Fusilado: Joe Brainard


Brainard mostró su talento artístico desde muy niño: en Tulsa, Oklahoma, ganó todos los concursos de arte colegiales en los que se inscribió, y además diseñaba los vestidos de su madre. A los 16 conoció a los que serían sus mejores amigos el resto de su vida, los poetas Ron Padgett y Ted Barrigan, y Patricia Mitchell. Vivió en Nueva York durante dos años, entre el 61 y el 62, y pasó meses vendiendo su sangre para comer. Brainard se acuerda de eso en este libro. Regresó a esa ciudad en el 63 y ya no se movería de allí hasta su muerte en 1994. Allí desarrolló la mayor parte de sus pinturas, ensamblajes y collages que lo harían famoso.

Dejo esta breve introducción con las palabras de Paul Auster que aparecen en la contraportada de este hermoso libro: “Me acuerdo es una obra maestra. Los libros supuestamente más importantes de nuestro tiempo serán olvidados uno tras otro, pero la pequeña y modesta joya de Joe Brainard perdurará. Con frases sencillas y contundentes, traza el mapa del alma humana y altera de forma permanente la manera en que miramos el mundo. Me acuerdo es a la vez increíblemente divertido y profundamente conmovedor. Además, es uno de los pocos libros completamente originales que he leído”. Difícil escoger algunas frases, porque todas son hermosas. En fin, acá dejo mi selección.



Me acuerdo (fragmento)

Me acuerdo de cuando la polio era la cosa más terrible del mundo.

Me acuerdo de lo bien que puede saber un vaso de agua después de un tazón de helado.

Me acuerdo de la primera vez que vi la televisión. Lucille Ball estaba yendo a una clase de ballet.

Me acuerdo de un profesor de historia que siempre estaba amenazándonos con tirarse por la ventana si no nos callábamos. (Desde una segunda planta.)

Me acuerdo de que una vez me llené la cara de arañazos con mis propias uñas para que la gente me preguntara qué me había pasado, y yo les contase que había sido un gato y ellos, claro está, sabrían que no había sido un gato.

Me acuerdo de los disfraces de india nativa.

Me acuerdo del hit parade.

Me acuerdo de cuando trabajaba en una tienda de antigüedades y cosas de segunda mano: vendía todo más barato de lo que tenía que venderlo.

Me acuerdo de que cuando vivía en Boston me leí todas las novelas de Dostoievski una detrás de otra.

Me acuerdo de haber pensado en arrancar la página 48 de todos los libros que leyese en la biblioteca pública de Boston, pero perdí pronto el interés.

Me acuerdo de mi abuelo, que no creía en los médicos. No trabajaba porque tenía un tumor. Se pasaba el día jugando a las cartas. También escribía poemas. Tenía las uñas de los pies largas y feas. Hacía todo lo posible por no mirarle los pies.

Me acuerdo del hígado.

Me acuerdo de Liberace.

Me acuerdo de los mocasines con borlas de Liberace.

Me acuerdo de los cuellos de las camisas subidos por la nuca.

Me acuerdo de muchos septiembres.

Me acuerdo de cuando me llamaron a filas y tuve que ir al centro a hacerme el reconocimiento psíquico. Era muy temprano. Me comí un huevo para desayunar y noté cómo se asentaba en mi estómago. Después de pasar lista me mandaron ponerme en una cola distinta a la que estaba la mayoría de los chicos. (Llevaba el pelo muy largo, cosa que por entonces era más rara que ahora.) La cola en la que estaba resultó ser la cola para ver al médico de la cabeza. (De todas formas, iba a pedir verlo.) El médico me preguntó si era gay y le respondí que sí. Después me preguntó que qué experiencias homosexuales había tenido y le dije que ninguna. (Era verdad.) Y me creyó. No tuve ni que quitarme la ropa.

Me acuerdo de mi primera experiencia sexual en el metro. Había un tipo (me daba miedo mirarlo) que estaba empalmado y no dejaba de rozarse contra mi brazo. Me excité bastante y al llegar mi parada me bajé y me fui corriendo a casa, donde intenté hacer un óleo con mi pene a modo de pincel.

Me acuerdo de un chico con el que hice el amor una vez y de que cuando terminamos me preguntó si yo creía en Dios.

Me acuerdo de cuando creía que nada que fuese viejo podía tener valor.

Me acuerdo de un trabajo que tuve limpiando el piso de un anciano que había muerto. Entre sus pertenencias había una vieja foto de un joven desnudo prendida a unos calzoncillos de joven. Había sido director del coro de una iglesia durante años. No tenía familia ni parientes.

Me acuerdo de un niño muy pobre que tenía que ponerse las blusas de su hermana para ir al colegio.

Me acuerdo del tafetán. Y de cómo sonaba.

Me acuerdo de las rosas de papel crepé. Y de los calendarios viejos. Y de las boñigas de vaca.

Me acuerdo de que siempre perdía un solo guante.

Me acuerdo de los lecheros. De los carteros. De las toallas para invitados. De los felpudos de “Bienvenidos”. Y de las señoras de Avon.

Me acuerdo de la silla detrás de la que solía pegar mocos.

Me acuerdo del baño de los sábados por la noche y de los cómics del domingo por la mañana.

Me acuerdo de unos ceniceros que eran como una especie de bolsita rellena de semillas y que no se volcaban en superficies irregulares.

Me acuerdo de la gente muy mayor cuando yo era muy joven. Sus casas olían raro.

Me acuerdo de las tizas.

Me acuerdo de cuando las pizarras verdes eran algo novedoso.

Me acuerdo de un chico. Trabajaba en una tienda. Me gasté una fortuna comprándole cosas que no quería. Luego, un día, ya no estaba allí.

Me acuerdo de fantasear con morir y con lo triste que estaría todo el mundo.

Me acuerdo de fantasear con suicidarme y con la carta que dejaría.

Me acuerdo del sonido de cuando venía el de los helados.

Me acuerdo de “Los maricas no saben silbar”.

Me acuerdo de los días lluviosos a través de la ventana.

Me acuerdo de un niño que tenía un padre que no era partidario de los bailes ni de la natación mixta.

Me acuerdo de cuando la Pepsi-Cola estaba con un pie en la tumba.

Me acuerdo de que las cerezas eran muy caras.

Me acuerdo de que mi padre se rascaba las pelotas un montón.

Me acuerdo de lo chica que se te queda la polla cuando te quitas un bañador mojado.

Me acuerdo de evitar mirar a los lisiados.

Me acuerdo de “Eso lo hace hasta un niño”.

Me acuerdo de la primera vez que me vi con bermudas en un espejo de cuerpo entero. No he vuelto a ponérmelas.

Me acuerdo de las noches en los autobuses Greyhound.

Me acuerdo de preguntarme qué estará pensando el conductor.

Me acuerdo de las iglesias modernas, tan pequeñas y feas.

Me acuerdo de lo excitante que es ver fugazmente un cuerpo desnudo en una ventana, aunque en realidad no hayas visto nada.

Me acuerdo de reordenar las cajas de caramelos para que no pareciese que faltaban tantos.

Me acuerdo de que me preguntaba por qué, si Jesús podía curar a los enfermos, no curaba a todos los enfermos.

Me acuerdo de las cadenas de mensajes.

Me acuerdo del papel parafinado.

Me acuerdo de esa pequeña sacudida que das justo antes de quedarte dormido. Como cayéndote.
Me acuerdo de haber intentado chupármela una vez, pero no llegó a funcionar.

Me acuerdo de reflexionar sobre si se debe o no se debe matar una mosca.

Me acuerdo de lo aburridos que eran los noticiarios.

Me acuerdo más de tener canicas que de jugar a las canicas.

Me acuerdo de mi padre intentando quitarme astillas de la mano con una aguja.

Me acuerdo de las llaves de los patines.

Me acuerdo de buscar tréboles de cuatro hojas. Aunque no mucho rato.

Me acuerdo de que me daba vergüenza sonarme la nariz en público.

Me acuerdo de “popó” y “pipí”.

Me acuerdo de que me prohibía a mí mismo comer chucherías antes de que empezase la película.
Me acuerdo de que esas sandalias y esas faldas cortas me parecían poco prácticas para ir a la guerra.

Me acuerdo de las sombras de pies por debajo de la rendija de la puerta. Y de primeros planos de pomos girando.

Me acuerdo de las viñetas cómicas de “recién casados”.

Me acuerdo de caras bonitas que no se mueven.

Me acuerdo de volver del colegio pisando las hojas acumuladas a lo largo del bordillo.

Me acuerdo de que los primeros regalos los abría muy rápido y los últimos muy despacio.

Me acuerdo de lo vacío que podía llegar a ser el día de Navidad una vez que habías abierto todos los regalos.

Me acuerdo de que creí haber inventado algo realmente genial cuando se me ocurrió echarles zumo de naranja a los cereales en vez de leche pero cuando los probé estaban asquerosos.

Me acuerdo de que me encantaba la masa de galletas cruda.

Me acuerdo de ponerme bolitas de mercurio en la palma de la mano, y de abrillantar centavos con ellas.

Me acuerdo de un niño que me dijo que era más divertido mear con alguien que solo, y así lo hicimos, y era verdad.

Me acuerdo de mirar muy de cerca el algodón de feria y de ver que estaba hecho de granitos rojos.

Me acuerdo de ese trozo de carne blanca que se ve ente el dobladillo de los pantalones y los calcetines cuando los hombres mayores cruzan las piernas.

Me acuerdo de un hombre gordo que vendía seguros. Un caluroso día de verano fuimos a visitarle y llevaba puestos unos pantalones cortos y cuando se sentó se le salió un huevo. Me acuerdo de que era igual de difícil mirarlo que no mirarlo.

Me acuerdo de preguntarme si tenía “pinta de gay”.

Me acuerdo de que las ollas a presión no me inspiraban mucha confianza.

Me acuerdo de la cara de mi madre cubierta de mascarilla.

Me acuerdo de que no podía entender cómo la gente muy fea o deforme podía soportarlo.

Me acuerdo de una chica rechoncha con el pelo largo y las orejas perforadas y unas tetas gigantes de la que se decía que era un polvo fácil.

Me acuerdo de que tenía que ir a pelarme cada dos sábados. Y de que el barbero siempre estaba haciendo sonar las tijeras, hasta cuando no estaba cortando nada.

Me acuerdo de los envoltorios ruidosos de caramelos justo cuando no quieres hacer ruido.

Me acuerdo de ponerme mi mejor ropa para ir a comprar ropa nueva.

Me acuerdo de los lápices amarillos del número 2 con la goma rosa.

Me acuerdo de algunos maestros que te dejaban ir a sacarle punta al lápiz sin tener que preguntar.

Me acuerdo de los pequeños lunares blancos de las uñas.

Me acuerdo de las sábanas frías en invierno.

Me acuerdo de ir por la calle intentando no pisar las rayas.

Me acuerdo de encontrar en ese cajón cosas que no tenía que encontrar, ocultas entre las medias.
Me acuerdo de la forma que tiene de plegársete sobre el dedo una mano de bebé, como si fuese para siempre.


Lo fusilamos de: Joe Brainard, Me acuerdo, México, Sexto Piso, 2009, 146 páginas. Traducción de Julia Osuna Aguilar. Gracias a Mario Jursich por pasarme este librito inolvidable.

Comentarios

Javier Moreno ha dicho que…
Ocho años después, Georges Perec se copió.
Camilo Jiménez ha dicho que…
Varios han seguido la fórmula aquí fusilada, porque es "sencilla y contundente", como bien lo dice Auster. Marcelo Mastroianni tituló "Sí, ya me acuerdo" su libro de memorias, inevitablemente basado en el ejercicio de Brainard. Juan Bonilla, un escritor español, abrió una página donde uno puede poner sus "me acuerdo". Aquí: http://es.geocities.com/juanbonillaweb/jemesouviens.htm
Supimos de Brainard (y de la estela de Perec) en el buen blog de Eduardo Berti. Aquí: http://eduardoberti.blogspot.com/2009/07/joe-brainard.html
Y aquí: http://eduardoberti.blogspot.com/2007/11/recuerdo.html
JuanDavidVelez ha dicho que…
Nada, me imagino que lo que ocurre es que a cierta edad y con un buen dominio del frances uno le empieza a sacar gusto a esas cosas.

Solo deberia haber dos personas en el mundo autorizadas a escribir listas: Joaquin Sabina y Andrea la prepago. De resto nadie mas.
Camilo Jiménez ha dicho que…
Me acuerdo del calor de la ropa recién planchada.

Me acuerdo del olor de las panelitas de coco que hacía mi mamá mientras yo hacía las tareas del colegio.
maggie mae ha dicho que…
- me acuerdo de cuando con 50 pesos comía todo el día en el colegio.
- me acuerdo de la primera vez que dije hijueputa: mi hermanito me pisó el dedo chiquito de maldad y yo grité: hijueeeeeeepuuuuuuuuutaaaaaaaaa y mi mamá mepegó un pellizco. tenía 4 años.
- me acuerdo de Oscar y Randy, en cuarto de primaria se enamoraron de mi, y yo sólo les hacía desplantes, pero recibía los regalos que me hacían.
maggie mae ha dicho que…
ay no, juan daví mijo, yo me autoricé a escribir mi listica.
JuanDavidVelez ha dicho que…
Eso ví Margarita.

Yo me acuerdo la primera vez que baje escalas en bicicleta, siempre he sido ambicioso y eran muchas escalas, me cai y me puse a llorar, eso fue en el barrio la nubia, eran tantas escalas que voy a ir a buscar donde estan esas putas escalas, voy a ir para enfrentarme a mis temores.

Cuando me caí los parceros de 6 años se dividieron, unos se burlaron y otros se rieron muchisimo, yo en el suelo oia decir "no te paso nada" "que gueva" "eso no importa" "deje de chillar".
Andrés ha dicho que…
Me acuerdo de cuando vi a Pablo Escobar recogiendo a su hijo en el colegio San José. No tenía bigote.

Me acuerdo del primer full frontal femenino que vi en una película. Fue en Despedida de soltero, con Tom Hanks. Mis amigos y yo nos abrazamos como si hubiéramos metido un gol cuando salió la vieja viringa.

Me acuerdo de Juandaví Vélez metido en una pelea grupal de water polo.

Me acuerdo cuando me acordaba de muchas más cosas.
maggie mae ha dicho que…
me acuerdo de que me presentaron a un man que se llama andrés burgos, en ese entonces había escrito nada o no lo habían publicao, creo, y de ahí en adelante nos encontrábamos en todas partes y ese man le dijo a la que me lo presentó, en chiste posiblemente, que yo lo estaba persiguiendo y yo me morí de la rabia.
Johan Bush Walls ha dicho que…
Me acuerdo de cuando Le estaba mostrando a T.S. un poemita que había escrito la noche anterior, de repente se apareció Ezra con un mamacho de hojas que, según dijo, estaban llenas de sus cantos; estiró el cuello para leer mi texto e inmediatamente pronunció las siguientes palabras: "no trates de escribir en versos mediocres lo que ya se ha dicho en buena prosa". Ahí mismo le dejé ir un gran talegazo y jamás volví a dirigirle la palabra, por eso nunca han visto que le haya dedicado algún poema.

Salú pue.
Apelaez ha dicho que…
Me acuerdo de cuando la avenida suba era una carretera de dos carriles.

Me acuerdo de las ranas que vivian en el lote del hoy bulever niza.

Me acuerdo de los trolley buses

Me acuerdo de unos dulces en forma de pistolas y otras figuritas que estaban rellenos de liquido y me los traia mi mamà cuando iba al centro.

Me acuerdo de la escarapela verde con mi nombre que me entregaron el primer dia de colegio

Me acuerdo del telefono de mi primera casa y el nombre de los porteros del barrio
Ángela Cuartas ha dicho que…
Me acuerdo de las piedras en las que me sentaba a esperar la buseta del jardín.

Me acuerdo del olor de la señora que iba en la buseta del jardín.

Me acuerdo de la primera vez que me pregunté dónde estaba antes de estar en la barriga de mi mamá. Estaba sentada en la taza del baño viendo a mi mamá echarse cremas en la cara.

Me acuerdo de la cara de mi mamá cuando le hice la pregunta.

Me acuerdo de la sensación de atravesar charcos y riachuelos sin mojarme los pies gracias a las botas machita.
Andrés ha dicho que…
Me acuerdo de los animales salvajes que conocí en la Hacienda Nápoles. Me acuerdo de una vez que la guerrilla interfirió en la señal de televisión y mandó un mensaje de audio sobre la lluvia de la pantalla. Me acuerdo de que yo me tuve que ir de Medellín porque Margarita me perseguía. Y me encantaría saber dónde andaba Ángela Cuartas antes de estar en la barriga de su mamá.
JuanDavidVelez ha dicho que…
Me acuerdo que a mi me daba (y me sigue dando) mucha pena empezar a usar las nuevas modas, yo las empezaba a usar cuando ya eran lo suficientemente mainstream, un tiempo se puso de moda andar en zapatos apaches pero sin medias, me acuerdo que el primer dia que salí así a la calle me sentí sobreactuado, con miedo a la gozada de los compañeros por ponerme modas para las que yo no estaba a la altura.
Camilo Jiménez ha dicho que…
Me acuerdo del sabor del primer trago de vino que me tomé. Era dulce, me acuerdo de que era vino de cerezas y lo probé en el restaurante Mirador de Aburrá.

Me acuerdo del fijador lechuga.

Me acuerdo de la chucha americana.
Javier Moreno ha dicho que…
Remember, remember, September the eleventh.
Pablo R. Arango ha dicho que…
Me acuerdo cuando estaba dobaldo encima de una mesa en Casa Roña y un tipo me estalló una media de aguardiente por detrás en la cabeza. Me acuerdo cuando le puse la cara y él con la botella partida en la mano derecha y los ojos llenos de estupefacción, me dijo: “uy hermano, qué pena, no era pa usté”. Me acuerdo que le dije que gracias a dios no estaba yo arrodillado. Me acuerdo que una puta del local, novia mía, le sacó un cuchillo y le gritaba: “a mí no me lo tocan”, y que yo me puse frente a ella, bañando en sangre al tipo que estaba detrás de mí, yo de escudo, mientras yo le decía a la Jenny: “mi amor, se equivocó, todos somos humanos”. Me acuerdo, de milagro me acuerdo.
Camilo Jiménez ha dicho que…
Me acuerdo de los taxis negros con el techo amarillo.

Me acuerdo de las placas de los carros negras con letras (dos) y números (cuatro) blancos.

Me acuerdo de la placa del primer carro que tuvimos en la casa: LD 1838.

Me acuerdo de los ambientadores para carro.
maggie mae ha dicho que…
me acuerdo de coger los lápices de colores como si fueran cigarrillos y decirle a mi mamá que cuando fuera grande iba a fumar. cumplí.
me acuerdo del señor murcia, el barbero de la esquina, siempre estaba peinado como gardel.
Anónimo ha dicho que…
Me acuerdo del día que yo estaba en la ventana de mi cuarto, un lunes del 96 a las ocho de la noche, y un tipo, de chaqueta azul muy larga, sacó un revólver y le metió un tiro en el pecho a su acompañante. Me acuerdo que el hombre quedó como sentadito en la calle batiendo sus brazos. Me acuerdo cómo entonces el asesino se le acercó y le descerrajó otros tres: ¡tun-tun-tun¡ Me acuerdo que salió al trote y me acuerdo de la patrulla, me acuerdo de la esposa del viejo cuando llegó y de su alarido tremendo, me acuerdo del levantamiento de los forenses y del charco de sangre que lavó la vecina del frente de mi casa cuando todos se marcharon.

Andrés M.
Anónimo ha dicho que…
Me acuerdo de William Zapata.
Camilo Jiménez ha dicho que…
Me acuerdo del bingo de mi colegio donde me gané un juego de llantas para carro y un tapete.

Me acuerdo de los arrocitos de colores y de los tatuajes que llevaban adentro.

Me acuerdo de los helados en cachucha de plástico. Me acuerdo de la música que ponía el camión que los vendía.

Me acuerdo de "si lo tiene, tráigalo" y de "Para mí, Gelhada o nada".
Apelaez ha dicho que…
Me acuerdo de los helados en baloncito de plástico.

Me acuerdo recitando un poema y haciendo la mímica correspondiente a la letra.
bellatrix333 ha dicho que…
Me acuerdo del olor del incienso en una iglesia oscura y aburrida.

Me acuerdo del primer niño con el que iba a bailar en una asamblea en el primer grado de primaria.

Me acuerdo de la primera vez que aspiré el olor de la tierra mojada.

Me acuerdo del primer beso en los labios que le dí a mi hermano Antonio.
dé ha dicho que…
Me acuerdo de cuando en este blog sólo aparecían las frases de Stevenson y Rossi.
JuanDavidVelez ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JuanDavidVelez ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
yacasinosoynadie ha dicho que…
funciona por que uno mismo va haciendo sus propios "me acuerdo" y se va llenando de melancolia...

-me acuerdo de que mi primer beso fue colectivo.

-me acuerdo de que un dia me meti desnudo a la nevera vacia para sentir como se sentian los tomates.

-me acuerdo de que mi primera masturbada fue casi por accidente.

-me acuerdo de mi papá parado en la puerta oliendo la lluvia.

-me acuerdo del terror que sentí cuando escribí mi primer poema.

-me acuerdo de mis tortugas ninjas organizadas en los estantes.

-me acuerdo de salir a jugar en pijama con avionsitos de papel al calor del medio día.

-me acuerdo de los golchips.

-me acuerdo de un amigo que se llamaba Delfin igual al papá. El papá tenía cara de delfin, pero mi amigo no.

-me acuerdo cuando la niña de la casa 10 atropelló a Yessit y casi le saca un ojo con el freno de la bisi. Un año despues se fueron del conjunto.

-Recurdo lo que sentí cuando terminé de leer Dalia y Sasir de Jairo Anibal Niño.

-Recuerdo: "un adulto es un niño inflado por los años"...

que PUTISIMA melancolia.
Roberto Balbastro ha dicho que…
Me acuerdo de la primera vez que entré a un motel con una vieja seis años mayor que yo. Yo ya era mayor de edad, pero no dejó de impresionarme que justo en ese momento, en la entrada del edificio, un man mató a otro a punta de cuchillo por quitarle el "viper". Quedé tan impresionado que no pude funcionar esa noche.
gabrielefe ha dicho que…
Me acuerdo que mi hermana y yo (Villavicencio) esperábamos a mi papá cuando viajaba a Bogotá y nos traía manzanas acarameladas que nos comíamos delante de todos los vecinos sin ofrecerles.

Me acuerdo que yo era el dueño del balón de fútbol en toda la cuadra pero no jugaba un culo.

Me acuerdo que me daba un miedo todo rico cuando me quedaba en casa de la abuela y dormía con mi tía Nelly que era la más linda de las lindas. (tenía siete años, yo).

Me acuerdo que la primera vez que me fume un porro quería que todo el mundo se diera cuenta que estaba embaretado.
Camilo Jiménez ha dicho que…
Lo que más me gusta de esta entrada es que invita a organizar los recuerdos. Gracias por pasar y comentar, Gabriel. Un abrazo.