El viento tiene voz humana, de Jules Renard




Jules Renard desperdigó por su diario frases esplendorosas que recogieron los calendarios franceses durante buena parte del siglo pasado. Pero por aquí el personaje, su pensamiento y su obra han sido poco difundidos. Celebro pues la decisión de la editorial colombiana Milserifas de extractar frases del Diario de Renard y traerlas en un librito muy bello y accesible. En esta colección de frases sueltas incluso puede percibirse un eco de lo que Josep Massot señala en el prólogo a una edición del Diario de Renard publicada por DeBolsillo hace unos años: “Este libro puede leerse pues fragmentariamente, eligiendo una página al azar, o como una novela desestructurada, al estilo Renard, donde se mezclan la narración, la historia, el pensamiento, la observación de la naturaleza y del comportamiento humano”. Tal cual.  

A continuación una breve selección de El viento tiene voz humana, de Jules Renard publicado por Milserifas con un atildado prólogo de Humberto Ballesteros. Un libro perfecto para leer y regalar en esta época y en cualquier otra.



Hay momentos en los que todo sale bien. No hay que asustarse: eso pasa.

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La pereza no es otra cosa que el hábito de descansar antes de estar cansado.

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Dotado de una feliz memoria que me permite olvidarme instantáneamente de cualquier lectura.

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Hay que saber aburrirse, para que la vida no parezca demasiado corta.

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Cada vez que quiero ponerme a trabajar, me interrumpe la literatura.

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Si tuviera todo lo que deseo, de inmediato tendría la impresión de que no tengo nada.

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Los ciegos nos enseñan a ver.

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Es otoño. En un cielo inmóvil pasan dos golondrinas con retraso.

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Sí, la naturaleza es bella. Sin embargo, no te enternezcas demasiado por las vacas. Son como todo el mundo.

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Roncar es dormir en voz alta.

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Prudencia no es más que un eufemismo de miedo.

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No basta con ser feliz: también es necesario que los demás no lo sean.

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¡Te creía muerto! Bueno, otra vez será.




Tomado de: Jules Renard, El viento tiene voz humana, Bogotá, Milserifas, 2016. Traducción de Luisa Fernanda Espina.

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