé. No me parece.
Adhiero al comentario siguiente de LUCAZ, que cito: "esas manifestaciones de afecto entre comentarista y autor pienso demeritan la seriedad de las publicaciones y la objetividad del comentario; todo eso se vuelve elogio mutuo y clientelismo cultural".
ESTEBAN: el cuento no es mío, es suyo, mano. Apenas aparece ahí un personaje que lleva mi nombre. Así que enhorabuena para usted, no para mí.
También espero, con JAVIER, que esa sea la excepción y no la regla en las reseñas de Número.
Anónima.
No se trata de una afrenta personal contra la señora, que como todos tiene derecho a escribir y publicar el libro que sus posibilidades le permitan, lo de la auto publicación no es un crimen, y aunque en mi caso personal no lo haría, creo que es una opción válida que hace parte del criterio de cada autor.
Se trata por supuesto de algo más general. Lo que sucede con las reseñas escritas por compromiso (no digo amistad porque la amistad, en mi opinión y experiencia, implica otras cosas, quizás lo contrario), es que cuando el libro tiene poca valía, los reseñistas se van descaradamente por la ramas y evitan comprometerse con el contenido haciendo curiosas alusiones al autor, citando paralelos literarios rebuscados o empleando lugares comunes. Este tipo de reseñas por su obvio carácter, más que un favor, terminan por ser un agravio que, como en este caso, hunde las posibilidades del libro de ser tomado en serio y constriñe la imagen del escritor exponiéndolo al ridículo y al escarnio público.
Quienes hacen estas reseñas (cuando tienen algún criterio) prefieren la segura incomodidad que produce escribirlas a aquella más valerosa de ser justos y honestos con sus “camaradas”. Cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe que el elogio descarado, gratuito, tramposo o demasiado evidente es de lejos un acto de irresponsabilidad, insensatez o tontería.
Yo sospecharía que, independiente de su naturaleza, las reseñas positivas (así lo sean sonsamente) siempre contribuyen más a la popularización del libro que a su condena.
En la práctica, lo único que importa es la mención con cierto grado de entusiasmo.
"Estas crónicas me recordaron, no solamente mis propias aventuras, sino también la vibrante candidez de Pamela Des Barres, la famosa groupie de los setenta que se hizo famosa luego con su divertido libro I’m with The Band. Adri, espero más. Quiero más de la dulce dosis. Y te quiero más, lógico"
Eso se llama DESCARO. Pobre revista Némero...parece que no existe un comité editorial. Como dejan publicar una reseña de esas, alguien dijo Clientelismo Cultiral (there you go!) Sin (más)comentarios.
Los que hayan leído el libro y no les haya gustado, arrójenme piedras si quieren.
Es que salvo Camilo Jiménez y a lo mejor Santiago Espinosa, de Arcadia, la crítica de verdad está muerta en Colombia.
¿no?
Vi muchas declaraciones de amistad (by the way) a marta orrantia, otra del parche Soho. ¿QUé tal su Novela?
Autopublicación: puede ser por impaciencia, como en el caso de mi mamá conmigo, que no quería esperar a que lo mandara a editoriales porque parecía imposible que publicaran un libro de vampiros en Colombia. Pasé un año diciéndole que no, que quería pulirlo más, pero me enredé con los estudios y al fin accedí a la autopublicación. Después de eso lo mandé a tres editoriales y pasó otro año en que me mandaban saludos, que muy bueno, pero nada definitivo hasta que lo leyó Carlos Castillo (él sí es rápido). Poco después de que Norma me lo comprara me escribieron de Alfaguara. Todavía no sé cuál es el período reglamentario de espera pero a mí ese año sin un "sí" o un "no" me pareció larguísimo. Por lo menos si a uno le dicen "no estamos interesados" uno sabe que tiene que cambiar de estrategia, pero creo que es muy difícil entablar comunicación con las editoriales, es como jugar al teléfono roto.
De pronto esta pelada quedó contenta, tiene mucha publicidad y a lo mejor los vende todos. Otra cosa es que ella escribe cuentos y yo he escuchado decir que en Colombia es casi imposible que a uno le publiquen un libro de cuentos sin haberse ganado un concurso o sin que una editorial seria le haya publicado una novela antes. ¿Es cierto? De ser así, es más que comprensible su autopublicación. Mucha gracia que le haya quedado bien el libro, ojalá venda todos los ejemplares.
No tengo ni idea de cual sea la calidad de los cuentos escritos por "Adri". Pero he visto manuscritos enmohecer sobre el escritorio de un editor, quien por falta de tiempo, por insinuaciones editoriales más interesantes en terminos de ventas, o por simple incredulidad, no los mira ni por asomo.
Y es que este es un negocio, en la mayoría de los casos, a perdida. El editor debe, por cuestiones presupuestales, apostarle a un libro que sea o MUY BUENO, o que tenga un nombre que lo respalde. Y eso casi nunca, coincide con un autor primerizo. Por es ciertísimo que a una editorial, llega mucha, pero mucha basura, escrita, además por gente muy loca. Uno no podría tampoco críticar al editor por su posición "A prueba de fallos". Como dijeron por ahí: el tiempo es poco, los libros muchos... y la plata para publicar cualquier cosa, pues muy poquita también.
Sin embargo, aquí viene lo de sociedad de mutuo elogio, por que uno encuentra MUCHA basura impresa y en librerias, a cuenta de que el tipejo-autor ha sabido instalarse en un círculo social, que es altamente excluyente.
Las reseñas del libraco de Cantor, asombrosas por su idiotez. Las dos, tanto la de doña Marianne, como la de don Ángel. No sólo de dudosa credibilidad por su contenido, sino enredadas y absolutamente mal escritas.
Un anónimo más.
Un placer leerte nuevamente.
Besos borrascosos