Fotografía tomada de Bookshelf Porn |
Un párrafo sin errores. No se trataba de resolver un
acertijo, de componer una pieza literaria o de encontrar razones para defender
un argumento resbaloso. No. Se trataba de escribir un párrafo que condensara un
texto de mayor extensión. Es decir, un resumen. Un resumen de un párrafo. Donde
cada frase dijera algo significativo sobre el texto original. Donde se
atendieran los más básicos mandatos del lenguaje escrito –ortografía, sintaxis–
y se cuidaran las mínimas normas de cortesía que quien escribe debe tener con
su lector: claridad, economía, pertinencia. Si tenía ritmo y originalidad,
mejor, pero no era una condición. La condición era escribir un resumen en un
párrafo sin errores vistosos. Y no pudieron.
Está bien, no voy a generalizar. De treinta estudiantes,
tres se acercaron y dos más hicieron su mejor esfuerzo. Veinticinco muchachos no
pudieron escribir el resumen de una obra en un párrafo atildado, entregarlo en
el plazo pactado y usar un número de palabras limitado, que varió de un
ejercicio a otro. Estudiantes de comunicación social entre su tercer y su octavo
semestre, que estudiaron doce años en colegios privados. Es probable que entre
cinco y diez de ellos hubieran ido de intercambio a otro país, y que otros más
conocieran una cultura distinta a la suya en algún viaje de vacaciones con la
familia. Son hijos de ejecutivos que están por los cuarenta y los cincuenta,
que tienen buenos trabajos, educación universitaria. Muchos son posgraduados. En
casa siempre hubo un computador; puedo apostar a que al menos veinte de esos
estudiantes tiene banda ancha, y que la tele de casa pasa encendida más tiempo en
canales de cable que en señal abierta. Tomaron más Milo que aguadepanela, comieron
más lomo y ensalada que arroz con huevo. Ustedes saben a qué me refiero.
Por supuesto que he considerado mis dubitaciones, mis
debilidades. No me he sintonizado con los tiempos que corren. Mis clases no
tienen presentaciones de Power Point ni películas, a lo más vemos una o dos en
todo el semestre. Quizá ya no es una manera válida saber qué es una crónica
leyendo crónicas, y debo más bien proyectarles diapositivas con frases en mayúsculas
que indiquen qué es una crónica y en cuántas partes se divide. Mostrarles la
película Capote en lugar de leer A sangre fría. No debí insistir tanto en
la brevedad, en la economía, en la puntualidad. No pedirles un escrito de cien
palabras sino de tres cuartillas mínimo. Que lo entregaran el lunes, o el
miércoles.
De esas limitaciones e inseguridades mías, quizá, vengan las
pocas y tibias preguntas de mis estudiantes este último semestre que di clase,
sus silencios, su absoluta ausencia de curiosidad y de crítica. No supe
preguntar esta vez, no supe invitarlos a pensar. De ahí quizá vengan sus
párrafos aguados, con errores e imprecisiones, inútilmente enrevesados, con
frases cojas y desgreñadas. Esos párrafos vacilantes, grises, temblorosos que
me entregaron durante todo el semestre. Pareciera que estoy describiendo a un grupo
de zombies. Quizá eso es lo que son. Los párrafos, quiero decir.
El curso se llama Evaluación de Textos de No Ficción y pertenece
a la línea de Producción Editorial y Multimedial de la carrera de Comunicación
Social de la Universidad Javeriana. En cuanto a lecturas, siempre propuse piezas
ejemplares en los géneros más notorios de la no ficción: crónica, perfil,
ensayo, memorias y testimonios. Los autores iban variando de un semestre a
otro. Capote, Talese, Hersey, Abad Faciolince, Mitchell, Wolf, Paz, Rossi, Salcedo
Ramos, Borges, Caparrós, Tejada Cano, Reyes, Samper Pizano, Sacks… A partir de
esos clásicos nacionales y extranjeros los estudiantes intentaban escritos como
los que debe elaborar un editor durante su ejercicio profesional. Primero un
resumen: todos los textos de los editores son breves, o deberían serlo
–contracubiertas, textos de catálogo, solapas, etcétera–. Una vez que la
mayoría hubiera conseguido un resumen bien hecho pasábamos a escritos más
complejos: notas de prensa y contracubiertas, para terminar con un informe
editorial o una reseña.
En una de las sesiones semanales revisábamos lo que veníamos
leyendo, y yo intentaba dirigir la conversación para que identificaran las
características del género, así como las fortalezas y debilidades del texto en
cuestión. La otra sesión la dedicábamos a revisar y pulir los ejercicios
escritos de los estudiantes. En el centro de todo el programa estaban la
participación y la escritura de textos breves a partir de otro texto mayor. Insistí
siempre en la participación en clase para fomentar actividades que noto algo
empañadas en la actualidad: la escucha atenta, la elaboración de razones y
argumentos, oír lo que uno mismo dice y lo que dice el otro en una
conversación. Buscaba que practicaran hacerse entender en un grupo, una
herramienta que estimo fundamental no sólo para la vida profesional, sino para
la vida civil. El otro concepto
transversal –debo posar de académico—del curso, la economía lingüística,
buscaba mostrarles la importancia de honrar la prosa. Si uno en cien palabras
debe sintetizar un libro de 200 páginas debe cuidar cada palabra, cada frase,
cada giro. En últimas, la palabra escrita les dará de comer a estos estudiantes
cuando sean profesionales, no importa si se desempeñan como editores de libros,
revistas o páginas web, como periodistas o como profesores e investigadores. Cada
palabra es importante, cada frase debe decir algo pertinente.
La inmensa mayoría de estudiantes de este último semestre
que di clase, y los de dos o tres anteriores, nunca pudieron pasar del resumen.
No siempre fue así. Desde que empecé mi cátedra, en 2002, los estudiantes
tenían problemas para lograr una síntesis bien hecha, y en su elaboración nos
tomábamos un buen tiempo. Pero se lograba avanzar. Asimismo, siempre hubo otro
ambiente en mis clases. O motivé yo un ambiente distinto, no sé. Notaba un calibre
más inquieto en los veinteañeros que estaban frente a mí. Más dubitativo. Más
curioso. Había más preguntas en el ambiente. No encuentro otra forma de
decirlo. Lo que siento de tres o cuatro semestres para acá es más apatía y
menos curiosidad. Menos proyectos personales de los estudiantes. Menos
autonomía. Menos desconfianza. Menos ironía. Menos espíritu crítico.
Debe ser que no advertí cuándo la atención de mis
estudiantes pasó de lo trascendente a lo insignificante. El estado de Facebook.
“Esos gorditos de más”. El mensaje en el Blackberry que no da espera. Debe ser
que no me supe sintonizar para el momento en que La Tigresa de Oriente se
volvió más cool que Patti Smith.
Nunca he sido mamerto ni amargado ni ñoño, no me voy a
engañar: a los veinte años fumaba marihuana como un rastafari y me descerebraba
con alcohol cada que podía al lado de mis cuates. Quería ver tetas, e hice
cosas de las que ahora no me enorgullezco por tocarlas. Empeñé mucho, mucho
tiempo en eso. Pero leía. Mis amigos veían películas como si se les fueran a
salir los ojos. Podíamos discutir una hora, cuál de todos más copetón, si John
Cazale era el Freddo de El Padrino y el
compañero de Pacino en Tarde de perros.
O en qué discos de Lou Reed había tocado el bajo Fernando Saunders. Esas cosas
que no interesan. O sí. No sé, en esos tiempos lo importante, creo, era
discutir, especular, quedar picados para buscar después el dato inútil. Interesaba
eso: buscar. A otros por supuesto les interesaban el dinero, el poder y las
chicas. Y no leían. Pero había muchas personas de nuestra edad que estaban
haciendo cosas, que se preguntaban cosas, que especulaban. Estoy por pensar que
la curiosidad se esfumó de estos alumnos míos desde el momento en que todo lo
comenzó a contestar ya, ahora mismo, el doctor Google.
Es cándido echarle la culpa a la televisión, a Internet, al
Nintendo, a los teléfonos inteligentes. A los colegios, que se afanan en el
bilingüismo sin alcanzar un conocimiento básico de la propia lengua. A los
padres que querían que sus hijos estuvieran seguros, bien entretenidos en sus
casas. Es cándido culpar al “sistema”. Pero algo está pasando en la educación
básica, algo está pasando en las casas de quienes ahora están por los veinte
años o menos.
Mi sobrino le dice a su madre, mi hermana, que él sí lee,
que lee mucho en Internet. Es una respuesta generacional y genérica. La
pregunta es cómo se lee en Internet. Lo que he visto es que se lee en medio del
parloteo de las ventanas abiertas del chat, mientras se va cargando un video en
Youtube, siguiendo vínculos. Lo que han perdido los nativos digitales es la capacidad de concentración, de introspección,
de silencio. La capacidad de estar solos. Sólo en soledad, en silencio, nacen
las preguntas, las ideas. Los nativos digitales no conocen la soledad ni la
introspección. Tienen 302 seguidores
en Twitter. Tienen 643 amigos en
Facebook.
Dejo la cátedra porque no me pude comunicar con los nativos
digitales. No entiendo sus nuevos intereses, no encontré la manera de
mostrarles lo que considero esencial en este hermoso oficio de la edición. Quizá
la lectura sea ya otra cosa con la que no me pude sintonizar. De pronto ya no
se trata de comprender un texto, de dialogar con él. Quizá la lectura sea ahora
salir al mar de Internet a pescar fragmentos, citas y vínculos. Y en
consecuencia, la escritura esté mudando a esas frases sueltas, grises, sin vida,
siempre con errores. Por eso los nuevos
párrafos que se están escribiendo parecen zombies. Ya veremos qué pasa dentro
de unos pocos años, cuando los alumnos de mi último semestre de clases tengan
treinta y estén trabajando en editoriales, en portales y revistas. Por ahora,
para mí, ha llegado el momento de retirarme. Al tiempo que sigo con mis cosas
voy a pensar en este asunto, a mirarlo con detenimiento. Pongo el punto final a
esta carta de renuncia con un nudo en la garganta.
Comentarios
Es una realidad cruda, triste, que hace trizas cualquier deseo de compartir aquello que se ha ido aprendiendo en el trato con los libros.
Un escrito muy bonito y, no sé, muy conmovedor.
Un saludo,
JO
Por otro lado, si te interesa montar un diplomado o curso, aunque sea virtual, de lo que dabas en clase, me le apuntaría feliz.
¿Cómo hacer para no incidir en lo que ya comenzamos a saber todos? A mí me parece el problema más grave de todos, el de la educación -por encima del terrorismo, la droga y la economía-, pero lo más grave de todo es que ni los políticos ni "la gente" se da cuenta. Y no veo cómo se les podría hacer reaccionar.
Saludos.
Años después escuché algo parecido de Adolfo Bernal, ¿lo recordás? Él nos contaba que separaba a sus alumnos entre los que desayunaban con arepa y almorzaban con fríjoles y los que desayunaban corn flakes y almorzaban hamburguesa; esos hijos de divorciados -los segundos-, según él, tenían menos interés en aprender porque no tenían padres que les exigieran, algo así era su argumento.
El punto es que, según mi percepción, el desinterés por aprender, la falta de curiosidad, es un asunto que ha ido creciendo y cada generación lo va agudizando en mayor medida, sin que el sistema educativo proponga algo para contrarrestarlo.
Es una realidad terrible, mi hermana menor pertenece a esa generación, tal vez por eso me sentí feliz hace un par de semanas cuando pidió que le recomendara un libro. Le recomendé Seda, tenía que optar por algo que entrañara en sí mismo la belleza y la brevedad, tenía que hacerlo porque no se trata de una generación a la que no le puedes recomendar Los detectives salvajes. El caso es que esa inquietud de ella, y ver que terminó el libro y quedó picada, me dejó ver una pequeña luz de esperanza.
Pero no pongo el ejemplo para mentirle a nadie, mi hermana ya no será una gran lectora, ni tendrá muchas inquietudes intelectuales, ya no verá el padrino, no se interesará por Borges, Ribeyro, o Carlos Fuentes. Ya no pasó y no pasará. Hoy todo requiere un ritmo y un vértigo en el que nuestros amados "dinosaurios" lucen lentos.
Que tristeza.
Aunque he vivido experiencias similares a las suyas, no creo que todo esté perdido o que haya que renunciar.
Finalmente siempre habrá una brecha generacional entre profesor y los alumnos que haga pensar a quien enseña que los estudiantes ya no son como antes.
Probablemente nosotros también le hicimos pensar eso a alguno de nuestros profesores y, ante todos los pronósticos, aquí estamos.
Como han dicho varios visitantes, es un texto que amerita más análisis pero en definitiva la situación no es para claudicar sino para adaptarse.
Soy docente universitario en otra rama del conocimiento y enfrento esta situación desde hace mucho tiempo. Tu problema con Google es equivalente al mío con Wikipedia... duele como un carajo!!!
Considero importante al momento de la labor docente tener unas reglas claras de limitadas excepciones y un nivel de exigencia alto. Redes Sociales, buscadores y demás "distractores" tecnológicos deberían ser aprovechados como herramientas complementarias a las estrategias tradicionales.
Evolucionar para no permitir que la mediocridad estanque nuestras bellas profesiones.
Cada vez más veo entre la gente de mi generación personas apáticas que asumen que entre más fácil consigan las cosas más astutas son. Claro que hay profesores que no dan lo mejor de sí en las clases, que no planean ni le ponen alma al oficio de la enseñanza, pero me niego a creer que quien escribió una carta como esta sea uno de ellos.
Me hubiera gustado mucho haber estado en su clase. Tuve estupendos profesores en Comunicación y en Editorial (en Periodismo también), profesores que admiro mucho y que me inspiraron para seguir por el camino de la edición. Es una pena que usted se vaya de la Facultad porque los profesores hacían de ese campo un campo especial; para quienes realmente aman las letras y para aquellos que no conocen nada pero que quieren conocer, un buen profesor es fundamental.
Y aunque usted no me dio clase, fue uno de mis jurados de tesis.
No recuerdo a algún maestro, de ningún nivel, que me haya inculcado el hábito de la lectura, quién sabe por qué terminé siendo lector cuando todo mi entorno era antilectura.
Aquí hay culpa compartida, la gran cantidad de maestros, de primaria, secundaria, universitarios, de maestría, de lo que sea, también "dan ganas de balearse en un rincón".
Espero que no deje de escribir porque existimos muchos a los que nos ha costado alcanzar el saber y es por ese precio económico y el esfuerzo físico que anhelamos que personas como usted no se aparten de su profesión. Espero que no deje de escribir para aquellos que aun tenemos hambre de conocimiento.
Saludos
Nadir Chacín
Por un lado, el computador es el instrumento que por obligaciòn debe tener todo comunicador, editor, investigador, acadèmico. Lo digo porque ahora mismo estoy terminando mi maestrìa y entiendo que todas las publicaciones serias no estàn publicadas en fìsico, sino que vienen en revistas digitales.
Por otro lado, quien no maneje bien un computador no puede hacer una tesis de grado, menos de maestría o de doctorado.
Ahora bien, Lo que me interesò de su blog es la manera que usted manifiesta su insatisfacciòn de tener una clase de estudiantes desapasionados por la vida, por su proyecciòn profesional, por su espìritu crìtico... Eso no es nuevo de las recientes generaciones (salvo los miembros activos -y pasivos- del MANE, que descrestaron a todo un paìs).
El problema no son las tecnologias sino cómo se utilizan, quienes las usan para perder el tiempo, o para desarrollar una habilidad que le puede servir para ganarse la vida.
El gran problema es el desinterès por vivir... Nadie es responsable de esto, es el inconveniente de nuestro tiempo.
Muchas gracias.
No creo que sea una cuestión de esta generación en especifico, en mi generación ya pasada unos siete años, también había mucha apatía. En realidad responsabilizo principalmente al profesor por no generar interés en sus alumnos así sea al menos en unos pocos, me parece muy complicado y difícil ese rol de profesor, ese rol de autoridad, como cualquier rol de autoridad sean jefes, padres o profesores.
Y aunque me parezca que la responsabilidad principal sea del profesor, esto no me deja de impresionar y parecer triste. tanta apatía, tanto desinterés.
Ánimo.
Espero que haga su catedra en cualquier lugar, usted no sabe en que momento alguien lo pueda escuchar.
La parte que me gustó no es la de la cantaleta y la queja (que seguro que es merecida), pero eso no me pareció tan bacano, finalmente gente echando cantaleta es lo que hay. Lo que me parece bacano es lo otro, que es una definición de como debería ser una clase. Que nota como tiene de claro Camilo el objetivo de su clase, muy guevon si deja de enseñar teniendo eso tan claro.
Esta entrada es de esas que uno debe agradecer mucho.
Yo propongo una: que la universidad vuelva a ser un lugar exigente, que el que no cumple el objetivo pierda, y si pierden todos pues pierden todos y punto, hasta que ganen.
Yo soy de que eran jóvenes en 1992 e iba a la universidad en ese tiempo, a mis profesores les tocaba igual que a Camilo, dando la clase para una mano de gente aburrida de estar ahí, una gente que además no sabía que estaba ahí para aprender. (en muchos casos, no todos, si esto lo lee un compañero mio, pues él no era, él era de los que estaban para aprender). En mi opinión no era problema de los profesores de la universidad, era problema de nosotros los estudiantes.
Proponiendo soluciones a problemáticas desde 1974.
Tuve la oportunidad de ver 2 clases en semestres diferentes con Ud. y debo decir que el primer semestre se diferenció completamente del segundo. No se si fué por problemas personales que obviamente no son de mi incumbencia, pero la energía de clase en el primer semestre fue deprimente, muy pocos asistían a clase, la motivación a participar era mínima y los resultados fueron muy pobres. En la segunda el ambiente cambió completamente y los resultados fueron mucho mejores, ir a clase daba gusto y la inquietud de los estudiantes era el reflejo de la energía que enmanaba el docente y la interacción con este en clase.
Por esta razón me parece un poco injusto cargar el completamente el peso del fracaso del curso en los estudiantes.
Lástima porque los que vienen se pierden de una de las clases que, a mi parecer, era de las pocas que verdaderamente aportaban al campo.
Un saludo.
Como estudiante, y no precisamente de las Humanidades, he percibido en mis condiscípulos...
la actitud intelectual mínima;
la inteligencia puramente funcional, regida por cierto automatismo enseñado;
la crítica de caucho, complaciente y despreocupada;
y el maldito inmediatismo inscrito en las cabezas como herramienta necesaria para un éxito que no sobrepasa lo utilitario.
En una semana 120 personas obtendremos el grado de Médico General. Se extiende el quebranto generacional.
Repito, me adhiero al desencanto.
O tal vez simplemente está esperando demasiado de los seres humanos.
Me llamo Katina, soy chilena, y somos colegas. Leí su columna y luego los comentarios... comencé a escribirle pero me salió tan largo... que me fui a un word...
Para cuando terminé, era una carta gigante, impropia de un coment aquí así que decidí publicarla en mi sitio.
Hay en ella empatía, mucha, pero también hay dos experiencias académicas mías que, tal vez, ayuden a recobrar la fe en esta generación.
Si la quiere leer, este es el link:
http://revistamissk.blogspot.com/2011/12/respuesta-camilo-o-una-experiencia.html
Saludos,
Katina
Con mi corta edad y con una visión de mi futuro no tan clara, pero si consciente sobre la situación actual social, política y educativa de mi país me arriesgo a decir que no tenemos la culpa. Si nos damos cuenta y salimos un poco del globo individual en el que vivimos, la mayoría de la culpa no la tienen ni los estudiantes, ni los profesores, la tiene la misma sociedad consumista que ese encarga día a día, hora a hora y minuto a minuto de preconcebir la imagen de humano a la que se debe llegar, la misma comunicación, la sociedad que la acepta y el gobierno que se interesa mas en la acumulación de empresas y menos en la educación, son las mayores razones de esta falta de interés en el desarrollo personal. Si reflexionamos, nosotros mismos somos parte de esa sociedad la cual no funciona con criticas, sino con propuestas de cambio, la respuesta no es dejar a un lado los sueños y las pasiones de educar, la respuesta es unir criterios, unir labores y sobretodo unir generaciones. La conciencia critica no es algo que se aprende en las aulas universitarias ni tampoco en colegios, la conciencia critica esta dirigida por la misma sociedad y hacia la misma sociedad en la que estamos en obligación de aportar algo a ella, no solo por querer sino porque hacemos parte de ella.
Por ultimo. Este semestre que cerro, tuve una clase con el profesor Jorge Giraldo el cual deja el próximo año de enseñar en la Javeriana. Este profesor me acogió y aumento mi interés a las letra y la literatura, pero el punto es que se sorprenderían del amor y la dedicación que este señor le da a la academia y a nosotros los estudiante. Profe, si usted pidiera mi opinión y a la de estudiantes como yo, le diríamos esto. No deje la cátedra universitaria, porque yo se que así como nosotros lo necesitamos a usted, también se que usted nos va a necesitar a nosotros, le vamos a hacer falta, esto no es una etapa, es su vida y como varios autores como Morin o acá en Colombia como Zuleta, afirman que la vida es una complejidad necesaria, sin nosotros su problema y sin usted nuestra solución, la vida seria nimia, seriamos zombies. Me encantaría ver una clase con usted, se lo agradecería al igual que mi grupo de amigos que le afirmo, no somos 5, somos un grupo grande de amigos interesados en lo mismo.
Saludos profe.
Carlos Andrés Ochoa Nieto.
Es el mismo mal: mala lectura, pésima escritura.
Carlos: lejos del texto la intención de matar esperanzas. Es difícil comunicarse con los jóvenes, hay que encontrar la manera.
JO: Muchas gracias por las generosas palabras.
LALU: si lees bien, verás que el texto no quiere echarle la culpa a nadie ni a nada. Sólo está intentando recoger un estado de cosas que veo, que vi en mi práctica docente.
Jonaranjo: por vocación y ganas, Jon. Eran mis principales motivaciones también.
Indalecio: Gracias.
Maggie: muy buen punto. Creo que tus alumnos-profesores tienen razón: quizá los padres le dejan demasiada responsabilidad a la escuela. La educación esencial es en casa, en los primeros años. Justo cuando los papás han conseguido a una niñera o empleada que se encargue. O a una abuela, vecina etc. Habría que revisar eso.
Natalia: no he leído "Los bárbaros". Queda apuntado en la lista de pendientes. Gracias.
Gabriel: siempre hay estudiantes que se destacan, y creo que para esos es que uno se para al frente de un grupo a compartir lo que ha visto de la vida (me niego a poner "lo que sabe"). Un saludo.
Yo fui estudiante de Comunicación de la Javeriana y decidí hacer lo mismo: retirarme. El porqué es bastante parecido. Porque ni mis compañeros ni profesores ofrecían contenidos de calidad; porque así como había materias interesantes, había otras que no lograban el mínimo respeto. Algunos profesores usaron mi dinero para hacerme escuchar a mis compañeros repetir contenidos sin calidad ni algún tipo de creatividad.
Ahora estudio en la Universidad de Buenos Aires. El programa se llama Edición y puedo decirle profesor que la metodología y políticas de la universidad son superiores, que no tengo un compañero que no lea y pueda avanzar en su carrera (y la lectura obligatoria supera las mil páginas.
Siempre hay personas que están en la universidad por motivos alejados del interés académico pero en este país, la universidad regula la permanencia de esos estudiantes. No hay profesores mediocres, no hay una materia que no cueste estudiar.
Entiendo su posición y sé que hay profesores como usted que merecen mejores alumnos pero la universidad en la que trabaja no fomenta la educación de calidad, todo lo contrario.
Espero que su carrera siga con mejor panorama y, si bien, hay que incorporar las nuevas tendencias, lo apoyo en la denuncia a la era digital.
Soy docente universitaria y trabajo desde el campo de la filosofía empleando TIC, me ocurre en ocasiones lo contrario, algunos estudiantes se molestan por el lugar dado a este mundo tecnológico en un campo centrado en la palabra y el texto. Para ellos soy la "nativa digital" que vincula a Kant con herramientas hipertextuales, tamaña paradoja.
Me gradué de periodismo recientemente en una universidad privada venezolana. Tengo 23 años y soy "nativo digital", visito al señor Google diariamente, envío tuits y tengo amigos en Facebook.
Pero leo. Leo muchísimo (al menos eso quisiera creer). Quisiera creer que no encajo en su descrpción, quisiera creer que mis amigos no lo haces. Honestamente, quisiera debatir su postura, pero recuerdo a mis compañeros de clase, a mis hoy colegas comunicadores y no sé si pueda.
Estamos atontados. Y lo peor: nos dejamos atontar.
Pero, al menos yo, trato. Un libro a la vez. Una reflexión a la vez.
Un saludo.
Es un problema generalizado, en todas las áreas del conocimiento. Los estudiantes no ven la importancia de la comunicación escrita lo que, en la vida profesional, les traerá diversos problemas.
Un profesor no es otra cosa que un empleado que tiene que ir a negociar por unas horas mal pagas y encontrarse con algo aún más triste: si exige la Universidad no lo respalda; si pide mayor rendimiento se le acusa de acoso, maltrato; tiene el constante fantasma del estudiante aquel que modificó el sistema ganando una tutela por cuenta del "libre desarrollo" y abrió la fisura latente de la mediocridad; la Universidad está muerta de miedo de la queja que desemboque en menos matrículas.
La calidad exige compromiso, disciplina, constancia, esfuerzo, dedicación. Estas afirmaciones no son de derecha y por favor ahorrémonos los adjetivos políticos peyorativos: somos una cultura que no está dispuesta a esforzarse. Que ve el trabajo como un castigo divino. Este texto que estamos comentando no es paja. Es una muestra real de una generación (no las más reciente, ni las nuevas) del daño vertical que produce no cultivar el trabajo.
Quiere aprender, lea. Quiere estructurar su pensamiento, escriba. Quiere comprender sus fallas, converse. Esto se debe hacer no un ratico, se debe hacer mucho y repetirlo, y volver a empezar, una y otra vez. Nuestra visión de la "plata fácil" desembocó en fórmulas que apuntan a la mediocridad.
Ahí está la Javeriana con sus edificios de mármol, con su "vaticano" ostentoso pensando que eso vende. Ahora el producto cuál es: profesionales flojos. Y aclaro, al lado están Los Andes, La Tadeo, y todas las otras que ven en el estudiante un cliente que paga una plata.
Al profesor le puedo decir que no está solo y lo invito a que contemple otros frentes de aprendizaje y docencia que los hay. No pierda el impulso, piense, descanse, respire otro aire y siga adelante.
Si hay un padre de familia listo a pagar por la educación de su hijo en alguna de esas universidades tenga presente esto: lo están tumbando, a usted y a su hijo o hija. Pero es un tumbe acordado entre todos, tranquilo. Total al terminar no le van a pedir si sabe o no del tema, la van a preguntar "de qué colegio salió" "dónde estudio". Ahora si lo que quiere es ayudar a su hijo, sáquele tiempo y acompáñelo a leer, invítelo a aprender, muéstrele de sus fallas y aprenda con ellos.
Yo estudié en un colegio de esos que se nombran con letras deslizadas, me gradué de esa universidad que vio pasar al profesor que nos convoca a nosotros en este Blog, fui profesor de ella y de otras, estudié en otro país, soy usuario digital y no creo que las fallas estén dispersas entre aparatos o herramientas. Es un miedo peor, una pregunta peor: para qué me esfuerzo si total nada sirve al final.
Estamos corruptos. Ese es el estado y la solución es sacudirnos con mucho trabajo. Permiso los dejo, tengo que ir a leer.
Me molesta que la gente asuma que el profesor es torpe o amargado porque prefiere reflexionar sobre su práctica, sobre las necesidades de sus alumnos antes que ser quien los entretiene.
Creo que las nuevas generaciones olvidaron a soportarse a sí mismos, olvidaron conversar con ellos mismos e identificar sus propias necesidades en vez de correr a suplir las necesidades de terceros. Terceros que les 'susurran al oído' por los medios digitales.
A mí me provoca rabia, tristeza e indignación cuando estoy hablando con un primo mío de 17 años y en menos de nada lo encuentro tecleando ansiosamente en el BlackBerry, yo siempre le digo a mi primo, ¡Eres un puto zombie!, y el me contesta, ¿Ah?. En ese momento me resigno y pienso ¿Qué le pasa a esta gente?
Odio el sonido que produce un BlackBerry cuando vibra, es como un mal presagio y significa que la atención que capté de mi cita se esfumó, que la conversación que tenía con mi amigo ya perdió el hilo conductor. Significa que ya no vamos a poder tener una charla natural, que esa persona 'infectada de BB' no me mirará a los ojos detenidamente durante la próxima hora, no pensará en lo que le digo. Significa que no podrá comunicarse conmigo porque dejará las frases a medio tejer.
Entiendo perfectamente el nudo en la garganta que se te formó al poner punto final a tu carta de renuncia. Es el mismo nudo en la garganta que se me forma a mí cuando no encuentro manera de comunicarme con alguien menor que yo, cuando me resigno, le doy la espalda y me alejo sin saber que va a ser de esa persona en un futuro.
Hace un momento discutía con mi hermana por escribir en el Facebook con terribles faltas de ortografía, ese estilo que tomaron de pronto todos los adolescentes de cortar las palabras y quitar las vocales.
Tengo 25 años, conozco y convivo a diario en este sistema de comunicación web y sin embargo, jamás lo cambiaría por el delicioso placer de leer una obra literaria, de escribir por el placer de hacerlo, pero claro no todos pueden usar la tecnología sin ser absorbidos por ella.
Me conmovió mucho su escrito, a mí me hubiera gustado tener profesores como usted. En todo el transcurso de mi vida académica no hubo un maestro que nos pidiera o alentara a escribir algo más allá a un resumen, y ya en la Universidad, a lo más lejos que llegábamos era a un "ensayo" que en realidad se convertía a un simple comentario personal de algún texto.
https://www.facebook.com/note.php?note_id=10150410897383931
Pero ahora confirmo que no es solo mi percepción, que no alucino ni soy un exagerado. Cuando mis alumnos NO QUIEREN PENSAR, no puedo evitar sospechar que la causa radica en que están inmersos en un ambiente recargado de estímulos de importancia muy fugaz, donde se premia lo fácil, superficial, transitorio y rápido. Y como catedráticos caemos en el juego de premiar "la respuesta correcta", en vez de estimular la lectura paciente, la escucha atenta, el análisis juicioso, el comentario culto y la evaluación racional y objetiva ...aunque confieso que cada vez es más difícil encontrar la manera de provocar algo de esto.
Les recomiendo una nota que escribí al respecto en 2001:
http://www.facebook.com/note.php?note_id=301922213174598
comparto la idea de dejar la catedrá docente pero como una condición temporal que permita una mirada mas reflexiva frente a lo que esta pasando con las prácticas educativas y cono uno puede adaptarse con gusto a esos cambios. Creo que el interrogante por el que esta pasando quedo claramente resuelto en el ultimo párrafo de su artículo, es cuestión de revisar que de lo que hay le interesa a uno, a que le puede apostar y como hacer para no quedarse en la simple tencinificación del instrumento sino en la posibilidad de interactuar de manera más asertiva con las TIC para sacar provecho. Infortunadamente nuestar generación se formo en la docencia desde una visión tradicional pero debe trabajar en un presente moderno y globalizado que exige amoldarse a este, así que mi mensaje es repensar desde la distancia para entrar a jugar y gozarse la vocación de construir conocimiento.
Con frecuencia pienso que una de las fuentes de esta situación es que hemos llegado a un punto en el cual a muchos de los "nativos digitales" no les hace falta crear nueva información porque perciben que todo ya esta listo para ser usado en algún lugar de internet, y sin saberlo, eso los desanima a crear algo realmente nuevo.
Aunque no podemos caer en la desesperanza hay que intentar llegar aunque sea a unos pocos. En tiempos de las nuevas tecnologías es cuando mas necesitamos de personas y profesores como usted.
Una profesora, que hoy con orgullo lo digo, es mi amiga me "salvó", y por eso esto es una invitación a no desfallecer.
Fuerte abrazo.
la visión "útil" de la enseñanza, el "pragmatismo", lo "profesional", los "masters", "universidad y empresa"... todo aniquila la fuerza creadora...
Y a eso súmele la falta de ética y de estética, ja ja
Usted escribe (y escritores no es que queden muchos en estos tiempos) no pierda más el tiempo con sus estudiantes y que no se le haga un nudo en la garganta ¿por qué? ellos no van a prender, usted mismo lo expuso en su texto, tienen padres proveedores...
acabo de leer tu post gracias a dos amistades de facebook que lo han colgado en su muro. Conmovedor. Tu descripción de los porqués y los cómos de tu hacer docente me han gustado e interesado. Se me ocurre decirte una cosa: recuerda que los momentos de evaluación (en tu caso, la lectura de ese resumen pedido)suelen ser lo más difíciles, duros, agotadores y cuestionadores para quienes somos docentes, en nuestro caso, en la universidad.
Si no has enviado la carta a la Javeriana, se me antoja decir: espeeeera. Descaaaansa.
Un abrazo desde Barcelona,
Sí, profesor, estamos viviendo unos cambios muy fuertes y creo que ni Ud. ni yo estamos preparados para lo que se nos viene, aunque muchos de nuestros colegas "traten" infructuosamente de que sus alumnos (as) lean críticamente y escriban algo decoroso; y que además se ufanen de que sus alumnos sí aprenden, a pesar de ellos mismos....
En realidad es hipocresía, para quedar bien con el rector o con sus otros colegas...y ganarse el Premio a la excelencia académica al final del semestre...y los estudiantes siempre se escudan detrás de la frasecita:" es que ese profesor no me hizo amar los libros" o "qué aburrido". Simplemente, te evalúan mal porque les exigiste.
La verdad, es que en la historia de la Humanidad se ha sabido que leer y escribir son dos procesos cognitivos bastante complejos, y que las mayoría de la gente cree que porque escribe en Facebook, sabe escribir.
Mejor lo invito a leer mi blog:
http://www.culturaslenguasyliteraturasdeal.blogspot.com/
A pesar de que lo que voy a decir es 'cándido', les defenderé diciendo que crecieron en el sistema del entretenimiento ligero, del mensaje comercial, de la distracción y la esterilidad. Su cabeza es estéril porque no recibieron el estímulo que invita a dar fruto. Se acostumbraron a sentarse y esperar a que hicieran por ellos, incluso el pensar.
Gracias por decir en voz alta lo que pienso, así sea el susurro del viento para aquellos de los que no surgió el 'Secreto de la vida', que llama Unamuno.
Gracias por su grito a mis oídos.
En el apocalipsis zombi no se puede retroceder nunca, rendirse jamás. No suelte el fusil que luego esos mismos zombis son los que vendrán por el cerebro de sus hijos. Necesitamos a los profesores en pie de lucha.
Mejor tómese su año sabático, viaje, conozca otros zombis con más carisma, así regresa renovado y con fuerza pa' voliarle chumbimba académica a todos esos maricas.
Necesitamos, a mi parecer, un cambio en la forma de pensar de las personas con respecto a la educación para no verla como un medio de enriquecimiento sino como un medio para alcanzar el conocimiento... eso ya muchos lo olvidaron.
Por último, lo invito a leer en mi blog un artículo que escribí a cerca de eso. No espere mucho, soy un Ingeniero Industrial apasionado por la escritura y con el interés de dar a conocer mis ideas.
http://pensandocritico.blogspot.com/2011/11/reflexiones-educativas.html
Y tenemos que aprender, nosotros los viejos, que ahora la información no se analiza (ya está analizada) y no se memoriza (ya está guardada en la red). La información se utiliza y la capacidad de concentración en lo mismo, está dada por la duración de un programa de televisión y de radio: máximo una hora y con 15 minutos de pausas. Ese profesorsaurio, está condenado a desaparecer si pretende poner a leer libros a los estudiantes para que se lo resuman en un párrafo. No los leía yo en mi época ahora menos 20 años después estos muchachos. Y más aún, los resúmenes ya están en la red. Y más aún, no puede pretender que de 20 ó 30 alumnos en una clase, más de 2 tengan interés en resumir libros. Eso ni siquiera es porque sean de esta generación. Es sentido común.
me parece el llanto del resentimiento y la comodidad de asumir que toda evolucion es perfecta. vaya que idea...la evolucion es la maquina que utiliza las experiencias nefastas y las erradica para una evolucion de crecimiento y no solamente el mirar como las cosas se suceden
"Qué pesar esta sociedad. El sector público y el académico se anquilosaron y paquidermizaron. En este texto, claramente, se ve a un profesor mamerto, devora libros, música, arte y cine, de esos que se aprenden el reparto entero de una cinta con el año en que fue lanzada y un mamotreto de datos inútiles. O inútiles no, de esos que llamamos datos cocteleros. Que sólo sirven para hacer alarde de sólo saber basura. Pero cuando llegan a la vida real, no tienen ni idea de cómo funciona el mundo, rápido, vertiginoso, haciendo las cosas en el menor tiempo posible sin contrariar el ser perfeccionistas. Lo digo por experiencia: he visto a este tipo de personajes cómo se la pasan teorizando y no avanzan nada. Teorizan en proyectos de aplicación y no de investigación. Estorban. Y se las dan de sabelotodos metiéndole el palo a la rueda de la bicicleta. Y lo peor, son dizque los generadores de políticas públicas, líneas académicas y proyectos sociales y ambientales. Como bien lo reconoce, no supo comprender a las nuevas generaciones. El paquidérmico fue él. El anquilosado fue él. El problema en esos cursos, fue él. No se le puede pedir peras al olmo, y las nuevas generaciones son eso: no guardan conocimiento, se deslizan a través de él. Profe, adáptese o extínguase al mejor estilo Darwin."
la vida real? de que hablas si no te has asomado siquiera, que comentario tan adolescente en lugar de reverenciate ante el saber de las artes , las ciencias y las letras, que parece que hoy en dia han pasado a la comodidad de una pantalla o al rincon del vago, al copiar y pegar las ideas de otros,pero creo la responsabilidad comienza por casa y lamentablemente fuera de los conflictos socailes de las familias esta una realidad que es clara
Aunque no somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores, hacemos un esfuerzo agotador para evitarlo, y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia. Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más disruptivos, beligerantes y poderosos que antes.
Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. ¿Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros, ni destino?
Le recomiendo el siguiente libro: "Cómo escribir para la web". http://spamloco.net/2009/02/libro-como-escribir-para-la-web-en-pdf.html
Quizás esto sí motive a sus alumnos nativos digitales.
Yo no soy navito digital (tengo 47 años) pero. Soy de la generación de la TV (en blanco y negro y de tubos) y de la radio AM. Cuando nací ya existía el LP, el sencillo, la guitarra eléctrica y la grabadora de carrete abierto.
Siempre mi sueño fue que uno no tuviera que leerse esos mamotretos estilo La Iliada, La Odisea, La Eneida o El Ingenioso Hidalgo Don Quijote... " ¿Por qué nadie me lo puede leer así como mi mamá nos leía las fábulas de Pombo?" pensaba con inocencia. (Hoy eso se llama AUDIO LIBRO)
En el colegio sufrí muchísimo en la clase de Español y Literautra. Sufrí más por la Literatura que por el Español.
A la primera no la podía ni ver. Bueno, la verdad fue que siempre preferí verme la película que leerme el libro. De esa forma nunca saldría defraudado de cine diciendo: "el libro me pareció mejor".
A mí el libro nunca me pareció mejor. Me quedaba dormido (hoy uso la lectura como antídoto del insomnio). Leía si mucho diez páginas al día (y me quedaba dormido). No me rendía nada y así leyera o no el libro me rajaba en el examen de comprensión de lectura apabullado por preguntas donde pretendían que uno memorizara datos inútiles como de qué color eran los zapatos de Fulano de Tal o Pascual.
Sin embargo, me fue bien en español, en composición, gramática, ortografía. También me fue bien en filosofía, historia, matemáticas y física.
Por esas cosas de la vida (quizás malas decisiones) estudié ingeniería huyéndole a los mamotretos. No obstante, al final de la carrera esa parte de mí que siempre le gustaron las humanidades y las ciencias sociales se sentía huérfana y me hizo un reclamo muy fuerto.
Con el tiempo he aprendido a conciliar las nuevas tecnologías con todo lo demás. He escrito en un periódico cultural a pesar de ser ingeniero y de odiar la lectura y de preferir aprender viendo cine, TV, sintonizando la radio, hablando con otros y escuchándolos.
Entonces, estimado profesor, hay que buscarle la comba al palo porque el problema no son los jóvenes de hoy en día. Lo que usted dice hoy es el mismo discurso de mis profesores de los años 1970 (¡en el siglo pasado!) en una época en que los computadores sólo existían en "Viaje a las estrellas" o "Perdidos en el espacio".
Me han hecho llegar este texto suyo con el que me siento profundamente en sintonía. Actualmente prefiero dar clases de alfabetización a alumnos inmigrantes que aun tienen alguna neurona despierta que a nacionales engreídos e ignorantes, incapaces de cualquier esfuerzo intelectual. Y sí, es evidente la decadencia del espíritu crítico, el adelgazamiento de las ideas, de la capacidad expresiva y comprensiva. Entiendo su desazón. La entiendo perfectamente.
Y este texto me ha hecho reflexionar. Este texto me ayudará. Gracias y ánimo.
Lo cierto es que cada vez sospecho más de los argumentos apocalípticos. Creer que somos una generación perdida y que nos miren con nostalgia, esperando a que salgamos a trabajar para que las buenas publicaciones desaparezcan y la sociedad se acabe, me parece exagerado. Es una lástima porque he escuchado que usted es un buen profesor, que hay que aprenderle. Tengo que decirle que su renuncia, además de dejar mucho que desear de mis compañeros, me deja una pregunta mucho más angustiante: A los alumnos curiosos y con sed de búsqueda, que existen y quedan para rato, ¿quién les dará clases que valgan la pena?
El problema es de todos, desde los proto-comunicadores que no se toman en serio su profesión hasta de la forma en la que la Javeriana a organizado el pensúm. No seré fatalista. Un problema de todos se soluciona con la ayuda de todos. Aquí lo que falta es exigencia de parte y parte.
Aunque lo he pensado, todavía no tiraré la toalla. Y mientras sea así, me quedaré para escuchar, me quedaré para aprender de y con los que se quedan. Porque como ellos, creo que es posible y necesario formar buenos profesionales; porque creo que hoy no hay menos manos ni mentes para trabajar desde la academia.
Respeto su decisión y su opinión, pero no puedo evitar entristecerme.
Lo cierto es que cada vez sospecho más de los argumentos apocalípticos. Creer que somos una generación perdida y que nos miren con nostalgia, esperando a que salgamos a trabajar para que las buenas publicaciones desaparezcan y la sociedad se acabe, me parece exagerado. Es una lástima porque he escuchado que usted es un buen profesor, que hay que aprenderle. Tengo que decirle que su renuncia, además de dejar mucho que desear de mis compañeros, me deja una pregunta mucho más angustiante: A los alumnos curiosos y con sed de búsqueda, que existen y quedan para rato, ¿quién les dará clases que valgan la pena?
El problema es de todos, desde los proto-comunicadores que no se toman en serio su profesión hasta de la forma en la que la Javeriana a organizado el pensúm. No seré fatalista. Un problema de todos se soluciona con la ayuda de todos. Aquí lo que falta es exigencia de parte y parte.
Aunque lo he pensado, todavía no tiraré la toalla. Y mientras sea así, me quedaré para escuchar, me quedaré para aprender de y con los que se quedan. Porque como ellos, creo que es posible y necesario formar buenos profesionales; porque creo que hoy no hay menos manos ni mentes para trabajar desde la academia.
Respeto su decisión y su opinión, pero no puedo evitar entristecerme.
Su carta de renuncia me resulta muy conmovedora y creo que logra el objetivo: obliga a reflexionar. Considero que hace bien al tratar de explicar la razón por la que sus alumnos no se interesan en los contenidos del curso y es una lástima que causen revuelo las explicaciones que da, y no la sensación que, como docente, tiene frente a la falta de deseo de aprender de los estudiantes: no se trata de un párrafo que no hayan escrito, sino de no querer hacerlo.
Cuando era estudiante de una universidad pública, los dueños de una fotocopiadora decían que ellos eran capaces de reconocer a un profesor a muchos metros de distancia y decían burlonamente que eran señores de caminar pesado y mirada de desesperanza aprendida ¿qué es la desesperanza aprendida? Es la sensación que da saber que uno tiene que ir a un salón de clases en el que hay 25 estudiantes desinteresados y 5 que tal vez puedan y quieran aprender algo y aún así presentarse. Por eso entiendo que no quiera usted envejecer antes de tiempo y que sea necesario renunciar para salvar su ilusión.
Yo mismo he sido docente universitario (en ciudad, en zonas rurales y en campus virtuales) y he pasado horas irrecuperables de mi vida calificando trabajos copiados de internet. Aunque es inevitable para mí sentir ambivalencia frente a la labor docente ¿estamos para enseñar contenidos o para fomentar el deseo de aprender? la segunda es una tarea no sólo agotadora, también la considero imposible si se tiene como fin último.
Lo malo de esa Facultad es que sigue creyendo que contratar profesores ególatras, presumidos y bulliciosos como usted la hace mejor. ¡Vaya por Dios! Creo que con su renuncia les hizo un favor a los chicos. Y espere unos años para ver si ser el más rápido en Twitter no es el valor predominante... con esa cultura del siglo de la Ilustración, usted no va a durar mucho en donde está.
perdon por las faltas de ortografia. hago parte de aquellos que con un movimiento de un click pretenderémos cambiar el mundo, si es que no amanecemos con la pereza de abrir la interfaz y hacer un click.
Lux Lancheros
En segundo lugar, creo que las facultades de Comunicación y muchas empresas periodísticas están ahora infestadas de mediocres, y no creo que sea solo por que son "nativos digitales", generalización sin fundamento, si no porque la vanidad y la frivolidad está en boga, la sociedad ha frovlizado comunicarse, entenderse, y peor ha frivolizado el conocimiento.
Lux Lancheros
Raramente escrita tu despedida de la cátedra universitaria, pero tristemente real. Soy estudiante universitaria veinteañera, en este momento hago mi trabajo de grado sobre la educación, mas puntualmente sobre las practicas de evaluación de aprendizajes. Es realmente... ¿Triste? ver esta realidad, la mayoría de mis compañeros se comportan igual que tus alumnos (espero de alguna manera ser diferente) esperando la hora de salir a "ganar plata".
Me gustó mucho lo que escribiste, me interesa el tema... aunque lo confieso, soy también una clickera en esta red de información.
Saludooos!
Admiro profundamente su valor como maestro de periodistas y comunicadores, de los muchos profesores que pasaron por la tarima de mi facultad recuerdo con cariño a solo 5 verdaderos maestros, especialmente a aquel que un día me dio a Capote, Fuguet y otros tantos. Es lamentable que hoy los estudiantes no valoren las palabras, lo que significan, lo que expresan y el peso que tienen cuando se reflejan en un medio de comunicación. Pero creo que eso hace parte de mi segunda consideración.
No sólo los estudiantes no dan valor a las palabras. La sociedad se olvido de leer, los padres jóvenes no enseñan a sus hijos a pasar el rato con un libro y los que lo intentamos perdemos la batalla ante la televisión, el facebook o el BB.
Lo más lamentable es que los medios, para los que nos prepararon en la universidad, la mayoría, dejaron a un lado el poder de la palabra y la información para sustituirlo por el de la pauta.
Soy editora en una agencia de noticias internacional, pero, no tengo muchos años, lo que se ha convertido en uno de mis grandes problemas.
La razón? Pese a pertenecer por rebote a la generación digital adoro la lectura, me apasiona la redacción y sobre todas las cosas respeto la palabra y su información, pero por mi edad para muchos "experimentados", que no aprendieron a escribir, pelean a diario conmigo cuando trato de explicarles que con menos palabras se dice más y que frases como "con las lágrimas en los ojos" no son más que una suma de clichés que denotan un tanto de ignorancia.
Espero que por lo menos uno de sus antiguos alumnos valore su decisión y en recompensa aprenda a escribir unas líneas que lo llenen de orgullo.
Pienso que nuestros jóvenes universitarios, particularmente los de las facultades de comunicación social, no saben escribir porque, además del uso extensivo que hacen del "copiar y pegar" para desarrollar sus trabajos, los códigos escritos que utilizan para comunicarse a través de los medios tecnológicos disponibles (e-mail, facebook, teléfonos inteligentes, etc.) son una copia de la inmediatez de sus códigos orales, carentes de toda reflexión, sin la elaboración intelectual ni la estructuración lógica que implica el acto de escribir bien. Por lo mismo, su ortografía es escalofriante.
Estamos acabando con la belleza y la estética implícitas que tiene nuestra lengua escrita por culpa del mal uso de la tecnología y la interpretación errónea de lo que significa la economía lingüística. Ojalá existieran muchas más personas como usted preocupadas por preservar la pureza del arte de escribir, el mejor mecanismo para estructurar y dar permanencia a nuestros pensamientos y contenidos mentales.
Dos días después, cuando abro el periódico EL TIEMPO y veo su columna en página completa a todo color…siento que usted lo que hizo fue un show mediático ¿tenía necesidad de publicar en el tiempo eso?, además después de leer las reacciones en “redes sociales” (atacadas por usted), pero sobre todo de crear mi opinión, considero que usted “se rindió”, por los 3 estudiantes valía la pena haber seguido… igual la culpa no es suya, aunque lo más fácil es echarle la culpa al sistema, desafortunadamente… sí la culpa es del sistema, la educación en este país es triste, la básica, la media y la superior, ahora no comparto que su escrito se haya mediatizado, allí perdió –para mi- seriedad.
Por último ¿Cómo se gradúan estos muchachos de los colegios? ¿Cómo llegan a Universidades como la Javeriana?... allí también esta gran parte del problema.
Que panorama más negro.
Yo te recuerdo del Colegia San Ignacio, estoy completamente de acuerdo con tu renuncia, se nos esta "digitalizando" el cerebro y estamos perdiendo nuestra humanidad, se nos olvido que la tecnologia es una herramienta, pero la estamos viendo como un fin. Felicitaciones.
Andres Quiceno
Su columna en El Tiempo verdaderamente me puso a pensar. Debería estar haciendo cosas del trabajo, y acá me encuentro, hallando las palabras adecuadas.
No estudié ni en la Javeriana, ni mucho menos Comunicación Social. Tristemente en mi ambiente flota el prejuicio de que un periodista javeriano es algo demasiado inútil, y su desánimo me lo demuestra. La desinformación que millones de colombianos verán en la TV, en los periódicos y en Internet en unos años estará en manos de uno u otro de sus alumnos, que hoy se burla de Usted mientras habla mal por una Blackberry (que no fue hecha, en lo absoluto, para mantener su dicción).
Esto me parece más un problema de nivel público, de una educación pésima con infúlas de excelencia, vanagloriada por viejas medallas rídiculas de prestigio. Pese a todo, ser Javeriano seguirá siendo sinónimo de buena cuna, de contactos y de una escala social que la mayoría de colombianos ya ni siquiera anhela, cansados de tanto trajinar por sueños duramente aplastados.
Con muchisimo respeto y humildad te propongo que adaptes tu curso a una serie de artículos posteados en este mismo blog.
Pienso que tus escritos serían un alucinante contenido y material de consulta, y que tu experiencia deberías compartirla, aunque sea aportando al crecimiento del contenido relevante en la web.
Saludos...
¿Mediocridad, banalidad, escritores de rapitienda? Por supuesto, le pegó a todas las anteriores: Sin embargo se le pasa un detalle: Siempre han existido. Recuerdo a mis compañeros en el colegio: tenían un poco más de conocimiento de la sintaxis y la ortografía pero tampoco es que nos la pasáramos hablando y escribiendo sobre física de partículas u otros problemas fundamentales del universo.
Señor Jiménez, lo único que no me gusta de su texto es que le queda a uno la impresión de que éste es un problema de las nuevas generaciones cuando es una tara hereditaria que azota al país desde sus infaustos orígenes. La mayoría de la gente de su generación, señor Jiménez, escribe casi igual de mal o ni siquiera sabe escribir ya que los índices de analfabetismo eran mayores.
Créame, fui corrector de estilo del programa editorial de la Universidad del Valle durante dos años. He leído a la mayoría de los escritores mayores de 35 del país: Su poética repetitiva; el uso descarado y desmedido de las palabras "desnudez” “desencuentro” y “erótico”; la poca originalidad a la hora de plantear una idea y/o escribirla; la mediocridad genética, la dominación cultural evidente (colocarle a los personajes nombres de héroes western como Jack o John) y, sobre todo, la animadversión inconsciente por las vanguardias, para mencionar sólo una perlas.
Lo que ha hecho que lo atormenten las pifias de los jóvenes a la hora de escribir es que ahora el internet expone el pensamiento, y las habilidades de escritor, de cualquiera. En su tiempo sólo "los intelectuales" publicaban, esa gente inteligentísima que vivía en sus castillos llenos y hechos de libros. Tal vez sea por eso que ahora ve tantos errores de ortografía y antes no, ya que antes todo texto publicado en papel (la tecnología de escritura que le tocó a usted) pasaba por un editor. Le aseguro que si muchos de sus compañeros que estudiaban periodismo o filosofía y letras o lo que usted haya estudiado hubieran tenido internet, también mantendría usted con diarrea de ver las barbaridades que publicaban. Pero como no tenían, no publicaban nada, no se veían sus errores y usted cree que no existían. Pero créame, Camilo, ahí estaban.
Ojalá la Javeriana no le acepte le renuncia y pueda vender sus ideas.
Pienso que en este momento no es lo escrito o lo digital; es la fusión armónica entre estas dos formas de comunicación. Cada una de ellas tiene sus pros y sus contras.
Señor Camilo Jiménez,
Mi nombre es Victoria Tobar, tengo 20 años, soy estudiante de Comunicación Social con énfasis Audiovisual de la Universidad Javeriana, y leí su emotiva carta de renuncia. Quiero decirle que no encontré un sólo error de sintaxis, ortografía o cohesión. De antemano me disculpo con usted y todos los que lean esta carta, en respuesta a la suya, porque seguramente aquí sí encontrarán un par. Sin embargo, lo que sí encontré en su declaración -o cualquiera que sea el género al que pertenece su texto- fue una serie de inconsistencias en los motivos que sustentan su renuncia.
(sigue...)
Después de una crítica sobre la disposición de sus estudiantes (que cada vez iba pareciendo más una crítica a sus capacidades, y por ende tomando un tono algo ofensivo, como aquel que refleja esa frase “ no pudieron pasar del resumen”), pasa usted a considerar la posibilidad de que el problema sea usted, y no ellos, cosa que me parece por lo demás muy sensata y válida. Lo que si no lo es, es la actitud que toma usted ante tal consideración. Unas afirmaciones que transpiran sarcasmo, y que se encargan de lavar sus manos de cualquier indicio de culpa. Creo que usted y todos nosotros tenemos claro que las presentaciones en PowerPoint y las películas-resumen no son la mejor herramienta de aprendizaje. Sin embargo, hay algo que no entiendo. Usted critica, principalmente, la actitud adormilada de sus estudiantes, su ausencia absoluta de espíritu crítico y, en consecuencia, sus largos e incómodos silencios durante sus clases. Ahora le pregunto, ¿cree usted que un resumen es el mayor fomento del espíritu inquieto y crítico? Cuando un gran profesor de cine, que tuve hace un par de semestres, me explicó lo que era el neorrealismo italiano, no tuve espacio para la duda. Si el decía que era eso, pues yo confiaba en que eso era. Ahora, lo que hice con el concepto que el introdujo, abrió infinitos escenarios de duda y debate. Señor Jimenez, humildemente le sugiero, si lo que usted quiere es dar una clase en la que la crítica, la duda y el debate sean los protagonistas, que su eje transversal no sea saber hacer un resumen. ¿Qué le puedo preguntar a un resumen? No con esto quiero decir que no sea fundamental para un editor escribir bien y manejar la economía de medios y demás, pero creo que sus críticas deberían ser un poco más coherentes con el tipo de contenidos que usted ofrece en su clase. (sigue...)
Volviendo a su carta, considero una falencia de su parte creer que el único conocimiento válido es el que reside en los libros. Porque señor Jiménez, esa es la premisa que está detrás de toda su exposición. Entiendo que esa pueda ser su visión como editor, y que cuando usted tenía la edad de sus estudiantes esa fuera la única, pero déjeme contarle que hay otras formas, y son igualmente válidas. En ese sentido, creo también que su afirmación según la cual las ideas solo pueden nacer del silencio y la instrospección es debatible. Si bien algunas de mis ideas y preguntas -no sólo académicas, sino tambien sobre la vida- surgen desde ese estado de soledad, muchas otras surgen desde la interacción; con otras personas y otros puntos de vista. La época en la que vivimos permite que esas personas y esos puntos de vista se manifiesten por medios diferentes de la palabra, y no es una desgracia; es una suerte. Hay blogs de arte, de música, de fotografía, de política, de diseño, de lo que usted quiera. Y allí mismo, alguien, en cualquier lugar del mundo, ha condensado una forma de ver la vida. Esta carta es una prueba de ello. Es una idea, que si bien se materializó en la palabra, surgió de uno de esos medios que usted tanto critica; Twitter. Si no fuera por ese medio, tal vez nunca habría tenido noticia de la polémica que su carta desencadenado, y en ese sentido, esta carta, sin importar la validez de su contenido, es un argumento en su contra, al igual que todas las respuestas a favor y en contra que ha recibido hasta ahora por su carta de renuncia. Creer que los nuevos medios sólo sirven para que los jovencitos hablen mierda es, como mínimo, ingenuo.
Hice un conteo similar al que usted hizo con sus estudiantes. He cursado un total de 29 materias, y nunca he repetido profesor. De esos 29 profesores, 3 me han enseñado algo, lo que sea, y uno ha hecho el esfuerzo. 25 profesores han pasado por mi vida desapercibidamente. ¿25 estudiantes no le dieron la talla? Bueno, a mi 25 profesores no me han dado la talla, y a mi no me pagan; yo pago. Se que no es su culpa que nosotros los estudiantes no denunciemos este tipo de cosas. Este es un intento por empezar a hacerlo, como ustedes, profesores, diariamente lo hacen.
Ahora, entiendo que se haya cansado de su oficio. Nadie está obligado a permanecer en un lugar donde no quiere estar. Lo que me parece injusto, es que la culpa (porque sí, señor Jimenez, hay culpables en su texto y es claro) sea de sus estudiantes, que “no pudieron” con usted. Humildemente, creo que su cansancio radica, más bien, en que para usted la docencia es eso; un oficio. Ser profesor requiere de una vocacion inmensa, tan grande quizás como la de un médico. Lo invito, señor Jiménez, con todo el respeto que se merece, a que considere la posibilidad de usted se haya ido por que se dió cuenta, quizás muy en el fondo, de que enseñar no es lo suyo.
(sigue...)
Victoria Tobar.
Eso sí, los otros comentarios merecen una anotación: ¡Pobres cultos intelectuales que tienen que convivir con semejante caterva de tarados!!! Ahora resulta pues, que todos son "intelectuales" luchando contra la corriente.
Tal vez, sus clases eran insípidas, tal vez no inspiraba usted tanto como otros maestros que si han logrado mejores resultados, resultados como usted mismo ( que es taaaan brillante). Muchas veces llegar a clase motivado no es suficiente y leer en papel como una costumbre hermosa no se complementa con un maestro como usted, de esos que llegan a clase sintiendo que son superiores, el lujo de su cerebro no es suficiente para lograr dominar algunas mentes inferiores.
¿ No pudo usted sacarles un párrafo bien hecho? Tal vez, llegar a dar algunos consejos literarios y corregir banales palabras en personas que pasan los 20 años, pero que no han llegado al tercer piso no es su mejor opción. Por eso, está bien que haya renunciado; porque esto no es para usted.
Entiendo su cansancio, porque la gente que no tiene energía se cansa, la gente que no posee la suficiente tolerancia se perturba, y la gente que abandona ( aún despidiéndose con esta carta) también muchas veces es llamada cobarde, así lo llamo yo a usted.
Tal vez su personalidad es de esas que prefieren la costumbre y no los retos. Tal vez es usted, una de esas personas que prefieren el sofá viejo y cómodo a probar la silla nueva de hermoso diseño. No está en discusión tampoco el amor por el libro en papel, no abra los ojos.
Cuando usted piensa no pierde, pero cuando abandona es cobarde, y justificar su partida con esta epístola, le ha dado buena prensa, porque usted no da puntada sin dedal, se lee, se nota.
A lo mejor, ahora si puede publicar un libro y no tenga que desvelarse pensando en su próximo show, aprovechando este impulso le recomiendo, empiece a buscar un editor... obviamente uno no criado por usted, porque usted como lo ha dicho no sabe hacerlo, ah... y por eso es que ¨renuncia¨.
Sí, es verdad los de nuestra edad utilizamos mucho el internet, el "google", la TV, es verídico y quien se siente amedrentado por esto ya es un caso perdido, nos hace falta más amor por la lectura, por la extroversión, por averiguar más de ese mundo que está ahí afuera y nos rodea, que nos pide a gritos una respuesta, el tiempo que pasamos en internet, es tiempo perdido, este mensaje es perdido ya que no estoy haciendo algo productivo, quizá solo estoy dejando una huella, un mensaje para las personas que se dan la tarea de leer este comentario, vacío para algunos, con un trasfondo para otros.
Me despido entristecido pero reflexionado, el tiempo vale algo más que oro.
Lo único que encontré después fue un bello fragmento de su poema Abdicación:
Mi cota de malla, tan inútil,
mis espuelas, de un tintineo
tan fútil, las dejé por la fría
escalinata.
Desvestí la realeza, cuerpo y
alma, y regresé a la noche
antigua y serena como el
paisaje al morir el día."
Era mi propia carta de renuncia que, rompiendo los moldes canónicos, titulé "Adios a la escuela" y que fungió como respuesta a la "invitación" para seguir trabajando en uno de esos importantes colegios que menciona en su texto y de los cuales sale la mayor parte del insumo para las importantes universidades como aquella en que usted dejó de trabajar.
Entonces permítame responder -aunque sea en parte, una pequeña parte- la pregunta implícita que hace sobre las razones por las que alumnos que pasan doce años en colegios privados, tienen banda ancha y se toman con juicio el Milo, no pueden hilar 3 oraciones juntas. Durante los últimos dos períodos de grado once el profesor de filosofía y el de español y literatura, es decir el infrascrito, decidimos coordinar nuestros esfuerzos para que los próximos graduandos sintetizaran el conocimiento lingüístico de sus pasados 10 años y tuvieran a la mano los rudimentos para la elaboración de los ensayos que tendrían que escribir a la vuelta del año. Usamos como pretexto las 6 propuestas de Calvino a fin de hostigar el pensamiento. Nuestro resultado fue estadísticamente inferior al suyo: de dos cursos de casi 20 alumnos cada uno, salieron tres ensayos legibles, un cartapacio para usarlo como papel de reciclaje en la impresora y un "senior" que no lo presentó. Y fueron justamente los padres de este último los que alborotaron el tierrero en la institución. Recuerdo que era un muchacho de apellido Perilla y había perdido hasta la materia fecal (con todas las posibilidades de recuperarla que para ese entonces ya estaban vigentes). Los padres del muchachito hicieron pasar uno por uno a todos los profesores, como en indagatoria de la Fiscalía, para explicar por qué su crío había perdido la materia. A la mamá que era abogada de la Contraloría Distrital y al papá, un prestigioso ingeniero, les parecía una aberración que un simple profesor de español de colegio le demandara en grado 11 a su potencial geniecillo el nivel "universitario básico" de hacer ensayos. Mi furia no encontró escondedero y tan sólo atiné a preguntarles si el joven padecía alguna enfermedad, de la que yo no tuviese conocimiento, que lo había apartado de los 3 ensayos destacables y del resto de la masa. Ninguno de los doctores pudo responder. Ahí. Porque después las directivas nos citaron en grupo e individualmente para "reconsiderar las opciones que pudiéramos ofrecerle a un buen muchacho que estaba a punto de ver truncados sus sueños". Uno a uno mis colegas encontraron dichas alternativas. Yo fui el único ciego o bruto. Y firmé la planilla de notas según la cual un alumno de apellido Perilla reprobaba el grado 11. Ocho días después se graduó con toga y birrete y cuando bajó del púlpito me miró con odio y satisfacción. Esa noche escribí el texto que encabeza esta entrada.
Esta historia no tiene nada de singular; con diferentes matices, actores, materias se repite "en las mejores familias". Todos los años.
"buen vendedor de computadores"! Eso es no entender nada de la era de la información y de la gente que se supone está formando y que está creciendo en esa época. Mi querido "profesor", en la era digital en la que van a trabajar sus alumnos, no van a haber contraportadas con resúmenes de la obra y ni siquiera librerías. Siga creyendo que todo se reduce a que no usó Power Point y el "dinosaurio" será otro. Hay que ser muy presumido y pedante en la vida para afirmar que cuando los alumnos no responden es culpa de ... Ellos.
Y a la Javeriana, que aproveche que usted se fue y que contrate a un funcionario de Amazon que sabe usar Facebook y Twitter para vender libros...
Creo que el punto central está en algo que manifiesta el prof. Camilo: “Lo que han perdido los nativos digitales es la capacidad de concentración, de introspección, de silencio”. Pero por otro lado, yo quedo admirado al ver las habilidades comunicativo-visuales de las nuevas generaciones. Yo me estoy aproximando a dicha “gramática” visual por medio de la fotografía y el vídeo, pero estoy lejos de adquirir las habilidades casi naturales que tienen los jóvenes.
Lo anterior me hace pensar que en este mundo digital, la escritura ya no es vocación de todos los comunicadores. No pocos jóvenes se acercan a la comunicación no por el arduo entrenamiento que requiere escribir bien, sino más bien por las luces y sonidos que ofrecen las nuevas tecnologías visuales, y hasta por la posible “fama” de ser un(a) ser presentador(a) de un programa en un contexto colombiano donde pasarela y comunicación están cercanos. ¿A quién culpar de esto? Ciertamente, la culpa no es solo de los jóvenes...
De todas formas, estoy en partee de acuerdo, Internet genera nuevas capacidades a costa de reducir otras que teníamos. Yo por ejemplo, hoy no soy capaz de escribir una carta de tres folios, si no es con un tratamiento de textos, porque he perdido la capacidad de ordenar las ideas en mi cabeza, antes de iniciar la escritura, como he hecho durante 2/3 de mi vida.
¿Quiere decir que no sé ahora redactar, o que lo hago con otra técnica que antes no existía?
MASV
Estudiantes: le dan mayor valor a la pereza y no desean esforzarse.
Profesores: Se aferran de paradigmas sin estar abiertos al vértigo que nos acompaña a todos.
Universidades: desvergonzadas organizaciones que se lucran del imaginario de seguridad asociado al conocimiento.
o podríamos vernos de otra forma (de las infinitas)
Estudiantes: jóvenes con dudas que necesitan de acompañamiento en un entorno que los considera lastres.
Profesores: apasionados profesionales que creen en la educación como la base del desarrollo humano
Universidades: organizaciones con una misión y visión alineada con la búsqueda de lo mejor de ser humano.
Pero esto exige una lectura propia. Yo sufro de procrastinación crónica y trato todos los días de hacer algo al respecto; padezco de otros males de nuestro tiempo: desconcentración, ataques de pánico informático, indignación de consumidor, inocencia corporativa, etc. Todos los días me levanto pensando que puedo cambiarlos, me esfuerzo.
Estudiante: no se defienda porque lo dicho por Camilo no es una ofensa, es una oportunidad de cambio.
Profesor: Camilo no es el estandarte de una lucha perdida, es un ejemplo que puede ser el suyo pero no es la verdad.
Universidad: mire lo que su silencio y distancia del debate real ha causado: pare de hacer edificios y mire a sus profesores cómo están agotados y sin apoyo; el engaño ha salido a la luz pública.
Camilo: no se deje ganar, siempre son 4 estudiantes, siempre. Uno sólo vale la pena.
Me preocupa sinceramente de los académicos su falta de comprensión por los nuevos lenguajes -códigos comunicativos multinivel con enlaces hipertextos, vínculos e imágenes- y para la muestra un botón de lujo: Un muy querido amigo, a quien admiro como docente y escritor hace un comentario escrito sobre lo que dice William Ospina en una entrevista y me parece emotivo por lo expresado en el comentario y como escucha no está desprevenido...
Cada disciplina está enredada en su propia forma, él en la historia, y las asignaturas de literatura no son lo más atractivo para despertar el interés y atrapar a los estudiantes citados, la conducta global no quiere seres reflexivos sino productivos.
La entrevista con William Ospina http://www.agendasamaria.org/wp/?p=9407
Bertha Bogotá
Comparto al 100% tu sentimiento y espero encuentres no solo el espacio sino también a estudiantes con deseos de aprender de la mano de un buen profesor.
Suerte!
Es necesario perder el miedo, dejar el rechazo y acercarnos más a esa brecha gigantesca que las TIC han abierto, la decisión es de cada quien. Para los nativos los inmigrantes somos un gran signo de interrogación (¿?) pero también ellos son un misterio para nosotros...Los invito a leer mi recien inagurado blog http://betweengenxandgeny.wordpress.com/
Eso si da tristeza profesor. No sera que usted, como tanta personas en este mundo, tambien quiere un poco de protagonismo?
Siga profesor con la juventud divino tesoro,Para ser profesor hay que tener vocación,como lo tuvo CRISTO que con 12 alumnos CAMBIO el universo.Adelante Gran Maestro.Se que tiene en el mundo buenos alumnos.
Iré contestando poco a poco algunos de los comentarios colgados aquí. Imposible hacerlo con todos. En cualquier caso, gracias a todos por comentar. Lo importante es la discusión inteligente, ¿no?
A las universidad es privadas solo les interesa el lucro. No hay apoyo a la investigación, a no ser que seas un profesor de tiempo completo, lo cual implica tener varios cursos, asistir a reuniones interminables y cuidarte de no llenarte de enemigos entre tus compañeros. Al final tienes que sacar alguna flamante investigación que probablemente a nadie le interese y solo unos poquísimos van a leer. Pero eso es suficiente para callarle la boca a muchos, para asegurarte en tu puesto y para tener protegido tu feudo.
Acá la invitacion:
http://www.banrepcultural.org/evento/club-de-cl-sicos-taller-sobre-uso-de-medios-en-el-aula-para-trabajar-los-tres-cl-sicos-estudi
Y una referencia en:
www.literaclasicos.blogspot.com y http://self-writers.blogspot.com/
Profesor Camilo lo invito a ser un reality de comptencias literarias y competencias digitales, quizá el poducto sea mucho mejor a parrafos mas escritos.
GHeysel Naranjo
http://gheysel.blogspot.com/
Acá la invitacion:
http://www.banrepcultural.org/evento/club-de-cl-sicos-taller-sobre-uso-de-medios-en-el-aula-para-trabajar-los-tres-cl-sicos-estudi
Y una referencia en:
www.literaclasicos.blogspot.com y http://self-writers.blogspot.com/
Profesor Camilo lo invito a HACER un reality de competencias literarias y competencias digitales, quizá el poducto sea mucho mejor a parrafos mal escritos.
GHeysel Naranjo
http://gheysel.blogspot.com/
buen texto
Una madre afortubnda de que su hijo no lo tenga de profesor.
leonor
Una madre afortubnda de que su hijo no lo tenga de profesor.
leonor
Lo más importante es alimentar el ambiente javeriano –cool- para que los estudiantes se amañen en la universidad y gasten más en las cafeterías de la universidad; La universidad cada vez se parece más a un centro comercial, el ejemplo a seguir es la universidad de los andes, con sus flamantes edificios santodomingo, laserna con cafeterías como para el andino, el retiro y salitre plaza.
Se quieren parecer –unas y otras- a los andes, pero terminan todas, TODAS por parecerse a la universidad del prócer moreno de caro, a la que fue cerrada hace unos años, pero pudo reencarnar en TODAS. ¿Y esto que significa? Que lo importante es la plata del estudiante, lo que vale es estar en la universidad, tener contentos a los que pagan y no exigirles mucho para que no se aburran.
Los estudiantes llegan cansados, sin tener claro para que sirve saber. ¿Para qué sirve saber en este país?
El profesor no puede ser muy exigente, sino el problema está en el. Puede ser mal evaluado por sus clientes y esto le cuesta que no se le renueve su contrato.
Por tanto muchos alardean de que sus estudiantes adoran su clase. Dicen que logran resultados increíbles y que ellos si saben llegarle a sus estudiantes hasta conseguir gran calidad, pasión y compromiso.
Se puede pasar por un curso sin leer, nadie lo echara de menos, nadie reclamara.
Desde mi organización, Escribir No Muerde, estoy trabajando en los temas que usted toca y me parece urgente proponer soluciones.
Mi proceso de 15 años está documentado en mis libros: Escribir No Muerde. Entre el vértigo y la pluma. Con tinta en las entrañas.
¿Le interesa que trabajemos en soluciones?
Mi correo electrónica es escribirnomuerde@hotmail.com y mi página web
www.escribirnomuerde.com
Miguel Fernando Caro Gamboa
Director
Escribir No Muerde Taller Creativo
"Tal vez parezca una utopía, y lo es sin duda en sus detalles, pero pase lo que pase en el futuro, no creo que la palabra impresa tal cual la conocemos hoy sobreviva a la revolución informática. Debemos admitir que, de una manera o de otra, la galaxia Gutenberg ha muerto."
Tomado del libro "mas alla de la velocidad de la luz" del fisico teorico joao mageijo. E-Pub (edicion para internet). Se puede bajar de forma gratuita de la red.
No necesariamente estoy de acuerdo con las 2 citas del mencionado cientifico. Son tomadas de 2 partes diferentes del del capitulo 11: La mañana siguiente.
Sin embargo es bastante diciente que un cientifico de su talla que ha logrado hacer tambalear el concepto de la invarianza de la velocidad de la luz se atreva a hacer esos comentarios.
Estamos en un tiempo de cambio en la forma de acceder y utilizar el conocimiento y no necesariamente los nativos digitales van por el sendero equivocado.
En muchos sentidos los "mayores" tenemos que tener la humildad y el valor de cuestionar nuestros paradigmas y aprender muchas cosas de los jovenes. Esto no quiere decir que nosotros no tengamos nada que enseñarles (tenemos y mucho) pero nuestro deber como profesores es buscar como "seducirlos" al conocimiento utilizando las herramientas que se requieran.
No dudo de sus capacidades como escritor ni de sus mejores esfuerzos para llegarles a los estudiantes pero como profesor pensionado que soy, siempre considere que la mayoria de mis estudiantes fueron excelentes (naturalmente hubo algunas excepciones) y muy deseosos de aprender.
Me disculpa si en esta nota no coloque tildes pues en el teclado que estoy utilizando simplemente no existen (o no se como encontrarlas).
Saludos de un profesor retirado
Federico uribe.
Me gustó mucho este artículo. En mi caso, uno muy personal, debo decir que el internet y algunas redes sociales han resuelto en gran parte mis problemas de adaptación en sociedad.
Como alumno debo decir que he visto esa indisposición e indiferencia para el estudio. No sé a quién culpar. Depende la mayoría de las veces, del interés que despierte la materia y de la dinámica del profesor al dar la clase. Hay materias sumamente interesantes que pueden convertirse en una pesadilla sólo porque el profesor no funciona como tal: omite contenidos, comete errores, divaga interminablemente, habla innecesariamente de su logros académicos o su vida privada, asiste bajo los efectos del alcohol, etc. Me ha sucedido, no lo invento ahora. No creo que esta situación cambie a menos que decida retirarme. No obstante considero que hay profesores muy preparados a quienes no se presta atención únicamente por “ladilla”, fastidio general. No me reconozco en estos últimos.
Continúo declarándome ignorante y reconozco mi dureza al reconocer a un profesor mediocre más aun por lo mucho que me cuesta el estudio en general.
Por último diré que daría cualquier cosa por tener clases con el Profesor José Urriola por quien tengo gran admiración.
Disculpen las faltas ortográficas o de redacción que el texto pueda tener. No se construye un edificio en un día o dos.